‘Breakdance': deporte o entretenimiento

Actualizado
  • 05/03/2019 01:00
Creado
  • 05/03/2019 01:00
El popular baile estadounidense podría ser una de las grandes novedades que la organización de los Juegos Olímpicos de 2024 en París pretende incorporar en el plan de competencias como ‘deporte olímpico'

¿Pero el breakdance es un deporte?

Esa era la pregunta recurrente durante la presentación en la que los organizadores de los Juegos de París en 2024 anunciaron que propondrán que ese baile nacido en los años 70 en el Bronx neoyorquino integre el programa olímpico.

‘En el momento en el que hay una prestación física, arte y una competición, creo que es indudable que es un deporte', respondía a esa cuestión Lilou, uno de los mejores ‘b-boys' de Francia.

En 45 años de vida, esta disciplina ha dado el salto desde las calles del barrio de Nueva Yorl en el que nació hasta el Olimpo del deporte, para disgusto de otras disciplinas que se veían más legítimas.

‘Vale que perdamos contra el squash , pero ¡¿contra el breakdance ?! Es alucinante', aseguraba el presidente de la Federación Francesa de Billar, Jean-Pierre Guiraud, incrédulo con la decisión de París 2024.

Pero ya no hay vuelta atrás. Si a finales de 2020 el Comité Olímpico Internacional (COI) acepta la propuesta de los organizadores, el breakdance se codeará con atletismo, natación, y las 28 disciplinas tradicionales.

Desde que en los años 80 comenzó a organizarse como un deporte, su momento álgido había sido el año pasado, cuando formó parte del programa de los Juegos Olímpicos de la Juventud que se desarrollaron en Buenos Aires. En París podría dar un paso más hacia la consagración.

La capital francesa, que promete competiciones en sus monumentos más emblemáticos, propondrá este deporte urbano, muy seguido por los jóvenes y con un fuerte arraigo en las redes sociales, características que han atraído a los organizadores, deseosos de proponer unos Juegos más frescos.

Se verían así los tradicionales corrillos, la música hip hop y las contorsiones a ras de suelo, que son valoradas por un jurado. La competición se desarrolla en forma de duelos.

Los participantes descubren la música del ‘DJ' en el momento de comenzar su actuación, lo que añade otro elemento más de picante, capacidad de improvisación y adaptación.

El jurado debe puntuar en función de la técnica empleada, del nivel de las acrobacias y también de la adaptación a la música y del punto de vista artístico.

‘En ese sentido es muy similar a lo que sucede en el patinaje artístico, aunque con la dificultad añadida de que no son programas preparados de antemano y que no hay ejercicios obligatorios', asegura una portavoz de la Federación Francesa de Danza.

Agrega que ‘cuanto más técnicas son las acrobacias y cuanto más espectacular es el ejercicio, más puntos obtiene'.

A partir de ahí, se establece un sistema de eliminación similar al del judo, hasta que se atribuyen las medallas.

Las próximas colgarán del cuello de los ganadores en junio en China, escenario de los Campeonatos del Mundo de la disciplina.

La siguiente gran cita será en septiembre, durante los Juegos Mundiales Urbanos que tendrán lugar en Los Ángeles.

Con el breakdance , París 2024 quiere entrar de lleno en la cultura urbana: atraer a jóvenes conectados, que se sumerjan en la cultura olímpica.

En la misma línea van los otros tres deportes propuestos para integrar el programa en 2024, el surf, la escalada y el skateboard , que ya estarán en Tokio el año que viene.

El mensaje es claro. París apuesta por deportes urbanos, jóvenes, muy presentes en la era digital. Condiciones que, como ningún otro, cumple el breakdance .

DEPORTES ‘CONDENADOS'

La decisión de los organizadores de los Juegos de París de proponer el surf, la escalada, el skateboard y el breakdance como deportes adicionales en la edición de 2024 condena al karate a una fugaz vida olímpica, limitada por ahora a los Juegos de Tokio 2020, y obliga al béisbol y al sóftbol a una nueva despedida.

La búsqueda de ‘elementos innovadores, creativos y que rompan con los códigos existentes' está, según explicó el director de Deportes, Jean Philippe Gatien, en el origen de esta decisión, un guiño evidente al público joven con el que el Comité Olímpico Internacional (COI) quiere reforzar lazos.

La gran sorpresa ha sido la inclusión del breakdance , novedad absoluta en el programa olímpico.

Pero, en igual medida, es totalmente inesperada la exclusión del kárate, un deporte de enorme popularidad en Francia, donde se disputa la prueba más prestigiosa del mundo, solo por detrás de los campeonatos del mundo, el Abierto de París.

El presidente de la Federación Mundial de Kárate, el español Antonio Espinós, mostró de forma inmediata su ‘tristeza' por la decisión.

‘Nuestro deporte ha crecido exponencialmente en los últimos años y aún no hemos tenido la ocasión de demostrar nuestro valor como deporte olímpico, puesto que haremos nuestro debut en Tokio 2020', expresó Espinós en un comunicado.

Según el dirigente, su federación había trabajado ‘sin descanso' para alcanzar su meta de mantenerse en el programa en los Juegos de 2024.

‘Creíamos que habíamos cumplido todos los requisitos y que reuníamos todas las condiciones. Pero hemos conocido que nuestro sueño no será realidad'.

Los lamentos de Espinós se unen a los de algunos jóvenes karatecas a los que la edición de Tokio 2020 les llega demasiado pronto, pero que tenían puesta la cabeza en París 2024. Es el caso de la española Lidia Rodríguez, subcampeona mundial de katas por equipos. ‘Decepción, tristeza, injusticia', dijo en sus redes sociales. De parecida manera se pronunció su pareja, Sergio Galán, campeón europeo y subcampeón mundial en la misma especialidad:

‘Hoy un sueño, un objetivo, una meta se han esfumado de golpe. Triste por la noticia de que el Comité Organizador no haya propuesto el kárate para los Juegos Olímpicos de París 2020'.

‘El karate ha crecido, y no parece justo que solo compitan en una olimpiada. Eso nos entristece mucho',

ANTONIO ESPINÓS

FEDERACIÓN MUNDIAL DE KARATE

Según las normas del COI aprobadas en 2014 para la actualización del programa olímpico, a los deportes permanentes se pueden añadir en cada edición hasta otros cinco, a propuesta de la ciudad organizadora de los Juegos.

La primera que tuvo potestad de emplear esta prerrogativa fue Tokio, que eligió kárate, béisbol/sóftbol (hombres/mujeres), escalada deportiva, surf y skateboard. Cuando le ha llegado el turno a París, su elección ha sido diferente.

Los karatecas que se proclamen campeones olímpicos dentro de 17 meses en Tokio pueden ser los primeros y los únicos, si el paso de este deporte por los Juegos es definitivamente flor de un día.

Los españoles Sandra Sánchez y Damián Quintero, máximos aspirantes al oro en la modalidad de katas, pueden convertirse en protagonistas privilegiados de la breve historia olímpica del kárate.

Más acostumbrados a los cambios están el béisbol y el sóftbol, deportes que se unieron en una única federación precisamente para facilitar su admisión en el programa de los Juegos, con un torneo masculino y otro femenino, respectivamente.

El béisbol debutó en los Juegos de Barcelona de 1992, mientras que el sóftbol se estrenó en los de Atlanta'96.

Ambas disciplinas se disputaron también en Sídney 2000, Atenas 2004 y Pekín 2008, antes de ser retiradas.

Tokio 2020 supondrá un nuevo hola y adiós. La imposibilidad de contar durante la quincena olímpica con los jugadores de las ligas profesionales, la cuota de 234 deportistas prevista para Tokio y la necesidad de un estadio propio son las consideraciones que han condicionado la entrada definitiva del béisbol en los Juegos.

Pese al varapalo que supone la decisión ahora conocida, los peloteros tienen al menos la esperanza fundada de que Los Ángeles, ciudad organizadora de la edición de 2032, sí les incluya en su programa.

El surf, la escalada y el monopatín, por el contrario, superan la criba de París 2024 y prolongarán su vida olímpica al menos un ciclo más. Otros deportes que llamaban con insistencia a la puerta, como el squash (con el apoyo activo del tenista Roger Federer) y la petanca, no podrán aún ni intentarlo.

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