Carlota Gooden, la primera abanderada en unas olimpiadas

Actualizado
  • 19/07/2021 00:00
Creado
  • 19/07/2021 00:00
Hoy con 85 años, la atleta panameña nos abrió las puertas de sus recuerdos y los grandes momentos que vivió en los años 50, cuando era considerada la mejor corredora del istmo y conocida como la 'Bala panameña'
Las velocistas Dolores, Carlota y Adelina escuchan el himno nacional, tras dominar los 50 metros de los Bolivarianos de Caracas 1951.

Carlota Gooden buscaba entre sus diversas fotos las que enmarcaban los momentos inolvidables que vivió como atleta, y que le permitieron representar alguna vez a su alma máter, a su universidad y a su país.

Nos abrió las puertas de sus recuerdos en una entrevista imprevista, y con ella recorrimos gran parte de esos momentos que vivió en los años 50, cuando era considerada la mejor corredora del istmo y conocida como la 'Bala panameña'.

Han pasado 70 años desde entonces y, es por ello, que nuestra interlocutora vacila en algunos momentos, aunque aún recuerda ese cortejo atlético que la acompañó.

“He pasado casi todo el día buscando las fotos y los artículos. ¡Qué buenas memorias!”, nos dijo Carlota, hoy con 85 años.

A pocos días para que Tokio abra sus puertas a los XXXII Juegos Olímpicos, les presentamos a la primera mujer en llevar la bandera nacional en unas olimpiadas, cuando fue distinguida para tal misión en Roma 1960.

Dolores, Carlota, María y Gloria, conocidas como 'Las flechas panameñas', dominaron la clásica centuria en los Centroamericanos de México 1954.

Esos juegos marcaron un antes y un después en la participación istmeña, ya que, además, fue la primera ocasión en que nuestra representación tuvo más de un atleta y en más de una disciplina.

Sus primeros pasos

No obstante, hablemos primero de la atleta que nació y se crió en la comunidad de La Boca, una de las áreas capitalinas más antiguas del sector que se conoció como la Zona del Canal.

“Mis padres eran panameños y mis abuelos eran inmigrantes de las Antillas. Mi papá nació en Nombre de Dios y mi madre en Gorgona”, apuntó.

Carlota Gooden recibe el testigo de Silvia Hunt (extremo derecho), durante la final de los 100 metros planos del Iberoamericano Atlético de Chile 1960.

Carlota en poco tiempo se convirtió en una de las deportistas más aclamadas de su escuela. “Me inicié como atleta siendo estudiante en La Boca y me consideraba muy buena corriendo (...), ganaba casi todo el tiempo”, sostuvo.

Esas aptitudes la dieron a conocer, a tal punto que siendo una adolescente ya era miembro del equipo nacional de atletismo, y sus conquistas la hicieron acreedora en dos ocasiones del título de 'Atleta del año', el primero en 1951.

A pesar de ello, nunca dejó de entrenar en La Boca junto a su entrenador local, pero para las competencias internacionales lo hizo con Carlos Belizario.

Triunfos a granel

En los juegos Bolivarianos de Caracas, de 1951, con apenas 15 años de edad, obtuvo las preseas de oro de los 50 y 100 metros planos, y el primer lugar de la posta 4x100 con Dolores Worrell, Adelina Bernard y Esther Steward.

Carlota Gooden cuenta hoy con 85 años de edad.

En los 50 metros, Dolores y Adelina escoltaron a Carlota, mientras que en los 100, Adelina ocupó el segundo lugar.

Tras ese triunfo fue que comenzó a ser llamada la 'Bala panameña'. “No recuerdo muy bien quién me puso ese nombre, pero me parece que ocurrió cuando mi tío Allan Toussaint me llevó al hipódromo, después del triunfo en Caracas”, expresó.

“Mis padres estaban muy orgullosos de mis triunfos y de que corriera por Panamá”, añadió Gooden desde Miami.

Después llegaron otras victorias a nivel local, con ribetes internacionales. En abril de 1952, en el marco clasificatorio para ir a las Olimpiadas, medios extranjeros dieron cuenta de su actuación en un torneo selectivo en el estadio Olímpico.

Carlota había mejorado las marcas centroamericana y panamericana (12.1) y el récord bolivariano (12.5) de los 100 metros planos, deteniendo el cronómetro en 12 segundos exactos.

Dos días antes en los Relevos de Balboa, había ganado las 100 yardas con crono de 11 segundos, muy cercano a la marca mundial de 10.8 de la holandesa Fanny Blankers, en ese momento campeona olímpica.

Aun así, Panamá volvió a repetir la historia de las dos ocasiones anteriores y solo envió un atleta a Helsinki, debido a razones de tipo económico.

Sin embargo, esto no fue óbice para que decayera en su empeño. En 1954 se llevó la clásica centuria de los Centroamericanos y del Caribe en México, así como los relevos de los 400 metros con Dolores Worrell, María Bell y Gloria Tate.

Carlota señaló que ya para ese tiempo los diarios locales les habían puesto motes, como 'Las saetas panameñas', 'Las gacelas negras' y 'Las flechas panameñas'.

Un año después se ganó una beca para estudiar en la Universidad de Tuskegee, Alabama, que contaba con uno de los principales programas atléticos para mujeres afroamericanas.

Gooden siguió compitiendo, ahora representando también a su universidad. Fue así como en 1959 participó en los Juegos Panamericanos de Chicago, donde obtuvo una presea de plata en los relevos y dos de bronce en forma particular.

Junto a Loraine Dunn, Jean Holmes y Marcela Daniels ganaron plata en el relevo 4x100 metros, mientras que logró bronce en los 60 y 100 metros planos.

La cita olímpica

Los juegos de Roma fueron de gran significación para el deporte panameño, ya que por vez primera se concretaba una participación significativa, y una dama era su abanderada.

“Fue un honor para mí llevar la bandera en Roma”, destacó Carlota.

Atrás quedaban las solitarias participaciones de Adán Gordón (1928), Lloyd LaBeach (1948) y Carlos Chávez (1952).

En la cita también estuvieron las velocistas Holness, Dunn y Silvia Hunter, la esgrimista Stela Espino, el luchador Eduardo Campbell, y los pesistas Ángel Famiglietti y Alberto Gumbs.

Sin embargo, no fue la mejor presentación para nuestras velocistas, y según sus propias palabras: “No lo hicimos bien”.

“No pensé en participar más después de graduarme en la universidad (mayo de 1960) y cuando fui a Roma, realmente no estaba preparada”, explicó.

El grupo aceptó porque había un compromiso y, porque de alguna forma, así le reconocían la ocasión en que los dejaron prácticamente 'vestidos y alborotados'.

No obstante, ese mismo cuarteto de féminas tuvo una revancha ese mismo año, al ganar el relevo 4x100 del Iberoamericano de atletismo realizado en  Chile, superando a las argentinas y a las del país anfitrión.

Además, Carlota ganó los 100 metros lisos, en tanto que Jean Holmes y Loraine Dunn se hicieron de las medallas de oro y plata, en ese orden, de los 200 metros planos.

Camino a la vida civil

La competencia en Chile marcó la despedida de las pistas de Gooden, quien se graduaba de educadora física, además de ser reconocida como la 'Atleta del año' en la Universidad de Tuskegee.

Inmediatamente empezó a trabajar en la escuela secundaria de Rainbow City, en Colón, hasta 1974, cuando se traslada a Estados Unidos y comienza una nueva experiencia como bibliotecaria, profesión con la que se jubiló.

Madre de dos hijos, uno de ellos nacido en Panamá, y con cinco nietos y otros tantos bisnietos, Carlota está agradecida de que aún se le recuerde en el país, porque siempre estuvo orgullosa de representarlo.

“Es cierto, siempre me sentí muy orgullosa de representar a mi pequeña patria, Panamá”, concluyó.

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