Sin culpables y con consecuencias

Actualizado
  • 18/12/2008 01:00
Creado
  • 18/12/2008 01:00
En medio de todo el torbellino de acusaciones en escalada y demás información que se está publicando en los medios de comunicación en to...

En medio de todo el torbellino de acusaciones en escalada y demás información que se está publicando en los medios de comunicación en torno a la “pérdida temporal” de la franquicia y preferencias arancelarias que otorga la Unión Europea a Panamá, por la no renovación oportuna del Sistema de Preferencias Generalizadas (SPG), las autoridades panameñas deben realizar todo cuanto puedan y esté a su alcance con miras a solucionar este problema.

El comunicado en el que el gobierno de Panamá manifiesta su rechazo por la referida exclusión y la noticia en torno a una posible demanda a la Comisión Europea por la decisión “unilateral” de este organismo por un supuesto error administrativo y comercial atribuible a la actual administración, no puede sino traer más desaciertos y repercusiones negativas a nuestro país, toda vez que al margen del SPG, Panamá se encuentra negociando junto con los países Centroamericanos un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea y se encuentra en la fase de ejecución inicial de un nuevo Plan Plurianual de Cooperación.

La figura del euro bono que actualmente explora el Ejecutivo para compensar la pérdida de las preferencias arancelarias debería ser examinado muy cuidadosamente, ya que podría equiparase al certificado de abono tributario (CAT), entendiéndose que todo subsidio directo a las exportaciones es rechazado por la Organización Mundial de Comercio, por ser considerado como una práctica desleal, siendo precisamente ésta, una de las causas por la cual la Unión Europea podría decretar una “retirada temporal” de los regímenes preferenciales arancelarios a un país beneficiario.

Las autoridades responsables deberían estudiar a fondo el Reglamento (CE) No. 980/2005 del Consejo de la Unión Europea de 2005, relativo a la aplicación de SGP, más específicamente en lo atinente a la “retirada temporal” de los regímenes preferenciales a los países beneficiarios del Régimen Especial del SPG drogas, ahora denominado SPG-PLUS, como es el caso de Panamá.

Si bien es cierto, como alegan las noticias que Panamá presentó en fecha tardía la comunicación oficial a la Comisión Europea, también es muy cierto que Panamá ha cumplido con todos los requisitos necesarios para hacerse acreedor a estos beneficios.

No ha habido “incumplimiento sistemático” de los procedimientos correspondientes, ni violación grave y sistemática de los convenios de la ONU y la OIT referente a los derechos humanos y de los trabajadores, ni prácticas desleales graves que han tenido efectos negativos para la industria de la Comunidad Europea.

Es muy severa la aplicación de esta medida por parte de la Comisión Europea a Panamá habida cuenta que las exportaciones panameñas a Europa no representan la más mínima amenaza para los productores europeos, pero que sí representan aproximadamente un 33.2% de nuestras exportaciones totales, siendo considerados todavía como un país en vías de desarrollo.

Pero en vez de estar culpando a la Unión Europea por este desacierto comercial, habría que buscar una solución adecuada al problema, independientemente de que le corresponde a las autoridades pertinentes deslindar responsabilidades y aplicar las sanciones que le asistan por esta negligencia administrativa.

En lo que resta del año, se debería lanzar una ofensiva diplomática que no culmine con la sola visita a Bruselas del Viceministro de Relaciones Exteriores y del Viceministro de Comercio Exterior de Panamá, sino que sea al “más alto nivel” y que involucre además a los gremios empresariales afectados por esta exclusión.

El tema es serio, como lo es complejo entender y trabajar con la Unión Europea, pero debe atacarse articuladamente, combinando esfuerzos ante todas las instancias posibles dentro del seno comunitario.

No es una tarea fácil; se va a necesitar un esfuerzo conjunto, pero bien estimo que los exportadores y comerciantes panameños merecen que se lleve a cabo un despliegue diplomático y comercial titánico.

Pongamos en práctica las destrezas y habilidades de nuestros diplomáticos y negociadores comerciales en este nuevo desafío.

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