¿Reinventando el dinero?

Actualizado
  • 09/08/2009 02:00
Creado
  • 09/08/2009 02:00
COLOMBIA. Son variadas las formas de mantenerse a flote ante la crisis. Los franceses ahora hacen más pequeñas sus baguettes.

COLOMBIA. Son variadas las formas de mantenerse a flote ante la crisis. Los franceses ahora hacen más pequeñas sus baguettes.

Los estadounidenses se bajaron de sus 4x4 y volvieron a los carros pequeños para ahorrar gasolina. Las aerolíneas de bajo costo quitaron definitivamente las comidas y algunas proponen, incluso, viajar de pie. Otros, sin embargo, van más allá del simple ahorro y proponen otras formas de circulación del capital: ferias de trueque y sistemas basados en monedas alternativas.

La tendencia es global y toma fuerza con rapidez. Entre los proyectos de trueque más destacados se cuentan el tianguis (mercado) Tlaloc de Ciudad de México, el Mutirao de Trocas Solidarias de Río de Janeiro, el Fureai Kippu en Japón y el proyecto holandés Strohalm. Plantean una alternativa creativa al consumismo desenfrenado y estimulan el intercambio en pequeñas redes locales, como contrapeso a los mercados transnacionales. También tienen un trasfondo ecológico y se basan en el paradigma del desarrollo sostenible. Creen en una economía no competitiva, más humana y solidaria.

DINERO ALTERNATIVO

Las monedas alternativas no se quedan atrás. Su propuesta consiste en imprimir localmente una moneda que mantenga el capital circulando en la comunidad. Esto protege la producción local y fortalece los lazos sociales.

El sistema de dinero alternativo más grande del mundo funciona en el condado de Berkshire, en el estado norteamericano de Massachussets. Sus billetes, los BerkShares, se adquieren en los bancos locales a cambio de dólares, y se usan en infinidad de negocios, desde peluquerías hasta tiendas de alimentos. Desde su invención, en 2006, ha circulado un equivalente a 2,5 millones de dólares en BerkShares en el comercio local.

Otra exitosa experiencia es el Chiemgauer, moneda inventada en el distrito de Chiemgau en Alemania. En mayo circulaba con un equivalente a 370.000 euros y contaba con 3.000 miembros y 600 negocios como restaurantes, panaderías, estaciones de biocombustible y una red de supermercados orgánicos.

Existe además una tarjeta débito basada en esta moneda. El Chiemgauer es una de las 16 monedas regionales que han emergido en Alemania y Austria desde el lanzamiento del euro.

Colombia no se queda atrás. Cada fin de semana en algún municipio de Antioquia hay alguna feria de trueque en curso. Se intercambia de todo: ropa, manualidades, alimentos, literatura y hasta masajes.

V arias empresas de transporte ya aceptan el Floricambio, la moneda alternativa que facilita el trueque en la zona de Santa Elena. Y una vez al año se organiza el “triqui trueque”, un gran mercado estudiantil que reúne estudiantes de primaria y secundaria de 39 municipios.

INTERCAMBIO Y TRUEQUE

“Cada persona es portadora de saberes y habilidades con los que puede ofrecer productos y servicios. Todos los seres humanos tenemos la condición de prosumidores, a la vez productores y consumidores. Esa es nuestra riqueza social y desde allí queremos encontrarnos en un mercado que no nos excluya”, dice John Jairo Cano, líder de Proyecto Trueke, una iniciativa que lleva 15 años en Antioquia.

La organización colombiana “Trueque y quinua” montó en 2004 una inmensa feria de trueque en Zipaquirá, en donde alumnos y padres de colegios trocaron libros, uniformes y útiles.

“Se intercambió el equivalente a 60 millone s de pesos”, cuenta Rafael Mantilla, líder del proyecto.

El experimento se replicó en Usme y en los barrios San Cristóbal Sur y La Candelaria de Bogotá. También se organizan grandes ferias en Armenia, Pasto, Manizales y Bucaramanga. En Calarcá, Quindío, hay feria cada primer domingo de mes. La red de ecoaldeas de Colombia organiza un mercado anual en el que implementan una moneda alternativa llamada Montaña. Y en Bogotá, el restaurante Minimal y la escuela de yoga Happy Yoga tienen pequeños clubes de trueque de ropa, discos y libros. Para muchos estas experiencias pueden sonar a experimentos sin sentido y casi ilegales.

Las monedas alternativas estimulan especialmente las economías marginadas a las que llega poco dinero, pues mantienen el capital circulando entre los productores y los distribuidores del área donde funcionan. Además, fortalecen la lealtad de los clientes hacia los negocios pequeños frente a las grandes cadenas, inmersas en los sistemas monetarios globales.

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