“Salida de lista negra es cuestión de tiempo”

La posición de Panamá fue enfática ante la Comisión Europea (CE). Según se informó desde la oficina de prensa del Ministerio de Relaciones Exteriores, el Gobierno Nacional expuso su rechazo a la inclusión en la lista negra de paraísos fiscales en sus descargos sustentados la semana pasada ante la Unión Europea.

A principios de mes, Farha Urrutia, jefa de Asuntos Jurídicos y Tratados de la Cancillería, informó de esta cita en el continente europeo.

En ella, los voceros volvieron a solicitar la exclusión de Panamá de ese itinerario acusador, y a través del embajador panameño en Bélgica se ha mantenido ese contacto con la CE para lograr este propósito. ‘Es cuestión de tiempo para que se aclare esto', comentan desde Relaciones Exteriores.

Países como España, Países Bajos, Francia y Reino Unido han manifestado su desacuerdo con la Comisión Europea, que a mediados de junio divulgó una lista de 30 paraísos fiscales, entre los que incluye a Panamá. En esa ocasión los acusadores dejaron ver que se trata de un Plan de Acción Fiscal, que podrá utilizarse para cernir las jurisdicciones no cooperativas en materia fiscal.

Pierre Moscovici, comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, dijo que ese Plan de Acción contiene una serie de iniciativas para hacer frente a la evasión fiscal, garantizar unos ingresos sostenibles y reforzar el mercado único para las empresas.

Los incluidos en la lista negra son: Brunei, Hong Kong y Maldivas en Asia; Liberia, Mauricio y Seychelles en África; las islas Cook, Nauru, Niue, las islas Marshall y Vanuatu en Oceanía; y Anguila, Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belize, Bermuda, las islas vírgenes Británicas, las islas Caimán, Granada, Montserrat, San Vicente y las Granadinas, San Cristóbal y Nieves, las islas Turcas y Caicos y las islas vírgenes de Estados Unidos.

El Gobierno Nacional considera que la generación y publicación del listado no es cónsona con la aplicación de los principios fundamentales de las relaciones en el mundo moderno, y tiene por objeto único generar desprestigio y afectar la reputación de países con los que están llamados a tener un mayor nivel de acercamiento y cooperación, en un mundo globalizado.