Ha llegado el momento de ir a la guerra

Actualizado
  • 22/11/2015 01:00
Creado
  • 22/11/2015 01:00
La masacre del viernes pasado en París... nos dice que éste es el momento de ir a la guerra.

San Diego— Hay una escena en el gran western ‘Tombstone' en que Wyatt Earp, papel desempeñado por Kurt Russell, apunta una escopeta al aterrorizado miembro de una pandilla asesina. La banda de los ‘Cowboys' era responsable de gran parte del caos y todos sus miembros usaban fajas rojas.

‘Sea acabaron los Cowboys,' dice Earp. ‘¡Si veo una faja roja, mato al hombre que la usa!' Parece una buena manera de encarar al Estado Islámico, que ahora declaró la guerra contra gran parte del mundo. En un nuevo video, algunos militantes prometen atacar Washington. Todo el que quiera pertenecer a ese club, debe pagar el precio máximo para poder convertirse en miembro del mismo.

Hay un momento para las palabras, un momento para las advertencias y un momento para la guerra. La masacre del viernes pasado en París—en que militantes del Estado Islámico asesinaron despiadadamente a más de 120 civiles que sólo estaban disfrutando de una noche en la ciudad—y los informes siguientes de que esos monstruos piensan llevar a cabo actos parecidos en otras partes, nos dice que éste es el momento de ir a la guerra.

Lo digo no porque me guste la guerra, sino porque más bien me gusta la realidad. La realidad en este caso es que las naciones civilizadas del mundo ya están en pie de guerra, incluso si no lo reconocen. La realidad es que casi todo lo que este gobierno pensaba sobre el Estado Islámico—que era el equipo juvenil, que debía ser ‘contenido'; que era, como mucho, una amenaza ‘regional' y que podía vencerse con bombardeos desde el aire sin efectivos en tierra—es incorrecto.

Y para los padres, familiares y amigos de Nohemi González, de 23 años, la única persona asesinada en el ataque contra París que fue identificada como estadounidense, la realidad más cruel es que habrá un asiento vacío el Día de Acción de Gracias. González, estudiante de diseño de la Universidad del Estado de California en Long Beach, estudiaba durante un semestre en el exterior—lejos del hogar de su familia en el sur de California. Su madre, Beatriz, dijo que uno de los sueños de su hija era estudiar en la Ciudad Luz. Pueden apostar que ni Nohemi González ni ninguno de sus seres queridos se imaginaron que un semestre en París le costaría la vida a esta joven.

Sus padres sin duda quieren justicia, quizás, hasta venganza. ¿Pero cómo pueden comprender que los culpables son parte de una oscura banda de cobardes y maleantes en un frenesí internacional de asesinatos? Los padres de González no están en una situación en que puedan llevar a los atacantes a la justicia. Esa es tarea de su gobierno, cuya principal responsabilidad es mantener a sus ciudadanos seguros. Este gobierno sin duda no es capaz de hacerlo. Ha demostrado ser ingenuo e incompetente. Pero además está poblado de suficientes abogados como para hacerlo más escurridizo que muchos otros.

Por ejemplo, en una entrevista esta semana en París con Lester Holt, de NBC News, el secretario de Estado, John Kerry, minimizó el ataque eficazmente coordinado, como un incidente aislado: ‘Un individuo que desea amarrarse un chaleco suicida puede entrar en un evento público en la mayoría de los lugares del mundo y explotarse a sí mismo destruyendo a otros individuos junto con él'.

Eso es ridículo. Estamos hablando de múltiples actos de violencia llevados a cabo simultáneamente en cinco lugares de la capital francesa y alrededores. Los perpetradores formaban parte de una red sofisticada de terroristas con sede en Siria y, al parecer, planearon su ataque desde Bélgica.

El presidente Obama no se expresó mucho mejor. En una serie de insípidos comentarios desde Turquía, donde asistía a la reunión económica del G-20, Obama denominó la masacre como un ‘revés' y dijo no estar interesado en ‘ganar'. En forma defensiva dijo estar ‘demasiado ocupado' para escuchar ideas sobre cómo combatir el terrorismo, y guardó sus comentarios más punzantes para los críticos de los medios y los candidatos republicanos a la presidencia.

Fue una farsa. Es probable que el individuo que prepara sus impuestos demuestre más emoción que ésa.

No es que Obama tenga que hacer todo el trabajo. El Estado Islámico se esfuerza lo suficiente para librar una guerra contra el mundo. Todo lo que tiene que hacer el presidente es reconocer lo obvio: que estamos en guerra, y que no podemos darnos el lujo de perder.

THE WASHINGTON POST

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¿Pero cómo pueden comprender que los culpables son parte de una oscura banda de cobardes y maleantes en un frenesí internacional de asesinatos?

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