¿Una recesión inminente?

Actualizado
  • 21/02/2016 01:00
Creado
  • 21/02/2016 01:00
La caída de un mercado de valores puede reflejar y también causar un debilitamiento de la economía

Washington — Tenemos por un lado, a los economistas y por el otro, al mercado de valores. Los economistas en general no pronostican una recesión inminente.

El mercado de valores sí lo hace —o al menos, ésa es una interpretación plausible de su tumultuosa conducta reciente. ¿Quién tiene razón? Lo sabremos en unos meses. Mientras tanto, la disputa destaca la naturaleza incompleta de la actual recuperación, que ha tardado mucho tiempo y que, para millones de norteamericanos sigue siendo insatisfactoria.

Los economistas durante mucho tiempo despreciaron los poderes de vaticinio del mercado de valores. Gustan de citar al difunto Paul Samuelson (no emparentado con este periodista), galardonado con el Premio Nobel, quien en una ocasión expresó que el mercado de valores pronosticó nueve de las últimas cinco recesiones— un mordaz veredicto sobre la clarividencia del mercado. Es cierto que las modestas ‘correcciones' de las acciones, declives del 5% ó 10%, no pronosticaron recesiones. Pero eso no es cierto en lo que respecta a mercados bajistas, que se definen convencionalmente como caídas de un 20% o más.

El economista George Perry, de la Brookings Institution, señala en la publicación Real Clear Markets que, según ese estándar, hubo siete mercados bajistas en los últimos 50 años y cinco de ellos fueron asociados con recesiones. Las recesiones se iniciaron en 1969, 1973, 1981, 2001 y 2007. Los mercados en baja de 1966 y 1987 no fueron seguidos de recesiones. Además, las recesiones de 1980 y 1990 no fueron anunciadas por mercados en baja.

La caída de un mercado de valores puede reflejar y también causar un debilitamiento de la economía. Los inversores y analistas de la bolsa pueden identificar condiciones económicas en deterioro —ingresos y ganancias ralentizados, una mayor inflación, o inversiones excesivas en sectores clave— antes de que el público lo haga. La inquietud actual se centra en los posibles efectos de un crecimiento económico más lento en China y en otros países de ‘mercados emergentes'. Los precios bajos del petróleo también podrían obligar a algunos productores a entrar en incumplimiento de pagos en sus deudas, perjudicando a bancos y a otras entidades crediticias.

El debilitamiento de las acciones también puede perjudicar la economía directamente. La erosión de la confianza es un canal obvio. Se relaciona con el así llamado ‘efecto-riqueza'. Cuando los accionistas —concentrados en el quinto más rico de las familias— se sienten más pobres, gastan menos. (Lo opuesto también es cierto: Cuando un mercado en alza los hace sentirse más ricos, gastan más.) Lo mismo se aplica a las empresas. Un mercado de valores en descenso puede disminuir las inversiones en maquinaria o edificios, porque dificulta la obtención de fondos.

¿Cómo se compara el mercado actual a esos hitos históricos? Según el Índice de Standard & Poor's de 500 acciones, el pico reciente del mercado ocurrió el 21 de mayo con 2.130,82. Al cierre del mercado, el 12 de febrero, el índice había bajado a 1.864,78, un descenso de alrededor de un 12%.

Eso sugiere que, aunque la economía puede ralentizarse (ya lo ha hecho), no sucumbirá a la recesión, que se define generalmente como dos trimestres consecutivos de contracción económica. Sin embargo, otro índice está más cerca de la zona de peligro histórica. El índice Wilshire 5,000 cubre más acciones. Desde su pico del 23 de junio, cayó en un 15%, lo que representa una pérdida en papel de $4 billones , dice Wilshire.

Aun así, muchos economistas dudan de que estemos entrando en una recesión. Las acciones reaccionaron excesivamente a algunos informes negativos, piensan. La recuperación es suficientemente fuerte para neutralizar bolsillos de debilidad —por ejemplo, las exportaciones más débiles, que cayeron a causa de un crecimiento económico tibio en el exterior.

‘El ciclo del crecimiento económico sigue en camino,' Joseph Carson, economista de la empresa de investigaciones AllianceBernstein, expresó recientemente a sus clientes en un informe.

Carson confía en tres indicadores para calibrar la fuerza de la economía— el índice de nuevos pedidos de fabricación del Institute for Supply Management (ISM), que refleja el sector de fabricaciones; nuevos permisos para edificación, que reflejan la construcción de viviendas; y reclamos iniciales de seguro de desempleo, que reflejan el mercado laboral. Los tres, sostiene, indican una expansión económica continua.

El índice ISM era 51,5 en enero (una lectura de más de 50 indica expansión), y el crecimiento caracterizó a muchas industrias: metales, plásticos, químicos, computadoras y automóviles. Los permisos de construcción más que se doblaron desde el centro de la Gran Recesión y, a fines de 2015, alcanzaron su segundo nivel más alto desde 2007. Finalmente, los reclamos de desempleo están por debajo de 300,000 por semana—menos que antes de la Gran Recesión.

Perry está de acuerdo. Señaló que en 2015 el ingreso disponible ‘real' (ajustado a la inflación) se elevó un promedio de 211,000 al mes. Esos avances no ‘indican un debilitamiento de la economía que requeriría un mercado bajista de acciones.' Una cosa es cierta: El tiempo decidirá este debate.

THE WASHINGTON POST

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