No, la elección de 2016 no fue solo sobre la raza

Actualizado
  • 13/11/2016 01:00
Creado
  • 13/11/2016 01:00
La reciente elección de Donald Trump como el próximo presidente de Estados Unidos mantiene aún caldeados los animos

Por ser un columnista mexicano-americano, hay una crítica que escucho a menudo. Algunos lectores dicen que, para mí, ‘siempre se trata de la raza'.

No siempre. No esta vez.

Me inundaron de cartas y comentarios de latinos que afirman que la elección de Donald Trump fue sobre la raza y el racismo.

Son demasiado simplistas. Hay docenas de factores por los que Trump salió electo —desde una economía perezosa y el temor del estado Islámico, hasta la corrupción de los Clinton y el deseo de hacer estallar el sistema— que no tienen nada que ver con la raza.

Por supuesto, sería deshonesto desechar totalmente la sugerencia de que el racismo, el miedo y el odio fueron factores de peso en el voto por Trump. Dado todo lo que ocurrió en los últimos 17 meses y la conducta de odio que vimos en seguidores de Trump en los últimos días, no me cabe duda de que la raza es un ingrediente del guiso.

Pero no creo que la raza sea el ingrediente principal. Lo digo a pesar del hecho de que muchos latinos —entre ellos amigos y familiares y otros individuos cuyas opiniones respeto— están en vehemente desacuerdo conmigo. Me dicen también que soy ingenuo por no culpar a los blancos de lo que algunos comentaristas están llamando ‘la reacción negativa blanca'.

Después de todo, dicen, miremos los números. El titular de un diario anuncia: ‘Electores blancos en amplio bloque causaron el revés'. Las encuestas de la salida de los comicios muestran que cuatro de los estados decisivos estaban en el Cinturón Metalúrgico —Wisconsin, Michigan, Ohio y Pennsylvania. Cada uno de ellos es abrumadoramente blanco y todos fueron a Trump. En el sudoeste, Nevada y Colorado también fueron importantes. Son en su gran mayoría latinos, y Clinton ganó ambos.

¿Ven cómo es la cosa?

Como la participación de los afroamericanos bajó mucho, y los electores latinos y blancos votaron en cantidad, esta elección degeneró rápidamente en una batalla blancos vs. marrones. Y los blancos ganaron.

La raza no fue el ingrediente principal, pero formó parte de la estrategia del hoy presidente desde que lanzó su campaña hace 17 meses.

Mi primo describió la extraña y terrorífica pesadilla que lo despertó en la madrugada posterior a la elección, como ‘ésa en que los Blancos se vengan'.

Mi esposa me asegura que hay ‘un montón de gente blanca por ahí que ha sido criada creyendo que todo el que no se parezca a ellos o no hable su idioma no tiene lugar en este país' y que utilizaron esta elección para reclamar poder.

Un buen amigo que pasó su vida trabajando en política y en gobierno afirma que los estadounidenses blancos ‘reclamaron la posesión de una nación de la cual creíamos formar parte'.

Mi viejo compañero de cuarto de la universidad dice que Estados Unidos ‘le rompió el corazón' y que, aunque él siempre creyó que ‘debemos elegir líderes decentes que rechazan el odio', eso no ocurrió en esta ocasión.

Tengo amigos latinos en Facebook que dicen seriamente que Trump es un ‘pequeño Hitler' y que los 54 millones de latinos tendrán como destino campos de concentración.

La participación de los afroamericanos bajó mucho, y los latinos y blancos votaron en cantidad, la batalla se centró. Y los blancos ganaron.

Lo cual, debo decir, será muy inconveniente para el 48% de los cubano-americanos que se avergonzaron cuando votaron para Trump.

Aún así, no soy inmune a la paranoia. El día posterior a la elección, me encontré escrudiñando a todos los blancos en un restaurante donde desayuné, preguntándome cuáles habrían votado por Trump. Deben tener amigos y vecinos latinos, quizás hasta suegros. ¿Les importa que para muchos de nosotros un voto por Trump es como un puñetazo en el estómago? Supongo que no.

¿Qué pasó con la idea -propuesta tanto por liberales como conservadores cuando es conveniente- de que somos un país, unido? ¿E pluribus unum y todo eso? Trump quizás sea buen material para las comedias de la noche, pero es perjudicial para la cortesía nacional.

Sea como sea, el hecho de que un 29% de latinos votara por Trump, según las encuestas a la salida de los comicios, no apoya la idea de que ‘se trata solo de la raza'. Son dos puntos más que el 27% de latinos que, hace cuatro años, votó a favor de Romney. Yo predije un 20%, y me equivoqué.

¿Son estos individuos ‘racistas' contra su propio grupo? ¿Se auto-odian? ¿Debemos poner las casillas electorales en los consultorios de psiquíatras?

Creo que aún no llegamos a ese punto. Esta elección fue complicada. La naturaleza humana, lo es aún más.

Los latinos que votaron a favor de Trump no es que sean necesariamente malvados. Sólo están muy equivocados. Lo mismo que los millones de estadounidenses blancos que cometieron el mismo error.

ANALISTA DE WASHINGTON POST WRITERS GROUP

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