¿La misión imposible de Trump?

Actualizado
  • 13/11/2016 01:00
Creado
  • 13/11/2016 01:00
Trump quien ganó la presidencia de EE.UU., lanzó su plan de los 100 primeros días. Allí figura una pujanza económica con medidas ambiciosas

Donald Trump, parece, adoptará el viejo dicho: No hagas planes pequeños. Ya publicó un programa para sus primeros 100 días en el cargo, que recuerda el lanzamiento de Franklin Roosevelt del New Deal. No es de sorprender que casi en el tope de la lista de Trump figure la promesa de duplicar el crecimiento económico de su reciente desganada tasa del 2% anual al 4% mediante recortes fiscales masivos, la relajación de regulaciones gubernamentales y medidas para reducir las importaciones.

¿Quién podría frustrar a Trump?

Pues, Donald Trump.

Una enorme contradicción yace en el centro de su programa económico. Trump quiere un crecimiento económico más rápido (¿quién no?), pero las políticas que propone también elevarían la incertidumbre económica y la incertidumbre daña el crecimiento económico. Si el presidente propone profundos recortes fiscales, ¿qué promulgará el Congreso? ¿Quién se beneficiará, quién no? La misma incertidumbre se aplica a la reducción regulatoria y a la política anti-importaciones. Hasta que el panorama se clarifique, las empresas y las familias postergarán sus gastos. El crecimiento económico sufrirá.

Por supuesto, siempre hay algo de incertidumbre. La diferencia yace en la envergadura de las propuestas de Trump. Trump aboga por un gran trastrocamiento de las políticas actuales.

Por ejemplo, la reducción fiscal que propone transformará radicalmente el impuesto a los ingresos. Tendrá sólo tres tasas (12.25 y 33) en lugar de las siete tasas actuales. Su costo en el curso de una década, según la entidad no partidista Tax Foundation, será entre $4.4 millardos y $5.9 millardos, lo que equivale a alrededor de entre un 11 y un 15% de los ingresos fiscales actuales en el curso de 10 años.

La presidencia de Trump sugiere muchos caminos a una mayor incertidumbre: Un choque entre la Casa Blanca y la Reserva Federal o una disputa sobre déficits presupuestarios son obvias.

O consideremos sus planes comerciales. Trump no aboga por cambios marginales. Quiere renegociar el Tratado de Libre Comercio de Norte América, lo que podría virar dramáticamente el flujo comercial con México y Canadá. (En 2015, esos dos países absorbieron $605,000 millones en exportaciones de Estados Unidos y proveyeron de $642,000 millones en importaciones.)

Hay muchas cosas que se desconocen. En regulaciones, Trump ‘cancelaría toda medida, memorando y orden ejecutiva inconstitucional expedida por el presidente Obama', un compromiso radical cuyo efecto real es ambiguo.

Esas propuestas controversiales y otras (sobre inmigración y Obamacare, por ejemplo) inspirarán un lobbying feroz. Mientras no se decidan las cosas, los gerentes de las empresas y, probablemente, los consumidores, tal vez retrasen sus gastos cuando puedan hacerlo. La cruzada para acelerar el crecimiento económico ralentizaría —al menos temporariamente— el crecimiento económico.

‘La incertidumbre es un riesgo real', dice el economista Michael Strain de American Enterprise, un centro de investigaciones de centro derecha. ‘Yo me sentiría renuente a iniciar una empresa ahora, y si tuviera una, me sentiría renuente a aumentar la nómina en un 15 por ciento hasta ver cómo se desarrollaban los hechos'.

Esto no es sólo un presentimiento fundamentado. Tres economistas académicos recientemente crearon un índice de ‘incertidumbre de políticas' para ver si una mayor incertidumbre perjudicaría el crecimiento económico. Hallaron que sí lo hacía. (El índice está basado en un examen de artículos periodísticos, informes de la Oficina de Presupuesto del Congreso y pronósticos de economistas).

Trump quiere un crecimiento económico más rápido, pero las políticas que propone también elevarían la incertidumbre y la incertidumbre daña el crecimiento económico.

Una mayor incertidumbre en Estados Unidos ‘anuncia declives en las inversiones, en la producción y el empleo', escriben los economistas Scott R. Baker, de Northwestern University, Nicholas Bloom, de Stanford University y Steven J. Davis, de la Universidad de Chicago, en The Quarterly Journal of Economics .

La presidencia de Trump sugiere muchos caminos a una mayor incertidumbre: Un choque entre la Casa Blanca y la Reserva Federal o una disputa sobre déficits presupuestarios son posibilidades obvias. Como señala Davis, algunos de los pronunciamientos no-económicos de Trump —el cuestionamiento del futuro de la OTAN, por ejemplo— también aumentan la incertidumbre económica.

Nada de eso significa que Trump no pueda lograr que todo su programa o parte de él se apruebe. Significa que el proceso será contencioso y que la incertidumbre será contraproducente para logar el objetivo de Trump de un crecimiento económico más rápido. ‘La incertidumbre de las políticas a seguir hará que los mercados financieros se enloquezcan', dice el economista Mark Zandi de Moody's Analytics. Los precios de las acciones, las tasas de interés y las tasas de cambio serán especialmente volátiles.

Tampoco se sabe si la estrategia económica de Trump funcionará como se espera. Zandi, en primer lugar, es escéptico. La oferta y la demanda están enfrentadas, dice. Trump estimula la demanda con los recortes fiscales masivos pero limita la oferta al desalentar las importaciones y expulsar a los inmigrantes ilegales. Una demanda fuerte chocará en última instancia con la oferta restringida. La inflación y las tasas de interés se elevarán; podría seguir una crisis.

Bajo las circunstancias más favorables, el gran plan de Trump

—su búsqueda de un crecimiento económico más rápido— será una tarea de enorme envergadura. Bajo circunstancias realistas, podría ser una misión imposible.

ANALISTA DE WASHINGTON POST WRITERS GROUP

Lo Nuevo
comments powered by Disqus