Buenistas, bienpensantes y corrección política

Actualizado
  • 14/04/2017 02:00
Creado
  • 14/04/2017 02:00
Ahora curiosamente trol y copo de nieve coinciden en el personaje de Donald Trump.

La corrección política tiene un origen totalitario, surge del marxismo leninismo, donde pensar de acuerdo con la línea del partido era una virtud fundamental, por lo tanto el término ‘políticamente correcto' es el equivalente a formular ideas y conductas de acuerdo a la línea temporal de pensamiento del partido. El políticamente correcto formulaba su lenguaje de manera que estuviese de acuerdo a la ideología del partido.

El término políticamente correcto inicialmente era un signo de virtud entre marxistas leninistas, y luego entre colectivos feministas, de minorías raciales o sexuales influidos por el activismo marxista. Era un chiste interno, aunque ya a mediados de los ochenta, el crítico literario, filósofo y politólogo Allan Bloom denunciaba en su libro The closing of the American mind, la influencia del pensamiento políticamente correcto en las facultades de humanidades y ciencias sociales en los Estados Unidos.

Allan Bloom describe cómo los estudiantes desde la década del sesenta, tomándose facultades e intimidando a profesores y a las administraciones de las Universidades Norteamericanas (¿algún parecido con América Latina?). El resultado es que los principios de la educación en humanidades occidental se han venido debilitando en favor de agendas politizadas.

El gusto por la lectura ha decaído, y estas agendas politizadas tendían a usar más que todo la descalificación mediante la falacia ad hominen de los grandes textos de la cultura occidental que es ahora demasiado blanca y demasiado masculina. Que la educación debería fomentar la diversidad y por lo tanto se debía dar igual o mayor valor a textos menores pero políticamente correctos, de autores menos blancos, menos masculinos y menos heterosexuales. Allan Bloom decía que éstos estaban creando un caos anti intelectual en los estudios humanísticos.

En los años noventa el término políticamente correcto sale a la luz pública cuando las feministas, minorías étnicas y sexuales empiezan a imponer los primeros códigos de lenguaje en las universidades, buscando lenguajes de género neutro y racialmente empoderantes para las minorías. Muchos neoconservadores, en su mayoría ex marxistas, denuncian está política como políticamente correcta y proveniente de los hábitos culturales marxistas. Y este debate entre la izquierda universitaria y sus detractores neoconservadores hace que el término políticamente correcto salga a la luz pública.

Pese a todo, los neoconservadores iban en declive, y la corrección política avanzaba en las universidades y en los medios. A los códigos de lenguaje se suman las zonas seguras, los avisos de disparos (trigger warning). Se trata de lograr que los estudios de humanidades fueran más amigables e inclusivos a las perspectivas de género y de minorías raciales y sexuales, se ha pasado a un mundo de una censura intolerable donde cualquier crítica o idea medianamente provocadora es vista como ofensiva e hiriente. Donde se habla de zonas seguras como eufemismo de zonas de censura, donde los estudiantes más que el derecho a aprender, tienen el derecho a no sentirse ofendidos de cualquier micro agresión. Esto ha creado un mundo donde el libre pensamiento queda reprimido en beneficio de las buenas intenciones, y se ha provocado un efecto contrario.

La política del troleo, termino tomado de internet del que interviene en una discusión para crear caos, del ofender por diversión, del usar identidades falsas para confundir. Los troles, exiliados del debate real, se refugiaron en internet donde se crearon movimientos como el MGTOW, antifeminista, o los alt-right, anti minorías raciales. Como en un club de la pelea virtual, hombres jóvenes exiliados de la cultura mainstream se refugian en internet a pelear y tener su propio proyecto caos. No en vano han adoptado como mascota a la inocente rana Pepe, convertido ahora en avatar del Dios egipcio del caos primordial, Kek. Y no es casualidad que su insulto preferido ‘copo de nieve' surge del libro de Chris Palahniuk, el Club de la Pelea, y lo usan para designar a quien se ofende con facilidad. Ahora curiosamente trol y copo de nieve coinciden en el personaje de Donald Trump.

El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones. El buenismo, el bienpensante se han apoderado de los medios más respetables. Y de los partidos políticos. En una versión más suave de los políticamente correctos. La ofensa se ha convertido en el pecado capital, es preferible mentir a ofender, es preferible callar a incomodar. El problema es que a toda acción se opone una reacción. La actual rebelión de las bases y el populismo autoritario es el resultado de que millones de personas sienten que el sistema económico, los partidos y los medios no los representan, pero ni siquiera los dejan hablar. Y el resultado ya lo vemos, caudillos autoritarios que encarnan el proyecto Caos.

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