Incertidumbre en Italia y España debilita los mercados financieros

Actualizado
  • 30/05/2018 02:00
Creado
  • 30/05/2018 02:00
El mercado italiano y español cayeron en la bolsa, 2.49% y 2.65%, respectivamente. La crisis italiana también desencadenó la venta de euros y que el Banco Central Europeo fijara el tipo de cambio en $1.1558

La incertidumbre política en Italia y España se hizo sentir en las principales bolsas europeas, que cerraron a la baja, con el sector bancario entre los más afectados, especialmente en esos dos países.

Ambos mercados sufrieron pérdidas, de un 2.49% en el caso español, su quinta caída consecutiva y la mayor desde febrero, mientras que el de Milán bajó un 2.65%, siguiendo la estela de los últimos días.

En el resto de Europa, Lisboa cayó un 2.61%, Fráncfort un 1.53%, París un 1.29% y Londres un 1.26%.

La atención estuvo centrada también en las respectivas primas de riesgo, que miden los diferenciales con el bono alemán a diez años, tras los repuntes experimentados desde el inicio de la inestabilidad en Italia y España.

En España, ese indicador se disparó hasta los 137 puntos básicos, máximos desde abril de 2017, mientras que en Italia superó en algunos momentos los 300 puntos básicos.

CENSURA

El gobierno español se enfrenta a una moción se censura por corrupción

El futuro del Ejecutivo español queda a expensas del debate que tendrá lugar mañana jueves y el viernes.

Los analistas coinciden en que la incertidumbre que se vive tanto en Italia y España produce una amenaza a la estabilidad financiera de la zona euro.

El empeoramiento de la crisis de Gobierno en Italia desencadenó la venta de euros y el Banco Central Europeo (BCE) fijó el tipo de cambio en 1.1558 dólares.

El economista Carlo Cottarelli, que el lunes recibió el encargo por parte del jefe del Estado, Sergio Mattarella, de intentar formar un Gobierno en Italia, ultima los detalles de su posible Ejecutivo mientras que los partidos políticos italianos pidieron que se convoquen elecciones lo antes posible.

Italia está sumida en una grave crisis política desde que el presidente de Italia se negara a aceptar al euroescéptico Paolo Savona, de 81 años, como ministro de Economía en un posible Gobierno que negociaban la ultraderechista Liga y el antisistema Movimiento 5 Estrellas (M5S), dos partidos que obtuvieron más del 50% de los votos en la urnas en los comicios del 4 de marzo.

La decisión de Mattarella imposibilitó la formación de este Ejecutivo y provocó la ira de esos dos partidos.

¿OTRA GRECIA?

La fuerte repercusión de estos acontecimientos en los bonos, crecimiento y valor de la divisas podría convertir a Italia en la nueva Grecia de la Unión Europea (UE), según los analistas.

Sin embargo, el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, se mostró convencido de que, pese a la inestabilidad y a la posibilidad de nuevas elecciones en el país, Italia ‘continuará en su camino europeo'.

El temor a que el nuevo Ejecutivo italiano no se gane la confianza del Parlamento aboca a Italia a unas elecciones tras el verano en las que el apoyo que podrían obtener los partidos euroescépticos aumentaría, a tenor de las encuestas, lo que espanta aún más a los inversores.

A ello se une la inestabilidad política generada en España por la moción de censura presentada por los socialistas al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tras la sentencia que involucra a su formación, el Partido Popular, en una importante trama de corrupción, que deja el futuro del Ejecutivo español a expensas del debate que tendrá lugar mañana jueves y el viernes.

Los analistas coinciden en que la incertidumbre sobre Italia y España hacen que el riesgo de contagio a otros países vuelva con fuerza y amenace la estabilidad financiera de la zona euro, un escenario que a algunos recuerda la crisis del euro de 2014.

Esa situación se produce mientras el BCE avanza lento pero decidido a retirar su programa de compra de activos, lo que hace temer que los inversores vuelvan a ser más selectivos en cuanto a los bonos que quieren adquirir.

Esta combinación de factores perjudicaría especialmente a los bancos italianos, expuestos ya a una alta morosidad y que son los principales dueños de deuda soberana italiana.

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