¿Cómo asegurar una pensión digna más allá de la CSS?

  • 12/05/2025 00:00
Si bien la reforma a la Ley 51 de 2005 busca fortalecer la CSS, complementar la pensión estatal con ahorro privado y diversificación son cruciales para un retiro seguro

La Ley 462 marca un cambio en el sistema de pensiones panameño. La reforma busca enfrentar la “crisis estructural y financiera” de la CSS y devolverle sostenibilidad a largo plazo. La norma garantiza prestaciones más dignas sin aumentar la edad de jubilación (62 años para hombres, 57 para mujeres). Refuerza la naturaleza pública de la CSS y salvaguarda el fondo de IVM al consolidar todos los esquemas en un “Sistema Único de Capitalización con Garantía Solidaria”. En la práctica, se combina ahorro individual con un componente común, repartiendo aportes entre generaciones, fórmula que aspira a garantizar sostenibilidad financiera y equidad en el acceso a prestaciones.

El viejo régimen solidario de beneficio definido (cerrado en 2005) queda intacto para actuales beneficiarios: unos 600.000 panameños seguirán recibiendo pensiones bajo las condiciones previas. Ese sistema otorgaba un mínimo del 60 % del salario promedio de los mejores 10 años con 240 cuotas, más 1,25 % adicional por año extra cotizado, aunque con topes para salarios altos. El sistema mixto creado en 2007 (Ley 51 de 2005), que depositaba 10 % del salario en la cuenta individual, será reemplazado. En el nuevo modelo, se ahorrará obligatoriamente el 15 % del salario, incrementando los aportes individuales. Según el director de la CSS, Dino Mon, la tasa de reemplazo promedio subirá al 88,2 % de los mejores 10 años, frente al 59,7 % anterior. Un trabajador con salario constante de $700 y 20 años cotizados recibiría una pensión estimada de $309, en lugar de $209.

Los asalariados mantendrán su cuota de 9.75% del salario, pero los empleadores tendrán un alza gradual: 13,25 % desde abril 2025, 14,25 % hasta febrero 2029, y 15,25 % desde marzo 2029. Analistas advierten que esto podría presionar a las pymes y fomentar informalidad. La reforma también amplía la cobertura a trabajadores independientes: deberán afiliarse al IVM y aportar 9,36 % de sus ingresos declarados, con la opción de un 8,5 % adicional para seguro de enfermedad y maternidad. Las contribuciones se calcularán sobre declaraciones fiscales, buscando incluir al sector informal.

El Fondo Único Solidario seguirá bajo administración pública. El 90 % de los fondos se depositará en bancos estatales y 10% en administradores privados, para proteger los recursos y asegurar retornos a la economía local. El Estado aportará $966 millones anuales para cubrir el déficit del IVM. En resumen, los actuales jubilados seguirán recibiendo sus pensiones, y los nuevos cotizantes mejorarán sus prestaciones, aunque asalariados y empleadores deberán asumir un mayor esfuerzo contributivo. De lo contrario, según el ministro Felipe Chapman, no será posible sostener las pensiones.En este contexto, especialistas coinciden en que la reforma no resuelve por sí sola todos los retos: la sostenibilidad futura seguirá dependiendo del empleo formal y del crecimiento económico. Por eso surge la recomendación general: no confiar únicamente en la CSS, es prudente reforzar el ahorro personal para la vejez. La economía doméstica debe incluir, más que nunca, un plan de inversión privado, ajustado al nivel de ingresos de cada quien. Para ahorrar e invertir de forma inteligente, existen varios instrumentos en Panamá:

Fondos mutuos y multifondos de inversión. Son carteras diversificadas administradas por profesionales, que invierten en acciones, bonos u otros activos. Permiten empezar con montos moderados y liquidarse con relativa facilidad. Por ejemplo, las AFP locales o entidades financieras ofrecen multifondos donde el cotizante escoge el nivel de riesgo. Las administradoras de fondos de pensiones disponen de “Planes de Jubilación Privada” que permite elegir entre varios multifondos de renta variable o mixta, ajustándose a diferentes perfiles de riesgo. Estos planes privados son atractivos fiscalmente: los aportes son 100% deducibles de impuestos (hasta 10% del ingreso bruto anual, tope $15,000) y ofrecen seguros de vida complementarios. En la práctica, un empleado puede destinar cada mes un monto fijo al plan, beneficiarse de las deducciones fiscales y acumular un capital invertido profesionalmente.

Seguros privados de retiro (anualidades vitalicias). Empresas aseguradoras comercializan pólizas diseñadas para generar una renta mensual al jubilar. Generalmente requieren un pago único o una serie de pagos mientras se trabaja, y a cambio garantizan pagos fijos al pensionarse. Si bien las rentas suelen ser modestas, ofrecen la certeza de ingresos periódicos de por vida. Este tipo de seguro es útil para personas con ahorros considerables que buscan estabilidad, ya que transfieren el riesgo de longevidad al asegurador. Un ejemplo local es la renta vitalicia, donde quien invierte $100.000 hoy puede recibir una pensión mensual garantizada (el monto depende de la edad de retiro). Es recomendable cotizar diferentes empresas y leer condiciones (por ejemplo, plazos mínimos, edad límite, cuotas de administración), para comparar rendimientos efectivos.

Ahorro programado. Para trabajadores de ingreso bajo a medio, conviene mantener un fondo de emergencia y un hábito de ahorro sistemático. Por ejemplo, depositar mensualmente cierta cantidad en una cuenta de ahorro regular o en certificados bancarios a plazo fijo. Aunque las tasas son bajas (entre 1 % y 3 % anual en dólares), este instrumento es muy líquido y asegura conservar el capital. Algunas cooperativas y bancos ofrecen cuentas “donde puedes programar” transferencias automáticas, lo que evita gastar ese dinero y permite acumular gradualmente. Este colchón servirá tanto para emergencias como para invertir en oportunidades futuras.

Bienes raíces. La inversión en inmuebles (casas o apartamentos para alquilar) es tradicional en Panamá. Con un mercado inmobiliario relativamente dinámico, comprar propiedad para renta genera ingreso pasivo mensual. Por ejemplo, adquirir un apartamento pequeño de $100.000 que se arriende por $500 mensuales produce $6.000 al año (6 % anual de retorno bruto, sin contar la plusvalía). Claro, requiere capital inicial alto y asume riesgos (vacancias, mantenimiento), pero puede servir de respaldo patrimonial. También existen en el mercado fondos de inversión inmobiliaria que son administrados por expertos y permiten diversificar el riesgo.

En definitiva, todos los ciudadanos deben diversificar sus fuentes de ahorro. Los salarios más modestos pueden inclinarse por fondos mutuos de entrada baja (incluso hay disponibles desde $100) o por abrir un plan de ahorro privado, mientras que los ingresos medios y altos pueden combinarlos con inversiones inmobiliarias o seguros de renta. Sin olvidar, por supuesto, el pago de deudas y el control de gastos: una planificación financiera responsable incluye un presupuesto claro y la constitución de un “fondo colchón” equivalente a varios meses de sueldo.

La Ley 462 introduce cambios significativos, pero no es un plan mágico, de ahí la importancia de la educación financiera: saber invertir, aprovechar beneficios tributarios y consultar a asesores reconocidos.

En conclusión, más allá de las reformas legales, cada ciudadano deberá planificar con antelación su retiro. Apalancarse sólo en la CSS ya no será suficiente. Complementar la pensión estatal con otros vehículos de ahorro e inversión —desde fondos mutuos y seguros hasta inversiones inmobiliarias— es hoy una estrategia necesaria. Al final, estos instrumentos privados, combinados con disciplina de ahorro, ayudarán a cerrar la brecha dejada por las limitaciones del sistema público y a asegurar una jubilación más digna para todos.

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