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- 15/03/2022 11:55
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Polonia se enfrenta al impacto de la guerra en Ucrania con una economía amenazada por su alta inflación, una moneda debilitada y la urgencia de asimilar a unos dos millones de desplazados que se unirán al millón de ucranianos que ya vivían en el país.
En diciembre de 2020, Pekao, un importante banco estatal polaco, ofrecía un interés negativo en grandes depósitos; y hace una semana escasa, el Banco Central Polaco terminó por situar, tras sucesivas alzas, la tasa de interés de referencia en el 3,5 %, la más alta desde 2013.
Este dato ilustra el dramático cambio en el que está inmersa la economía polaca, que tras ser durante más de una década una de las más dinámicas de Europa, se enfrenta ahora a varios factores desestabilizadores de gran impacto.
La inflación, que según reveló el Gobierno polaco este martes fue del 8,5 % en febrero, pero que según los expertos podría elevarse hasta el 11 % en los próximos meses, es una de las pesadillas recurrentes para el consumidor polaco.
Un artículo publicado este martes en el semanario económico polaco Business Insider estima que, en varias regiones del país, las familias tendrán que dedicar el 75 % o más de sus salarios a pagar unas hipotecas cada vez más altas, sobre todo en el caso de las firmadas en los últimos años.
El zloty, la moneda polaca, que ha fluctuado hasta un 15 % desde que comenzó la guerra en Ucrania, ha perdido una estabilidad que hasta ahora había resistido los embates del mercado, si bien su depreciación con respecto al euro beneficia a corto plazo a las exportaciones.
"La situación para los importadores es más difícil", explica a Efe Piotr Arak, director del Instituto Económico de Polonia en un correo electrónico; aun así, "según un estudio del Banco Nacional Polaco, los importadores polacos pueden operar sin grandes contratiempos mientras el euro se cotice por debajo de los 4,82 zlotys", un límite que no se ha rebasado en los últimos días.
Para Arak, es la llegada masiva de ciudadanos ucranianos lo que supone "un gran desafío" para la economía polaca.
Según la Guardia Fronteriza de Polonia, son casi dos millones las personas que han llegado desde que comenzó la guerra el 24 de febrero, si bien según el analista "se estima que entre el 30 y el 40 % de ellos se instalen finalmente en Alemania y otros países occidentales".
El Gobierno polaco acaba de aprobar cambios legislativos que proporcionarán a los ucranianos el derecho de residir, trabajar y acceder a todos los servicios públicos de manera inmediata.
Se ha anunciado también un fondo de unos 1.500 millones de euros para intentar hacer frente al costo de esta medida, a la que en el futuro se podría unir un subsidio personal de unos 65 euros mensuales a cada refugiado y el pago mensual de unos 250 euros al mes a las familias polacas que acojan a ucranianos en sus casas.
La afirmación de la ministra polaca de Asuntos Sociales, Marlena Malag, solo tres días antes de estallar la guerra, de que su país podría absorber a hasta un millón de trabajadores ucranianos, será puesta a prueba con creces, pues, como señala Arak, la ola migratoria provocada por la guerra es "un gran desafío" y ha convertido ya a Polonia en el "cuarto mayor receptor de refugiados del mundo, tras Estados Unidos, Colombia y Turquía".
Al contrario que ocurre con otros países europeos, y a pesar de compartir frontera con Ucrania y Rusia, Polonia no sufrirá demasiado por el conflicto, pues entre Rusia y Ucrania, afirma Arak, solo acaparaban el 5 % de las exportaciones polacas, y además se trataba de "productos de baja tecnología como tuberías de plástico, cuya venta puede diversificarse a otros países".
Sin embargo, la reciente decisión del Ejecutivo de elevar el gasto en Defensa hasta el 3 % del Producto Interior Bruto desde el 2,1 % actual, "estabilizará la deuda pública polaca en un nivel cercano al 55 %", un gran cambio con respecto a 2019, cuando se anunciaron unos presupuestos sin déficit.
El programa gubernamental aprobado en enero de un "escudo anti inflación", que subsidia el gasto energético de los hogares polacos y que eliminó durante seis meses el IVA en alimentos y fertilizantes, privará a las arcas estatales de entre 3.500 y 4.500 euros de ingresos en impuestos.
Por otro lado, la retención indefinida de los fondos europeos del plan de recuperación económica, unos 36.000 millones de euros, es otra fuente de preocupación para Varsovia, que contaba con ese dinero desde hace meses para emprender un ambicioso plan nacional de construcción de infraestructuras.
Con todo, expertos como Arak coinciden en pronosticar un crecimiento en el PIB polaco del 3,5 % en 2022, gracias al mantenimiento del consumo interno y el alivio proporcionado por la llegada de mano de obra ucraniana al mercado laboral polaco, aquejado desde hace años de escasez de personal.
Por: Miguel Ángel Gayo Macías