Ali Zaki Hage Jalil: el atentado de Alas Chiricanas en 1994 y la conexión con Hezbolá

La detención de Jalil en Venezuela representa un avance para un caso que por más de 30 años se consideró resuelto a medias

La captura en Venezuela de Ali Zaki Hage Jalil ha revivido un caso que ha permanecido casi tres décadas bajo el velo de la impunidad: el atentado contra el Vuelo 901 de la aerolínea Alas Chiricanas.

Este suceso, considerado el peor acto terrorista en suelo panameño, puso a Panamá, un país sin conflictos internacionales directos, en el centro de una disputa global.

Día de la tragedia

El atentado ocurrió el 19 de julio de 1994. Un avión bimotor Embraer EMB 110 Bandeirante de Alas Chiricanas, que cubría la ruta entre la ciudad de Colón y la Ciudad de Panamá, estalló en el aire diez minutos después del despegue, estrellándose en las montañas de Santa Isabel.

El ataque fue dirigido con un objetivo claro. De las 21 víctimas mortales (18 pasajeros y 3 tripulantes), 12 eran empresarios de la comunidad judía panameña de la Zona Libre de Colón.

El ataque en Panamá no fue un hecho aislado. Ocurrió un día después del atentado a la AMIA en Buenos Aires, Argentina, donde murieron 85 personas. Las autoridades estadounidenses e israelíes concluyeron que ambos ataques, distantes geográficamente, estaban vinculados a una misma red.

Desde el inicio, las investigaciones apuntaron a la organización militante libanesa Hezbolá. Un grupo que se autodenominó Ansar Allah (que el gobierno de EE. UU. identifica como un alias de Hezbolá) reivindicó la responsabilidad por ambos atentados en un comunicado emitido desde Líbano. Se sospecha que un pasajero, Ali Hawa Jamal, quien también murió en la explosión, fue el atacante suicida que introdujo la bomba a bordo.

Afiche del FBI
La búsqueda y recompensa

A pesar de la identificación temprana de los probables autores intelectuales y materiales, el caso de Alas Chiricanas se estancó por años.

La justicia panameña, en colaboración con agencias como la Oficina Federal de Investigación de los Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés) y la inteligencia israelí, mantuvo activa la búsqueda de personas relacionadas con la planificación del ataque.

El nombre de Ali Zaki Hage Jalil ha estado en el radar internacional por mucho tiempo. El FBI lo buscaba por considerarlo una persona que podría poseer información “crítica” sobre el atentado.

Para impulsar la resolución del caso y la captura de los responsables, el Gobierno de Estados Unidos, a través de su programa Recompensas por la Justicia (RFJ), ha ofrecido una sustancial recompensa de hasta $5 millones a cambio de información que conduzca al arresto o la condena de cualquier persona que haya participado en la comisión, intento o conspiración de este acto terrorista.

Un nuevo capítulo

La detención de Hage Jalil en Venezuela, tras una alerta roja de Interpol emitida por Panamá, es un avance significativo en un caso que por más de 30 años se consideró resuelto a medias.

La captura abre la puerta a un proceso de extradición a Panamá, ya que mantiene una Alerta Roja, a solicitud de la Fiscalía Superior de la Sección de Descarga del Area Metropolitana, por el delito contra la vida y la integridad personal, homicidio doloso y delito contra la seguridad colectiva, contra los medios de transporte y de comunicación, informó la Policía Nacional.

Las autoridades panameñas ya realizan las coordinaciones con la Fiscalía de Asuntos Internacionales a fin de iniciar procesos de solicitud de extradición.

De lograrse, Hage Jalil podría ser la primera persona en ser juzgada por la planificación de este ataque, un hito que representaría un paso crucial para brindar justicia a las víctimas y sus familiares.

Lo Nuevo