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Plan de manejo comunitario: el modelo de una comunidad indígena para preservar sus bosques

- 15/06/2025 00:00
La comunidad de Tortuga se encuentra ubicada dentro de la comarca Emberá Wounaan, en la provincia de Darién, Panamá. Más específicamente, ubicada en el distrito de Cémaco.
Cuenta con 360 habitantes, organizados en 44 familias, que viven alrededor de una extensa zona boscosa, que les genera todos los recursos naturales para subsistir: pesca, siembra y conservación forestal.
Precisamente con su actividad forestal, Tortuga se ha convertido en un ejemplo de aprovechamiento sostenible en Panamá, tras la puesta en marcha de su plan de manejo comunitario en 2019 dentro de su bosque ubicado en el distrito de Cémaco, que les ha permitido generar su propio desarrollo social y económico.
Dicho plan forma parte del acuerdo para la conservación y aprovechamiento forestal sostenible colaborativo entre el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) junto con las autoridades de 16 pueblos indígenas de las Comarcas Emberá Wounaan, Wargandi y Madungandi.
El proyecto aplica una metodología internacional promovida por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) y el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE).
Su objetivo es detener la deforestación por cambio de uso del suelo y la degradación forestal debido a la tala y comercio ilegal de madera, explicó Carlos Espinosa Peña, director nacional Forestal de MiAmbiente.
“Para nosotros es clave potenciar este tipo de iniciativas con el fin de promover la conservación y aumento de la superficie de bosque y su capacidad de capturar carbono, lo que aporta beneficios locales y globales frente al cambio climático, al tiempo que se impulsa el desarrollo sostenible y economía de las comunidades que dependen directamente del bosque”, destacó Peña.

Con el acompañamiento técnico del MiAmbiente, Tortuga ha logrado establecer parcelas de monitoreo, sistema de rendición de cuentas y un mecanismo de reinversión de los ingresos obtenidos por la venta legal de madera como el espavé, bálsamo, roble y cedro amargo para crear obras que benefician a todos, como viviendas y caminos de acceso.
La comunidad cuenta con una directiva, que vela, no solo por la actividad forestal, sino también por hacer cumplir los permisos de MiAmbiente, contó Etelvino Souza, líder comunitario, a La Estrella de Panamá, como parte de una gira especial.
Mientras nos adentramos a la comunidad, Souza explicó que prácticamente son nuevos dentro de este proyecto forestal. Mencionó que actualmente trabajan 7.500 hectáreas, en un ciclo de 22 años, con áreas de aprovechamiento anual de 260 hectáreas, que representa un manejo escalonado del recurso durante poco más de dos décadas.
“Cada año intervenimos una parcela distinta y dejamos regenerar el área por un periodo de 22 años. Ningún árbol se toca antes de ese tiempo. Hemos conservado el bosque por más de 500 años y ahora, con responsabilidad, lo aprovechan para tener un impacto positivo en su diario vivir”, destacó el líder comunitario de Tortuga.
Añadió que “en cuanto a los ingresos eso varía o depende de la cantidad de poda que se realiza en el año. Por ejemplo, en el primer año tuvimos casi un millón y medio de pies tablares de madera. En el siguiente año eso fue aumentando, para este 2025 la poda es menor porque no derribamos almendros, que es nuestra especie que genera más ganancia”.
Además del aprovechamiento maderero, la comunidad de Tortuga ha desarrollado sistemas agroforestales y enriquecimiento de rastrojos.
También cuentan con árboles semilleros y viveros comunitarios para producir las plantas de especies como almendro, espavé y bálsamo, las que utilizan para restaurar los patios, caminos y otras áreas intervenidas por el proyecto.
Además, incluyen otros componentes, como sistemas agroforestales, en los que se mezclan especies forestales nativas con cultivos como café, aguacate y plátano para fortalecer la seguridad alimentaria y autosostenibilidad.

De acuerdo con el director nacional Forestal de MiAmbiente actualmente llevan adelante 12 planes de manejo forestal comunitario, de los cuales ocho son de la comarca Emberá Wounaan, dos planes en la comarca Madungandí y dos en la comarca Wargandí. Sumando así un total de 171.500 hectáreas.
Todas, dijo, en el marco de un acuerdo que se firmó para contribuir a implementar mejoras que conduzcan a que estos planes de manejo logren en un periodo de 12 meses obtener la certificación del Consejo Mundial de bosques para así garantizar que dichos planes están siendo eh administrados técnica, económica y socialmente de manera viable y correcta.
“Para poder que los bosques no desaparezcan, necesitamos ponerlo bajo manejo de un plan forestal comunitario, ya que ese es el propósito por el que fueron creados: conservar el bosque, mantener la biodiversidad, pero al mismo tiempo como un incentivo para que la comunidad genere ingresos y pueda invertir en obras de desarrollo comunitario”, mencionó Peña.
Bajo la Dirección Forestal y la Dirección Regional, MiAmbiente realiza un acompañamiento para asegurar el cumplimiento técnico y económico de los contratos que firman las comunidades con las empresas a las que les van a vender la madera. A través de estos contratos, la entidad también busca trasladar ciertas responsabilidades de protección de conservación del bosque a la empresa.

Durante todo este proceso de administración, MiAmbiente también ha detectado casos de violaciones de incumplimiento a los programas forestales comunitarios, en los que se ha realizado cambios de uso de suelo, enriquecimiento y control del aprovechamiento de la cantidad de árboles autorizados.
Peña explicó que los árboles que forman parte de los programas son inventariados y plaqueados en el sistema de trazabilidad que cuenta MiAmbiente, ya que de esta forma los técnicos podrán saber qué árbol, de qué especie y dónde está localizado dentro del área que se autoriza para los aprovechamiento en cada año.
Para los que incumplen, agregó, se les cierra el plan de manejo, como ya pasó en la comarca Emberá Wounaan y Wargandí, con uno entre ambos casos.
El director nacional Forestal de MiAmbiente concluyó en que si bien la entidad acompaña en el proceso de creación y aprobación de los programas forestales comunitarios, su rol principal es fiscalizar y verificar, que tanto el regente, la empresa y la comunidad estén cumpliendo con la implementación del plan de manejo.