La vulnerabilidad y la confianza en el coaching

Actualizado
  • 04/12/2022 00:00
Creado
  • 04/12/2022 00:00
Aceptar ser vulnerable es un acto de confianza, amor hacia uno mismo, al conocer desde donde venimos y lo que hemos logrado, y aceptarnos como somos
La vulnerabilidad y la confianza en el coaching

Esta es una de las palabras que mayor impacto tuvo en mi vida personal y profesional cuando inicié el camino de ser coach. No lo veía como algo que pudiera experimentar hasta que me permití ser vulnerable; es como estar desnudo, sin una máscara que te da seguridad, es aceptarte cómo eres, en algunas ocasiones podrás sentir miedo y otras ocasiones fragilidad. Aceptar la vulnerabilidad es un paso muy importante para acompañar a los clientes.

Cuando te permites ser vulnerable te conviertes en una persona creativa, espontánea, te atreves a hacer cosas que antes no harías y aceptas que no puedes controlarlo todo. Queremos medirlo todo y saberlo todo y la vida no es así: no es ni blanco ni negro, ni bueno ni malo, no tiene alguien que tener la razón y el otro estar equivocado. Aceptar las diferencias y los errores como parte del aprendizaje y crecimiento te permite empezar a tener más confianza en ti, aceptarte como eres y es entonces cuando te conviertes en una persona más autentica en todos los aspectos de tu vida y cuando puedes conectar contigo mismo y con tu cliente.

La falta de confianza es un juicio y una emoción que nos limita a confiar en nosotros, en el cliente y en el proceso. Nos da vergüenza y miedo solo pensar en ser vulnerables, que no seamos quienes piensan que somos, que piensen que no somos lo suficientemente buenos, o que no nos perciban como queremos ser percibido. Aceptar ser vulnerable es un acto de confianza, amor hacia uno mismo, al conocer desde donde venimos y lo que hemos logrado, y aceptarnos como somos.

El tener más confianza en ti, te permite entregarte a tu cliente, sin estar pensando en lo que dirás, con preguntas preestablecidas, y preocupado por lo que pensarán de ti. Te permites ser más genuino contigo y con tu cliente, la sesión es más fluida como en un baile de dos bien sincronizados, por ende, generas confianza y permites que, a través de escucharlo y hacerle preguntas, él mismo descubra aquello que no sabía que estaba dentro de sí. Le permites verse de manera diferente y que quiera trabajar en el futuro y sus metas, al descubrir una posibilidad que antes no podía ver. Ser vulnerable te permite colaborar con cada cliente para crear un ambiente que le de apoyo y seguridad y que le permita ser vulnerable también, compartir libremente en una relación de respeto y confianza desde el acuerdo, indagación y acciones.

Cuando te entregas a tu cliente, confías en su capacidad de generar respuestas y tomar acción, escuchas respetuosamente sin juicios y le haces responsable de los acuerdos en la sesión y de sus propias elecciones para que tome las riendas de su propia vida, creas un espacio para que el otro se escuche, es una relación de adulto-adulto.

Los coaches no somos inmunes, somos vulnerables, debemos cuidar la gestión de nuestras propias emociones y respuestas. Para que el cliente se entienda, practicamos la escucha activa, sin darle consejos ni decirle lo que debe hacer. Buscamos entender al cliente dentro de su contexto, lo que puede incluir su identidad, su ambiente, sus experiencias, sus valores y sus creencias, y dejamos espacio para el silencio, la pausa y la reflexión.

Vivimos en un mundo diferente después de la pandemia: incierto, vulnerable donde muchas cosas que funcionaban antes han cambiado. Se percibe falta de liderazgo, desigualdad, inconformidad, crisis sociales y económicas y por supuesto las grandes crisis en el terreno de la salud mental. Nos hemos dado cuenta de que somos mucho más vulnerables de lo que pensamos y esto a la vez se nos abre un mundo de oportunidades. Como coaches podemos contribuir a crear cambios, iniciando con nosotros mismos y por ende en nuestros clientes, que nos lleven a disfrutar una vida de bienestar y posibilidades, con amor y agradecimiento.

La autora es Administradora de Empresas, Mentora en procesos de Recursos Humanos y Desarrollo Organizacional y miembro de de ICF Panamá.

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