Guillermo Alejandro primer rey holandés desde 1890

Actualizado
  • 30/04/2013 07:56
Creado
  • 30/04/2013 07:56
Guillermo Alejandro se convirtió en el primer rey holandés en más de un siglo el martes y se comprometió a usar su papel ceremonial como...

Guillermo Alejandro se convirtió en el primer rey holandés en más de un siglo el martes y se comprometió a usar su papel ceremonial como cabeza de estado para ayudar a conducir a su país a través de la incertidumbre económica.

Su esposa, la princesa Máxima originaria de Argentina, se convirtió en reina consorte llenando de alegría a su país natal.

"Es un verdadero orgullo que una argentina haya calado hondo en el pueblo de Holanda", dijo a The Associated Press Rubén Tirolo en la capital argentina.

Para Argentina "es muy importante" la coronación de Máxima, pues ha generado un "cambio positivo" en la monarquía holandesa, señaló María Tomares.

En Ámsterdam en el mar de naranja que dominaba la plaza Dam frente al palacio real sobresalía una bandera argentina celeste y blanca con la leyenda en holandés: "Holanda agradece y tiene fe en Máxima".

El cambio generacional en la Casa de Orange-Nassau le dio al país mercantil de 17 millones un motivo para celebrar a pesar de sus problemas por la recesión económica.

Visiblemente emocionada, la muy querida Beatriz terminó así su reinado de 33 años en una ceremonia televisada a nivel nacional desde el palacio real, en el centro de Ámsterdam, mientras miles de personas vestidas de naranja vitoreaban en las calles.

Cerca de cuatro horas después el rey Guillermo Alejandro, luciendo una capa de piel, hizo su juramento de lealtad al país y la constitución en la histórica Iglesia Nueva.

En un discurso en la iglesia el más joven monarca de Europa subrayó la naturaleza ceremonial de su monarquía en la sociedad igualitaria, pero también el valor simbólico y económico que un rey puede dar en las visitas de estado para apoyar el comercio.

"Representaré orgullosamente al reino y ayudaré a descubrir nuevas oportunidades", dijo.

La ceremonia de investidura fue el último acto formal de un día lleno de emoción en la Casa de Orange-Nassau a la que seguirá un paseo nocturno en bote en el puerto histórico de Ámsterdam.

El rey tomó la mano de su madre y la vio a los ojos después de que ambos firmaran el documento de abdicación en el palacio real.

Beatriz pareció al borde de las lágrimas cuando se asomó a un balcón, decorado con tulipanes, rosas y naranjas, frente a unos 25.000 súbditos.

"Estoy feliz y agradecida de presentarles a su nuevo rey, Guillermo Alejandro", dijo a la entusiasta multitud, que le cantó "Bea Bedankt" ("Gracias Bea").

Momentos después Beatriz dejó el balcón y Guillermo Alejandro, Máxima y sus tres hijas, ataviadas con vestidos amarillos y diademas a juego, saludaron a la población.

"Querida madre", le dijo el flamante monarca. "Hoy dejas el trono. Treinta y tres años emotivos e inspiradores. Te estamos profundamente agradecidos", dijo el rey.

Con su abdicación, la antigua reina es ahora la princesa Beatriz. Su hijo ascendió al trono como el primer rey holandés desde la muerte de Guillermo III en 1890.

Máxima, de 46 años cuyo nombre antes de convertirse en miembro de la familia real argentina era Máxima Zorreguieta, se convirtió en reina consorte. Su hija mayor Catarina Amalia es ahora la princesa de Orange y la primera en la línea de sucesión.

Guillermo Alejandro se ha comprometido a ser un rey del siglo XXI para unir y dar ánimos a sus súbditos, y no un "fetichista del protocolo".

El nuevo monarca asume cuando el desempleo aumenta en esta economía tradicionalmente firme. Las cifras de la Unión Europea indican el martes que el desempleo holandés sigue subiendo al 6,4 %, todavía muy por debajo del promedio de la UE del 10,9 %, pero mayor de lo que ha sido durante años en Holanda.

"Asumo el trono en un tiempo en el que muchos en el reino se sienten vulnerables e inseguros", dijo Guillermo Alejandro. "Vulnerables en su trabajo o salud e inseguros sobre sus ingresos y su ambiente cotidiano".

Els Nederstigt, una mujer de 38 años, dijo que se levantó a las 5.30 de la mañana para apostarse frente al palacio real luciendo un sombrero naranja.

"Es un momento especial. Yo era una niña muy pequeña cuando Beatriz subió al trono, y por eso este es el primer cambio de monarquía que puedo experimentar", comentó. "Estuvimos aquí cuando Guillermo Alejandro y Máxima se casaron".

En medio de la celebración la seguridad era estricta, había miles de policías, uniformados y con ropa de civil, y un número no revelado de servidores públicos ayudando a la logística.

Poco después de la abdicación la policía arrestó a dos manifestantes en la plaza Dam, uno de ellos vestido con una camiseta que indicaba que era republicano, por no cumplir las órdenes para retirarse. La policía los liberó sin presentarles cargos y se disculpó por detenerlos.

En una manifestación antimonárquica en la cercana Plaza Waterloo personas vestidas de blanco llevaban letreros que se burlaban de Guillermo Alejandro.

"La monarquía es una enfermedad de transmisión sexual", decía uno de ellos.

Jan Dikkers dijo que asistió para demostrar su desaprobación por el ascenso de Guillermo Alejandro, a quien dijo la gente tolera sólo porque "les cae bien su esposa".

Dikkers agregó que la aprobación de Beatriz es exagerada.

"La gente dice que la reina hizo un buen trabajo pero no hizo nada", dijo. "Quizá parece una persona agradable, y a la gente le gusta, pero eso es diferente".

En el resto de la ciudad las celebraciones se realizaron pacíficamente, un escenario muy diferente a la coronación de Beatriz en 1980 cuando ocupas protestaban por la falta de vivienda y pelearon con la policía llenando de nubes de gas lacrimógeno la ciudad.

En el hipódromo de Buenos Arires la comunidad holandesa se reunió a primera hora del martes para celebrar la investidura de los nuevos reyes en un acto organizado por la Embajada de Holanda.

Unas 500 personas, muchas de ellas vestidas con alguna prensa naranja, siguieron con atención en pantallas de televisión las imágenes de la ceremonia de coronación.

"Tenemos un nuevo rey después de más de cien años y tenemos una hermosa reina que adoramos", dijo a los periodistas Heinz Van deer Vart, vestido con sombrero y corbatas de color naranja.

En tanto, el embajador Hein de Vries señaló que "la presencia de la reina Máxima en Holanda va a apoyar la profundización de nuestras relaciones, sean turísticas, culturales y comerciales".

Por su parte algunos canales de televisión argentina dedicaron una transmisión especial a la coronación de Guillermo de Holanda.

El espacio aéreo sobre Ámsterdam se cerró el lunes y permanecerá así por tres días. Los invitados reales de 18 países llegaron el lunes y el tráfico de la ciudad se vio constantemente interrumpido por limosinas con ventanillas obscuras y sus escoltas.

Entre los invitados destacaban el príncipe Carlos de Gran Bretaña y su esposa Camila, el príncipe Felipe y la princesa Letizia de España, así como el príncipe heredero de Japón Naruhito y la princesa Masako. Carlos también estuvo presente cuando Beatriz fue coronada en 1980.

Algunos expertos consideran que Beatriz permaneció en el trono por tanto tiempo en parte por la agitación en la sociedad holandesa, pues el país tenía problemas para asimilar el número creciente de inmigrantes, en su mayoría musulmanes del norte de África, al tiempo que se alejaba de su reputación como uno de los países más tolerantes del mundo.

Su esposo, el príncipe Claus, murió en 2002 y el año pasado su hijo menor, el príncipe Friso, quedó atrapado por una avalancha cuando esquiaba, lo cual le causó graves daños cerebrales y lo dejó en un estado casi comatoso.

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