Alcalde de San Diego renunciará el 30 de agosto

Actualizado
  • 24/08/2013 17:40
Creado
  • 24/08/2013 17:40
El alcalde de San Diego, Bob Filner, aceptó el viernes renunciar el 30 de agosto, cediendo así a la enorme presión por las escabrosas de...

El alcalde de San Diego, Bob Filner, aceptó el viernes renunciar el 30 de agosto, cediendo así a la enorme presión por las escabrosas denuncias de acoso sexual de al menos 17 mujeres, que han erosionado su apoyo político nueve meses después de asumir el cargo.

Filner se mostró arrepentido y desafiante durante una reunión del Concejo Municipal al explicar "la decisión más difícil de mi vida". Pidió disculpas a sus acusadoras, pero insistió en que era inocente de acoso sexual y dijo que fue víctima de una "mentalidad de linchamiento".

El concejo aprobó 7-0 un acuerdo que pone fin a un estancamiento político después que más de una decena de mujeres se identificaron públicamente como víctimas de las insinuaciones no deseadas de Filner, que incluyeron toqueteos, besos a la fuerza y comentarios morbosos.

El septuagenario Filner, demócrata, se desempeñó 20 años en el Congreso hasta que pasó a ser el alcalde de la octava ciudad más grande de Estados Unidos.

Previamente, Filner había insistido en que aún podía ser un alcalde eficiente y se sometió a dos semanas de terapia de conducta y reanudó esta semana sus funciones.

Sin embargo, el apoyo a su favor disminuyó después que aumentó el número de mujeres que salieron a la luz _una de ellas una bisabuela y otra una almirante de la Armada_ y contaron que Filner las tocó, las besó a la fuerza, hizo comentarios lujuriosos y las sostuvo mediante una llave de la cabeza.

Algunos de los aliados políticos más allegados a Filner y todos los nueve miembros del Concejo Municipal le habían pedido que renunciara al cargo.

El viernes, poco antes de la votación del consejo, el Comité Nacional Demócrata, reunido en Scottsdale, Arizona, había adoptado la medida extraordinaria de aprobar una resolución en la que exigía la salida de Filner.

Decenas de personas hablaron a favor y en contra del alcalde antes de la reunión del Concejo Municipal efectuada a puertas cerradas para examinar las condiciones confidenciales negociadas entre Filner y el procurador de la ciudad, Jan Goldsmith.

"Sin la renuncia del alcalde, nuestra ciudad continuará paralizada por este escándalo; el progreso quedará frenado y nuestra atención continuará centrada en este oscuro capítulo de nuestra historia", dijo Laura Fink, asesora política que acusó a Filner de tocarle el trasero en 2005, cuando ella era gerente adjunta de campaña para el entonces representante.

Rachel Laing, portavoz de una iniciativa para someter al alcalde a referendo revocatorio, dijo que los promotores de la petición habían reunido 20.000 firmas en cinco días para lograr el proceso, pero dijo que estaba dispuesta a aceptar el acuerdo de renuncia del alcalde.

"Cada día que está en el cargo es un día que la ciudad permanece en parálisis y sus víctimas sufren", dijo Laing al consejo.

Sin embargo, muchos que vinieron a la reunión especial dieron su apoyo al alcalde, que se encuentra aislado políticamente, y elogiaron su labor a favor de los derechos civiles y los grupos minoritarios que afrontan diversas dificultades.

"Cuando mis hijos me pregunten `¿dónde estuviste durante el linchamiento público del alcalde Filner?' les responderé que no fui cómplice", dijo Enrique Morones, presidente del grupo defensor de inmigrantes Border Angels.

El principal elemento fuerte de Filner en la mesa de negociaciones fue su negativa a dejar el cargo.

Una persona allegada a las negociaciones dijo que el principal obstáculo durante las conversaciones fue el otorgamiento de indemnización a Filner y el pago de sus costos legales por la demanda de acoso sexual. La fuente no estaba autorizada a comentar el caso públicamente.

El acuerdo fue negociado entre Filner, sus abogados, Goldsmith y dos miembros del Concejo Municipal. No incluyó a la abogada Gloria Alred, que representa a la ex directora de comunicaciones de Filner, Irene McCormack Jackson, en una demanda presentada contra el alcalde y la ciudad.

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