La extradición de Portillo

LONDRES. El ex presidente de Guatemala Alfonso Portillo, desistió en su lucha contra la extradición y se entregó a las autoridades en México para ser llevado a su país y enfrentar cargos por corrupción.

Portillo había huido a México a comienzos de 2004, poco después de haber terminado su mandato, acosado por varias denuncias de corrupción durante su presidencia. Entre ellas, la que más se destaca es la autorización de una transferencia de US$15 millones del ministerio de Defensa de Guatemala que se dice terminaron en los bolsillos de sus asociados. Durante su residencia en México, Portillo obtuvo una visa de trabajo y fungió como asesor financiero de una empresa de materiales de construcción. En 2006, sin embargo, la Cancillería de México aprobó su extradición a Guatemala, aunque el ex mandatario luchó contra la orden durante años.

A su arribo a Guatemala, el ex mandatario fue recibido con aplausos de sus simpatizantes que se habían movilizado al sitio de llegada.

Para la analista política Carmen Rosa de León Escribano, directora del Instituto de Enseñanza para el Desarrollo Sostenible (IEPADES), todos esos preparativos indican que tuvo que haber algún tipo acuerdo entre bambalinas. “Hay una dosis de arreglo previo con el actual gobierno y las autoridades judiciales para regresar al país y cuenta con la esperanza para permanecer libre en él”, explicó. La analista añadió que en este momento se está definiendo la presidencia del Congreso para lo cual podría influir el partido Frente Republicano Guatemalteco de Portillo.

La directora de IEPADES también supone que en el trasfondo también está el posible regreso de otro ex presidente asilado en Panamá. Jorge Serrano Elías suspendió la constitución y clausuró el Congreso en un fallido intento de autogolpe en los años 90 y, a raíz del rechazo a esta medida, tuvo que abandonar el país. “Este es un primer avance. Si Portillo logra salir indemne, esto abre la puerta para que Serrano Elías regrese y seguirán los tribunales sin fallar en contra de los presidentes perseguidos”, aseguró de León Escribano. “La incipiente institucionalidad en Guatemala está siendo puesta a prueba con este caso”.