Amplio triunfo de Rafael Correa

QUITO. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, logró la reelección con alrededor del 53 por ciento de los votos, según datos prelimina...

QUITO. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, logró la reelección con alrededor del 53 por ciento de los votos, según datos preliminares, y enfrentará a partir de ahora una nueva etapa, prácticamente fundacional, de su país. Es que esta fue la primera elección con la nueva constitución, y la primera vez que votaron los militares y policías, los presos sin sentencia firme, los jóvenes de entre 16 y 18 años, los ecuatorianos en el exterior y los extranjeros que viven en Ecuador.

NUEVO SISTEMA

Además, se inauguró un sistema alabado por todos los veedores internacionales, el de un Consejo Nacional Electoral separado de un Tribunal Contencioso Internacional que garantiza la independencia de estos órganos para controlar las elecciones.

Los candidatos de la oposición quedaron muy lejos de Correa: el ex coronel Lucio Gutiérrez quedó segundo con alrededor del 26 por ciento de los votos (la mitad del presidente), el multimillonario bananero Álvaro Noboa tercero con un 8 por ciento y la candidata de izquierda Martha Roldós cuarta con un 4 por ciento. Los otros cuatro candidatos rondaron el uno por ciento.

PROCESO ELECTORAL

Durante las 10 horas que duró el proceso electoral no hubo incidentes mayores, más que algunas denuncias menores y cruces verbales en algunas escuelas de Quito entre simpatizantes de Gutiérrez y Correa.

El ex presidente Gutiérrez (gobernó entre 2003 y 2005) votó a las 7:30 de la mañana en una escuela céntrica de la capital ecuatoriana, en medio de una turba de periodistas y simpatizantes que enfundados en camisetas rojas no dejaban de entonar cánticos partidarios. Del otro lado del patio de la escuela, separados por un férreo control de la Policía Nacional, partidarios del gobierno les respondían con insultos y alusiones a su frustrado gobierno que debió concluir antes de tiempo por el descontento general de la población.

INCIDENTES

Miembros del Consejo Nacional Electoral intentaron hacer entender a unos y otros que está prohibida cualquier manifestación proselitista el día de los comicios, y lo propio intentaron algunos soldados del Ejército. Pero eso lo único que logró fue enardecer aún más a los seguidores de Gutiérrez que empezaron a acusar a los gritos una supuesta falta de libertad de expresión y de democracia. Los gritos e insultos fueron in crescendo y llegaron a niveles preocupantes pero no pasaron de ahí.

Los militantes de Sociedad Patriótica (el partido de Gutiérrez) se trasladaron luego a la escuela donde votaría Correa a las 8.30 y la escena se repitió como calcada. Otra vez tuvo que intervenir la Policía y el Ejército, y todo quedó en escaramuzas.

Después de votar, el presidente siguió con un verdadero tour de urnas. Acompañó a votar a su candidato a alcalde de la ciudad de Quito, Augusto Barrera, luego comió y tomó un avión a Guayaquil para acompañar a sufragar a su hermana y a su madre.

Al final de la jornada y con los resultados conocidos, volvió a Quito y encabezó los festejos que habían comenzado a la tardecita, cuando los simpatizantes del oficialista Movimiento País se fueron congregando en la amplia Avenida de los Shyris, en la zona norte de la capital ecuatoriana.

Más allá de las consabidas y previsibles denuncias de fraude de la oposición, tanto los observadores de la Unión Europea cuanto los de la Organización de Estados Americanos (OEA) coincidieron en señalar que en términos generales no hubo graves irregularidades.

“Fue una elección limpia, con los problemas normales de cualquier elección, pero la verdad es que la constitución y el sistema electoral ecuatoriano son de lo más avanzado en América Latina”, dijo a este diario Walter Gasparini, un miembro uruguayo del equipo de observadores de la OEA.

SIN OPOSICIÓN

Es interesante analizar los motivos de tanta diferencia entre el presidente electo y sus adversarios políticos.

En primer lugar hay que decir que realmente asistimos a una etapa fundacional del Ecuador, luego de la muerte de los partidos tradicionales y de tantos años de inestabilidad política (entre 1996 y 2006, en 10 años hubo 10 presidentes). Luego de la asunción de Correa en enero de 2007, lo que él llama “la partidocracia” quedó muy malherida y ni siquiera pudo articular una real oposición en el Congreso. Luego se sucedieron otros triunfos electorales (entre ellos, la constituyente y el referéndum por la constitución). Todos esos triunfos fueron fortaleciendo al gobierno y desorientando a la oposición.

Hasta que llega a ésta que es la sexta victoria de la “Revolución Ciudadana”, una victoria aplastante que con vistas en el futuro no deja vislumbrar una oposición fuerte y seria.

Acallados los ecos de los festejos, eso puede llegar a ser un problema para el propio Correa, que por su estilo de gobierno necesita tener con quien confrontar.

El más, el obstáculo mayor puede llegar a venir de él mismo, de sus errores o excesos. O de sus propias filas, lo cual también es para tener en cuenta. “Nosotros conocemos bien a nuestros enemigos, internos y externos, los tenemos identificados, pero los más peligrosos son los enemigos que pueden llegar a surgir de las propias filas del gobierno, los que están encubiertos, los políticos del viejo régimen que se reciclaron para no perder la teta del Estado, los bolsones de corrupción que permanecen en el aparato burocrático, esos pueden ser nuestros peores enemigos”, graficó un allegado directo a Correa. La otra opción de oposición es que se potencie la figura de Jaime Nebot, quien ayer fue reelecto como alcalde de Guayaquil con cerca del 68 por ciento de los votos. Nebot, dirigente socialcristiano, es muy popular en Guayaquil, pero no así en el resto del país.

Es que existen enormes diferencias históricas, culturales, étnicas, económicas y políticas entre Guayaquil y Quito, los dos polos del Ecuador.

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