- 01/11/2010 01:00
BRASILIA. Los comicios para designar en segunda vuelta al próximo presidente y a algunos gobernadores provinciales de Brasil se cerraron ayer sin que se reportaran incidentes mayores.
Al cierre de los comicios la oficialista, Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT) avanzaba hacia una amplia victoria sobre el opositor del Partido Social Demócrata, José Serra, según una encuesta a pie de urna. Sin embargo, el candidato opositor confiaba en un vuelco en las urnas.
Pero, en la tarde de ayer antes del cierre de esta sección Rousseff, lideraba el escrutinio de las elecciones presidenciales con el 53,16% de los votos, según el primer boletín del Tribunal Superior Electoral (TSE), que ha contabilizado el 73,07% del total. Mientras que su rival, Serra, obtenía, el 46,84% de los votos.
Los votos nulos y en blanco sumaban poco menos de 7% y la tasa de abstención se ubicaba en 20,78% del padrón electoral.
Los colegios electorales cerraron a las cinco de la tarde en los estados más orientales de Brasil y los candidatos esperan los resultados que decidirán la herencia de Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva.
DECLARACIONES
La más madrugadora de la jornada fue Dilma, quien habló casi como si fuera presidenta electa: ‘Voy a gobernar para todos, voy a conversar con todos los brasileños sin excepción’. Sonriente y vestida del color rojo del Partido de los Trabajadores (PT), la candidata oficialista acudió a votar en la sureña Porto Alegre pasadas las nueve de la mañana con la promesa de iniciar ‘una nueva fase de la democracia’.
Serra lo hizo en São Paulo y defendió ‘la belleza de la alternancia del poder’. El ex gobernador del estado más poblado y más rico se mostró esperanzado pese a los pronósticos: ‘Vamos a esperar la decisión. El elemento fundamental es la confianza que he sentido en las calles, en el abrazo de las personas’.
EL FIN DE LA ERA ‘LULA’
El cierre de los colegios supone el principio del fin de la ‘era Lula’. Aunque consiga ganar un tercer mandato simbólico en la piel de su ex ministra, el gobernante más popular de la historia reciente de Brasil comienza ahora una larga despedida que se prolongará durante dos meses, hasta que el próximo Año Nuevo entregue definitivamente el testigo a su heredera. O bien a su heredero, en caso de que todas las encuestas estén equivocadas y Serra dé la campanada adjudicándose las elecciones.