EE.UU. y la “supremacía blanca”

Actualizado
  • 20/07/2015 02:00
Creado
  • 20/07/2015 02:00
Hay noticias que parecen crónicas del siglo XIX. Pero corresponden a sucesos de hace tan solo dos días

Hay noticias que parecen crónicas del siglo XIX. Pero corresponden a sucesos de hace tan solo dos días. Un enfrentamiento civil entre miembros del Ku Klux Klan y los Black Panther en Carolina del Sur, Estados Unidos. Los primeros reclaman, a pesar del paso del tiempo, la ‘supremacía blanca' y mostraban orgullosos sus símbolos nazis en sus camisetas. Estos estadounidenses protestaban por el retiro de la bandera confederada que tantos estigmas reviven en la sociedad norteamericana. Los manifestantes fueron agredidos con botellas de agua por los miembros del partido Black Panther que, indignados por siglos de humillaciones, reivindicaban contra los que pretenden seguir segregándolos, ahora por la marginación política y social de la que ha sido víctima la población negras.

Los disturbios en Carolina del Sur no serían más que anécdotas noticiosas si no fuera porque se suman a las inexplicables muertes de jóvenes negros por la policía blanca, informaciones que se multiplican. No sólo la policía actúa con discriminación contra la comunidad negra norteamericana, pues también jóvenes blancos entran armados a una Iglesia y disparan contra los feligreses y religiosos negros. Los hechos confirman las nuevas formas de racismo que, además, toma cuerpo en la política de EE.UU., es el caso del verbo desenfrenado del candidato republicano Donald Trump, favorito en las encuestas para las primarias de uno de los dos partidos políticos más grandes e importantes de EE.UU..

El racismo existe también en Europa, donde se expresa con sus normativas segregacionistas y los muros que se levantan para cercar las naciones de la migración del sur. Estamos viviendo el resurgir de los fundamentalismos racistas que se arropan en tesis de seguridad, bienestar nacional y tonterías similares. La reaparición de los extremismos no solo se da en el Medio Oriente. Todos están reorganizando sus fronteras ante la migración por hambre y guerras de los ‘pueblos bárbaros' del sur.

El debate está servido. En EE.UU. se observa de manera más peligrosa, pero Europa no está exenta de replanteamientos racistas camuflados en términos demográficos o económicos. Preocupa escuchar hablar sobre ‘el peligro amarillo' relativo al desarrollo chino, o ver los brotes antisemitas en Rusia, Alemania o Francia. Estamos asistiendo al peligroso regreso de los extremismos de toda naturaleza.

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