Testimonio de Comey no parece acercar ‘juicio' contra Trump

Actualizado
  • 11/06/2017 02:05
Creado
  • 11/06/2017 02:05
La esperada comparecencia del ex jefe del FBI ante el Congreso sobre la ‘injerencia rusa' fue recibida tibiamente por el Partido Republicano

La tibia reacción de los legisladores republicanos tras el testimonio del exdirector del FBI, James Comey, sobre la investigación rusa aleja la posibilidad de que el presidente de EE.UU., Donald Trump, enfrente un ‘impeachment' o proceso de destitución.

En una comparecencia rodeada de expectación, Comey acusó este jueves a Trump de mentir, de presionarle para despejar la distracción que suponía la investigación de la injerencia electoral rusa y de sugerirle que pusiera fin a las pesquisas sobre el exasesor de seguridad nacional de la Casa Blanca Michael Flynn.

Sin embargo, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, prefirió el viernes destacar los logros alcanzados desde que Trump está en la Casa Blanca a comentar las revelaciones de Comey.

FISCAL GENERAL TESTIFICA

El fiscal general de EE.UU., Jeff Sessions, comparecerá el martes ante Senado luego de las declaraciones de Comey

Los demócratas adelantaron que aprovecharan para preguntarle sobre su papel en la investigación de la presunta injerencia rusa y los vínculos Trump - Moscú.

El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, optó por justificar las conversaciones de Trump con Comey en su falta de experiencia política y en el hecho de que es un recién llegado a Washington.

‘Creo que tenemos un presidente que está aprendiendo', dijo el senador John McCain, uno de los republicanos más abiertamente críticos con Trump.

Otros legisladores conservadores han preferido fijarse en los aspectos de la declaración de Comey ante el Comité de Inteligencia del Senado que pueden ser interpretados como favorables para Trump.

‘Creo que fue exonerado. Él dijo que no estaba bajo investigación y eso fue verificado', indicó el congresista republicano Mark Meadows, que preside el Freedom Caucus, considerado el grupo más conservador de la Cámara de Representantes.

Los congresistas y senadores republicanos tienen la vista puesta en las elecciones legislativas del año que viene, para las que necesitan la base de votantes que se acercaron al partido por primera vez gracias a Trump.

Para destituir a un presidente, la Constitución de EE.UU. requiere una súper mayoría de dos tercios del Senado.

En la situación actual, eso significaría que 19 senadores republicanos (de 52) necesitarían sumarse a todos los 48 demócratas e independientes restantes para sacar a Trump de la Casa Blanca.

Y si se mira al pasado, la realidad es que el número de senadores que votaron para destituir a un presidente de su propio partido es cero.

Incluso si se llegara a probar que Trump ha cometido alguna falta o crimen, los analistas consideran que como mucho habría cinco o seis senadores republicanos que se posicionaran a favor de destituirlo, pero llegar a la cifra de 19 se considera muy improbable.

Los observadores más deseosos de ver el ‘impeachment' de Trump fantasean con la posibilidad de que, si las pruebas y las críticas fueran contundentes, Trump acabara dimitiendo como hizo Richard Nixon en 1974 ante el escándalo del Watergate. Pero, como se preguntaba esta semana el columnista Michael Medved en el USA Today , ‘¿puede alguien que haya seguido la carrera de Trump imaginar que él escogería un curso de acción de tanta humildad y a arrepentimiento?'.

Incluso un diario abiertamente crítico con las políticas de Trump y que declara ‘estar esperando al día en que ya no sea presidente', como Los Angeles Times , publicó esta semana un editorial advirtiendo sobre que la destitución de un presidente elegido democráticamente debe hacerse solo en los casos ‘más excepcionales'.

‘La opción debería usarse si el presidente parece haber cometido un crimen serio, pero también si sus acciones ponen en un peligro serio e irreversible a la nación', indica el texto.

‘Si es meramente una cuestión de políticas con las que no estamos de acuerdo, ese es un problema que es mejor dejar para las siguientes elecciones', concluye.

Así, el esperado testimonio de Comey, en el que muchos tenían esperanzas de oír unas palabras mágicas que marcaran el inicio del fin de la Presidencia Trump, no ha hecho sino enfriar las expectativas de que eso ocurra.

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