Adolfo Suárez: entre las luces y las sombras

Actualizado
  • 25/03/2014 01:00
Creado
  • 25/03/2014 01:00
No todo es oro lo que reluce. Suárez fue precisamente el inventor del Estado de las Autonomías

Ayer por la mañana hacía en Madrid un día típicamente primaveral. Había sol, pero la temperatura era más bien fría. En los alrededores del palacio que alberga el Congreso de los Diputados, en la Carrera de San Jerónimo, se concentraron unas mil personas que, junto a los Reyes, el Gobierno en pleno, las más altas autoridades del Estado, partidos políticos, sindicatos, asociaciones empresariales y por supuesto, la familia, despidieron a Adolfo Suárez, que murió el domingo en una clínica privada de Madrid.

Todas los medios de comunicación han coincidido UNÁNIMEMENTE en considerar a Suárez un maravilloso político, excepcional jefe de gobierno, padre de la Transición, sacrificado servidor del Estado y por fin, un gran patriota.

Curiosamente, Adolfo Suárez, que hasta los 43 años hizo toda su carrera política en el Movimiento Nacional, único partido político que se reconocía en el Franquismo, desembarcó en la etapa democrática como el poseedor de ‘la varita mágica’ que a partir de ese momento iba a evitar la unanimidad que todos los medios que antes he citado tenían a favor del Franquismo y además, mediante la llegada de la Democracia Inorgánica, los más de 40 millones de españoles, podrían establecer las muchas diferencias que tenían entre ellos. Ahora, a la vista de cómo se han producido las unánimes reacciones de alabanza, da la impresión de que ningún español discrepa de la actuación política de quien presidió el Gobierno de España desde 1.977 a 1.982, eso sí, ganando dos elecciones consecutivas.

Tanta exageración, bastante propia en los países de descendencia greco-latina y muy recortada en los países anglosajones, lleva a situaciones tan curiosas como que hoy Suárez será enterrado dentro de la Catedral de Ávila, capital de provincia de su pueblo natal; ayer se le rindieron honores militares y se le dedicó más tiempo de atención y alabanzas que cuando se murió el propio Franco. Quizá sea el momento de recordar que durante su mandato, la inflación pasó del 3% al 26%; los parados, de 300.000 a 2.100.000; el terrorismo de ETA, que se cobraba 3 o 4 vidas anuales, llegó a 100 muertos por año, eso sí, después que los diversos gobiernos de Suárez promulgasen dos amnistías consecutivas, en los que además de poner en la calle a los presos políticos, (que los había), también liberó a TODOS LOS PRESOS DE ETA condenados por delitos de sangre y que volvieron a matar.

Es innegable que el paso del tiempo de la política y de los políticos da una perspectiva muy distinta a cuando se viven los actos en el momento y así, curiosamente, mucha gente que le siguió, ahora no tiene buen recuerdo de su gobierno y otra tanta que le insultó e incluso le difamó, guardan ahora buen recuerdo de su gestión.

SPAIN IS DIFFERENT y así lo constataron los grandes hispanistas británicos de los S. XVIII, XIX y XX y como España es diferente, dentro de unos meses o quizá semanas, nadie se acordará de Adolfo Suárez, excepto para cuando lo que aquí parece irreversible, es decir, una grave crisis con Cataluña y el País Vasco, alguien recuerde que el inventor del ‘Estado de las Autonomías’ fue precisamente, Adolfo Suárez.

Ávila es la ciudad más alta y fría de España y su catedral, que es una preciosidad, acogerá los restos mortales del primer presidente de la democracia. A 70Km reposan los restos de Francisco Franco, también en una gran iglesia (el Valle de los Caídos) y a menos de 100, reposarán en su día, los de Juan Carlos de Borbón, en la cripta de un gran monasterio (El Escorial).

Aquel chico de origen muy humilde y que leyó muy poco, pero que era muy simpático y muy guapo, estará enterrado con los mismos honores y a la misma altura institucional que los dos hombres a los que sirvió toda su vida.

MADRID

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