- 05/05/2014 02:00
Afganistán guardó ayer luto por las más de 2.000 víctimas mortales que provocó el corrimiento de tierra del viernes en el pueblo de Ab-e-Barik, provincia de Badakshan (noreste del país), donde se han abandonado las labores de rescate ante la imposibilidad de hallar supervivientes.
Las banderas figuraban a media asta a lo largo de la jornada en territorio afgano y en las representaciones diplomáticas en el extranjero en memoria de las víctimas, para cuyo eterno descanso se elevarán plegarias.
Algunas viviendas de la localidad se encuentran a 30 metros de profundidad, bajo toneladas de tierra, lodo y rocas.
El abandono de las labores de rescate impedirá conocer el número exacto de muertos por el siniestro, aunque las autoridades dan por seguro que supera los dos millares, lo que convierte a la catástrofe en la segunda peor de carácter natural de la historia de Afganistán, que solo fue superada por el terremoto que asoló en 1998 la provincia de Takhar y que dejó 3,500 muertos.