El viaje a Tierra Santa, el peregrinaje irrenunciable de los últimos papas

Actualizado
  • 19/05/2014 11:56
Creado
  • 19/05/2014 11:56
El espacio geográfico conocido como Tierra Santa recibió la primera visita de un papa el 4 de enero de 1964.

El papa Francisco repetirá el peregrinaje a Tierra Santa que realizó hace 50 años por primera vez un papa, Pablo VI, y que han emulado todos sus sucesores, a excepción de Juan Pablo I debido a su breve pontificado.

Todos estos obispos de Roma visitaron Jordania, Israel y lo que por entonces se llamaba Territorios Autónomos de Palestina, si bien Francisco será el primero de ellos que ponga un pie en un área oficialmente denominada "Estado de Palestina", después de su aceptación en la Asamblea General de la ONU en 2012.

El espacio geográfico conocido como Tierra Santa recibió la primera visita de un papa el 4 de enero de 1964. Giovanni Montini, el papa Pablo VI, anunció al finalizar el Concilio Vaticano II que visitaría Tierra Santa y dio además inicio a los viajes internacionales de los pontífices en la era Moderna.

El papa san Juan XXIII había visitado este territorio a la edad de 25 años, cuando ejercía de secretario personal del obispo de Bérgamo. Pablo VI comenzó su peregrinaje llegando a Amán (Jordania), desde donde se trasladó a la capital israelí de Jerusalén para permanecer dos días.

Fue precisamente allí donde tuvo lugar un hecho histórico: un papa abrazando al patriarca de Constantinopla, Atenagora I, un gesto de paz después de siglos de divisiones entre las confesiones cristianas.

Por la puerta de Damasco accedió el pontífice a la Ciudad Vieja, en el Este, por entonces parte de Jordania que pasaría a manos de Israel en 1967, tras la Guerra de los 6 días.

Allí, entre otros actos y ceremonias, visitó el Santo Sepulcro, donde tuvo lugar el abrazo, y entró en la Basílica de la Anunciación de Nazaret, la ciudad donde según los Evangelios transcurrió la vida de Jesús.

El ultimo día, coincidiendo con la Epifanía del Señor, acudió al Territorio Palestino, concretamente a Belén (Cisjordania), para visitar la Basílica de la Natividad, construida donde se cree que se ubicaba el lugar donde nació Cristo.

Juan Pablo II, conocido como "el papa viajero", visitó Tierra Santa en el ultimo periodo de su pontificado, entre los días 20 y 26 de marzo del año 2000. Woytjla, 36 años después de su predecesor, permaneció el primer día de su peregrinaje en Jordania, donde pronunció 4 discursos y donde visitó la zona Wadi Al-Kharrar, en la ribera del río Jordán, donde fue bautizado Jesús, según el Evangelio.

Al día siguiente, el 22 de marzo, el hoy santo Juan Pablo II, acudió a territorio palestino, concretamente a Belén, donde fue recibido por el entonces presidente, Yaser Arafat.

Durante su estancia en territorio palestino, el papa polaco ofició una misa en la plaza Manger y visitó el campo de refugiados palestinos de Deheisheh, al sur de Belén. La mayor parte de su peregrinación transcurrió en Israel, del 23 al 26 de marzo, el día en el que regresaría al Vaticano desde el aeropuerto de Amán.

Pese a su avanzada edad, 80 años por entonces, y a su ya precario estado de salud, el papa desarrolló una apretada agenda.

Su visita comenzó con una misa privada con los miembros de la Custodia de Tierra Santa y con diversos obispos en la Capilla de la Última Cena, hecho al que sucedieron la visita a los rabinos en la sede hebrea de Hechal Shlomo, la visita al presidente Ezer Weizman y la misa para los jóvenes en el Monte de las Bienaventuranzas.

El 25 de marzo celebró otra misa en la Basílica de la Anunciación de Nazaret y, de nuevo en Jerusalén, participó en el encuentro ecuménico con el patriarcado greco-ortodoxo.

El día de su regreso al Vaticano, el 26 de marzo, se despidió del gran mufti de Jerusalén, Sheikh Akram Sabri, y se retiró en oración en el Muro de las Lamentaciones.

Por ultimo, también se despidió del patriarca armeno-ortodoxo, Torkom II Manoukian, y ofició el Ángelus dominical en el Santo Sepulcro de Jerusalén.

El viaje de su sucesor, Benedicto XVI, fue el más largo de los realizados por estos papas y se celebró entre el 8 y el 15 de mayo de 2009.

Llegó, como sus predecesores, al aeropuerto de Amán para permanecer en Jordania tres días, en los que, además de oficiar misas y presidir encuentros, acudió, entre otros lugares, al Monte Nebo, considerado el lugar desde donde Moisés vio la Tierra Prometida.

En Israel permaneció cuatro días, del 11 al 15 de mayo, y visitó Tel Aviv y Jerusalén, donde rezó, al igual que su predecesor, en el Muro de las Lamentaciones. Durante su estancia en territorio israelí, Ratzinger visitó, además, Belén, el 13 de mayo, y Nazaret al día siguiente.

Antes de regresar a Roma, el papa alemán participó en el encuentro ecuménico en la Sala del Trono de la Sede del Patriarcado Greco-ortodoxo de Jerusalén y visitó el Santo sepulcro y la iglesia patriarcal armenia de San Joaquín.

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