El papa pide vigilancia para elegir candidatos "equilibrados" al sacerdocio Roma

El papa pidió hoy a los responsables de la Iglesia vigilancia en la admisión de candidatos al sacerdocio para que estos sean hombres "sanos" y "equilibrados" y reconoció errores de obispos al aceptar a algunos que luego son expulsados de los seminarios.

"Por favor, hay que estudiar bien el recorrido de una vocación. Examinar bien si ese es del Señor, si es un hombre sano, si es un hombre equilibrado", dijo Francisco en una intervención ante la Asamblea Plenaria de la Congregación por el Clero en la Sala Clementina del Vaticano.

"Hoy tenemos muchos problemas, y en muchas diócesis, por este error de algunos obispos de aceptar, porque necesitan sacerdotes, a quienes luego son a veces expulsados de los seminarios o de las casas religiosas", dijo el papa Bergoglio.

"Por favor, tenemos que pensar en el bien del pueblo de Dios", dijo el papa después de admitir que la Iglesia Católica tiene necesidad de sacerdotes pero le faltan vocaciones.

"El Señor llama, pero no es suficiente. Y nosotros los obispos tenemos la tentación de admitir sin discernimiento a jóvenes que se presentan. ¡Esto es un mal para la Iglesia!", añadió el pontífice en su intervención, difundida por los servicios de prensa vaticanos.

Además, Bergoglio afirmó que los sacerdotes tienen que ser "verdaderos sacerdotes" y no se deben limitar "a aparentar que lo son", porque, añadió, deben ser conscientes de que la primera obligación que tienen en su vida es evangelizar, que debe ser su vocación.

"¡Qué bello es ver a los sacerdotes felices en su vocación, con una serenidad de fondo que les sustenta también en los momentos de fatiga y dolor!", dijo el papa a los participantes en la Asamblea Plenaria de la Congregación por el Clero.

Además, recordó a los sacerdotes que su labor es la evangelización "en cada una de sus formas" y que ésta debe comenzar con un reconocimiento de que los propios sacerdotes conforman una fraternidad y son una unidad.

Por eso, pidió que no se preocupen de la aprobación de los demás ni del propio bienestar y se dediquen a promover la caridad y anunciar el Evangelio "hasta en los rincones más remotos".