Umaña, ¿una poetisa política?

Actualizado
  • 11/03/2023 00:00
Creado
  • 11/03/2023 00:00
Su prosa revela matices sociales cuando alude a la educación de la mujer, la emancipación, la mísera condición de la mujer prostituida, entre otros temas
Umaña alcanzó un espacio propio en la poesía nicaragüense. Su vida se apaga a los 52 años.

El 15 de marzo de 1916, mientras una columna de cinco mil soldados estadounidenses al mando del general John Pershing invadía territorio mexicano, en Nicaragua aparecía “Luz del Ocaso”, tercer poemario de Rosa Umaña Espinosa, cuyo redescubrimiento se produjo iniciado el siglo XXI.

“La vida amorosa de la poetisa fue bastante complicada, y si bien es cierto que su obra, bajo ciertos aspectos, puede conceptuarse como un diario sentimental de indiscutible evidencia, también lo es que, por la oscuridad de las alusiones y lo incierto de la cronología, no es fácil reconstruir las varias etapas de aquel itinerario” (Cerutti, 1984). Lo cierto es que a los catorce años, Umaña era huérfana de padre y madre, y su hermano había también muerto en edad juvenil. A pesar de sus múltiples padecimientos, Umaña alcanzó un espacio propio en la poesía nicaragüense. Su vida se apaga a los 52 años, abruptamente, en 1924, víctima de la tuberculosis, sola en una cama del hospital municipal de León y despedida en sus honras fúnebres por el poeta Lino Argüello y poquísimos amigos.

Su prosa revela matices sociales cuando alude a la educación de la mujer, la emancipación femenina, la mísera condición de la mujer prostituida, entre otros temas. Para Cerutti (1984) “[...] su auténtica originalidad, como poeta y como mujer, hay que buscarla en su actitud rebelde y anticonformista con la que anticipa posturas que serán moneda corriente décadas más tarde y en otros países”. Sin embargo, la obra de Umaña fue casi olvidada por sesenta años y experimenta hoy un tímido resurgimiento. Algunos de sus estudiosos como Venegas (1921) y Halftermeyer (1962) sostienen que la incomprensión de los pequeños círculos aldeanos de la Nicaragua de finales del siglo XIX y principios del siglo XX contribuyeron a una postergación que se acentuó en las décadas siguientes.

¿Por qué Rosa Umaña Espinosa genera controversia cuando se busca entender su poesía desde una óptica política? ¿Es oportuno o acertado medir o calificar a una poetisa partiendo de sus convicciones políticas? Quizá la respuesta se halle en el dilema que vivió respecto a su afiliación política. Recuérdese que su primer poemario es evaluado y calificado por el gobierno de Zelaya, quien más tarde devendría en dictador (1893-1909). Es entonces un gobierno autocrático el que le da el espaldarazo inicial para lanzarse hacia la fecunda creación poética. Sin embargo, hay en ella una lucha interna entre dos tendencias de su tiempo. Según Martínez (2013), “[...] la poetisa evidencia un afán por la preservación de los valores tradicionales, según los cuales la mujer debía mantener una postura recatada y apartarse de las malas influencias que la llevaban a la ignominia, es decir, regirse por los preceptos de la religión”, pero su condición de trabajadora humilde –era costurera–, al no tener correspondencia con el puesto que se le adjudicó dentro de la comunidad literaria, desató todo tipo de sentimientos adversos hacia su persona. Tanto hostigamiento dio lugar a una poesía severa y dolorosa. Por ello, Cerutti (1984) y Martínez (2013) consideran que Umaña “[...] también valoró los cambios radicales traídos a cabo por el partido liberal encabezado por Zelaya. Su afiliación al partido liberal es evidente en sus poemas, de manera que Rosa Umaña Espinosa es un producto de la transición política que se dio en Nicaragua durante esta época. Por tal razón, en sus versos se observa una alternancia que fluctúa entre la mirada conservadora y la mirada liberal”.

¿Por qué la poesía de Umaña experimenta un resurgimiento en el siglo XXI? Una explicación podría encontrarse en las nociones de espacio-tiempo histórico. Uno de los grandes aportes narrativos y poéticos de Umaña –y de la literatura centroamericana, en general–, es el surgimiento de la voz de la mujer a través del discurso femenino que construye un nuevo mundo donde se desenmascara la retórica social decimonónica que no brindaba espacios a la mujer para la creación literaria, un nuevo escenario “donde ahora esta juega nuevos roles, nuevas propuestas de verse a sí misma y de ver el mundo” (Peñalba & Toruño, 2016). Bajo ese criterio, Umaña vivió adelantada a su época. Sin embargo, esta afirmación no es compartida por algunos estudiosos de las letras regionales. Para Zamora (2000), “tres son las poetisas precursoras de la poesía femenina nicaragüense: Carmen Sobalvarro (que le canta a la personalidad y gesta de Sandino), Mariana Sanón (poesía simbolista) y María Teresa Sánchez (tres veces ganadora del Premio Nacional Rubén Darío en 1945, 1957 y 1958)”, lo que da un indicio de los esfuerzos que tendrán que desplegar los seguidores de la poesía de Umaña para que se le considere parte de esta pléyade.

En marzo 2004, conmemorando el 88° aniversario de la aparición de “Luz del Ocaso” se leyeron, en tierra de los incas los poemas de Umaña; los claustros de la tetracentenaria Universidad Nacional Mayor de San Marcos sirvieron de escenario para ese homenaje.

Habiéndose celebrado el Día Internacional de la Mujer, trayectorias literarias como las de Rosa Umaña Espinosa permiten mirar en retrospectiva lo avanzado hasta la fecha en la construcción de una sociedad digna e inclusiva, y lo mucho que está pendiente por hacer.

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