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- 07/04/2009 02:00
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BOGOTÁ. La guerrilla de las FARC separó a la colombiana Clara Rojas de su hijo Emmanuel, a quien ella engendró en cautividad, por una solicitud que Ingrid Betancourt y el coronel Luis Mendieta hicieron a los rebeldes, sostiene la ex rehén en una entrevista que publicó ayer el diario El Tiempo. “Los responsables de que me hubieran separado de Emmanuel fueron ellos”, afirma Rojas, quien anticipa que este episodio lo detalla en “Cautiva”, libro sobre su experiencia de seis años en manos de los rebeldes de las FARC y que presentará en una semana en Bogotá.
La ex rehén dice que “Martín Sombra”, carcelero de muchos de los secuestrados con fines de canje por las FARC, ordenó la salida del bebé por petición de la ahora ex cautiva Betancourt, antigua candidata presidencial de la que ella fue fórmula electoral, y el todavía retenido Mendieta.
“Martín Sombra”, quien se encuentra detenido, ha dicho que estos compañeros de secuestro acusaron a Rojas por “maltratar” al niño, que nació en abril de 2004 y cuyo padre es un insurgente cuya identidad ha sido mantenida en reserva por la ex secuestrada.
A los pocos meses, el bebé, enfermo, fue entregado a la familia de un campesino en el departamento selvático del Guaviare (este), que luego lo puso a disposición del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (estatal), en uno de cuyos albergues de Bogotá fue hallado en enero de 2008, pocos días antes de que las FARC liberaran de manera incondicional a su madre.
“Lo que pasa es que el ambiente ahí era muy tenso, que todo lo que yo hacía con el niño les parecía mal”, explica Clara Rojas en la entrevista, y replica que “fue por su intolerancia (la de Betancourt y Mendieta), por estar dando quejas sobre cosas que no eran (que la separaron de su bebé)”.
En la entrevista, la ex rehén narra cómo se impuso ante los compañeros de secuestro que le preguntaban por el padre del niño, y observa que ésta “es una historia para Emmanuel” que ella se la contará cuando él le pida una respuesta.
La ex cautiva también revela todas las dificultades de su relación con los otros cautivos, las cuales condujeron a la ruptura de su amistad con Betancourt, colombo-francesa con quien fue secuestrada en febrero de 2002, cuando ambas avanzaban en su campaña con vistas a las elecciones presidenciales del mismo año. “Vivíamos bajo un ambiente muy tenso (...)”.