La fiesta se ha terminado

Actualizado
  • 26/07/2013 02:00
Creado
  • 26/07/2013 02:00
Después de más de una década de relaciones económicas entre China y Latinoamérica, los nuevos titulares sobre una posible crisis en Chin...

Después de más de una década de relaciones económicas entre China y Latinoamérica, los nuevos titulares sobre una posible crisis en China están empezando a causar nerviosismo en los países de América Latina. ¡Y tienen buenas razones para estar nerviosos! En los últimos días ha habido una seguidilla de informes alarmantes que pronostican lo que ya habíamos sugerido en esta columna: que el explosivo crecimiento económico de China está llegando a su fin. Y eso perjudicará a Venezuela, Argentina, Chile, Perú y otros países que han crecido rápidamente en los últimos años gracias a sus exportaciones al gigante asiático.

‘Las señales ya son inequívocas: China tiene grandes problemas’, escribió el economista ganador del Nobel Paul Krugman en el New York Times del 18 de julio. ‘No estamos hablando de algún revés menor en el camino, sino de algo más fundamental. Podríamos decir que el modelo chino está a punto de chocar con su Gran Muralla, y la única pregunta ahora es cuán grave será ese choque’. George Friedman, el fundador del influyente boletín Stratford, publicó un artículo el 23 de julio titulado ‘El fin del milagro económico chino’. Refiriéndose al súbito cambio de opinión en los medios internacionales sobre China, Friedman escribió que ‘ahora la conversación está pasando de los pronósticos sobre cuan rápidamente China alcanzará a EEUU, a las consideraciones sobre las consecuencias de un colapso de China’. El crecimiento de China ha caído de tasas anuales de 10% en las últimas décadas a un crecimiento proyectado en 7.5% en 2013. Y un reciente estudio conjunto del Banco Mundial y el Centro de Investigación del Desarrollo de China predijo una caída a tasas anuales del 5% en la próxima década. Hasta la usualmente optimista Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL) redujo su cálculo de crecimiento para Latinoamérica en 2013 del 3.5% al 3%.

Las exportaciones latinoamericanas a China se habían disparado de casi $4 mil millones en 2000 a $71 mil millones en 2012. Y muchos economistas habían pronosticado que en 2015 China superaría a EEUU como principal socio comercial de Latinoamérica. El informe de la CEPAL advirtió que estamos ante ‘el probable fin del auge de precios de los productos básicos de exportación asociado a la expansión de China’. Entre los países latinoamericanos que se verán más perjudicados se cuentan los exportadores de metales como Perú, Chile y Surinam, los exportadores de petróleo como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Colombia, y exportadores de alimentos como Argentina. México y Brasil se verán menos afectados, porque tienen economías más diversificadas, agregó.

Mi opinión: la desaceleración económica de China puede señalar el fin del ciclo populista basado en el aumento de las materias primas que ha vivido Latinoamérica en la última década. Fue una década desperdiciada, en la que Venezuela, Bolivia, Ecuador y Argentina, entre otros, despilfarraron el mayor boom exportador de su historia reciente en subsidios pasajeros, en lugar de invertirlo en infraestructura y educación para crear prosperidad a largo plazo. Es cierto que los pronósticos sobre la inminente caída de China podrían resultar tan exagerados como los anteriores que pronosticaban que China pronto superará a EEUU como la economía líder del mundo. Pero tal como lo percibí en una visita reciente a China, la economía china crecerá más lentamente, entre otras cosas por la caída de las exportaciones a EEUU y Europa, y por el aumento de salarios chinos, que está haciendo que muchas empresas multinacionales muden sus fábricas a otros países.

Además, hay serias dudas de que funcione el nuevo plan económico chino de pasar de una economía exportadora a una basada en el consumo interno. Resumiendo, los países latinoamericanos que habían crecido rápidamente en la década pasada gracias a sus exportaciones a China tendrán que hacer lo que debieron haber hecho desde el principio: diversificar sus exportaciones.

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