Seguridad, migración y castigo al oficialismo: claves del triunfo de Kast en Chile
- 21/12/2025 00:00
La nueva ‘Ola Rosa’ de gobiernos de izquierda en América Latina parece estar llegando a su fin. La contundente victoria del derechista José Antonio Kast en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Chile, celebrada el pasado 14 de diciembre, se suma a los triunfos de Javier Milei (Argentina), Rodrigo Paz (Bolivia), Nayib Bukele (El Salvador), José Raúl Mulino (Panamá) y Santiago Peña (Paraguay), en lo que parece un reequilibrio ideológico en la región. Esto, sin contar el desenlace de las elecciones en Honduras y los próximos comicios en Colombia.
Para el abogado y director del Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Jorge Sahd, este escenario responde más a una dinámica de voto castigo que a un vuelco regional consciente hacia las ideas de derecha.
“Se vuelve a confirmar una tendencia en América Latina del voto de castigo a los oficialismos, que es mayoritaria y que está produciendo un rebalance del poder en la región, donde hay un mayor equilibrio entre fuerzas de derecha e izquierda”, analizó en entrevista con La Estrella de Panamá.
Entre 2019 y 2023, todos los oficialismos perdieron, con excepción de Nicaragua y Paraguay. El año pasado se observó un mayor equilibrio, especialmente en aquellos países con presidentes de alta popularidad, como Nayib Bukele en El Salvador o Luis Abinader en República Dominicana.
Para Sahd, este nuevo ciclo responde al desgaste de los gobiernos de izquierda que dominaron gran parte de la región en años recientes. “Veníamos de un pequeño ciclo con mayoría de gobiernos de izquierda, pero hoy se expresa un rechazo a quienes están en el poder”, afirmó.
En Chile, el gobierno de Gabriel Boric se mantuvo en un promedio de aprobación cercano al 30% y fue percibido como impopular en áreas críticas para la ciudadanía.
La victoria de Kast marcó no solo un cambio de gobierno, sino también un hito político para el país y la región. El fundador del Partido Republicano chileno obtuvo el 58% de los votos frente al 41% de la candidata comunista Jeannette Jara, en una segunda vuelta marcada por la participación obligatoria de más de 13 millones de electores, incluidos cerca de seis millones de nuevos votantes.
“La elección en Chile fue ejemplar. Los resultados se obtuvieron con rapidez y el servicio electoral tiene una eficiencia, integridad y transparencia que constituyen un referente para América Latina”, sostuvo Sahd, subrayando el contraste con otros países de la región que han enfrentado cuestionamientos en sus procesos de conteo y entrega de resultados.
Uno de los ejes centrales de la campaña de Kast fue la seguridad, un tema que, según Sahd, no es una mera construcción política, sino una preocupación real de la ciudadanía. “Si bien Chile es uno de los países más seguros de la región, también es cierto que la percepción de inseguridad viene creciendo de manera significativa”, explicó.
El académico señaló que han aumentado los delitos, los homicidios por cada 100.000 habitantes y la gravedad de la criminalidad. “En Chile no era común ver un cuerpo descuartizado en el centro de la ciudad o ataques a carabineros”, afirmó, describiendo un cambio cualitativo en la naturaleza del crimen.
Este deterioro, añadió, ha alimentado la percepción de que el crimen organizado transnacional está ingresando al país. “Para un país que tenía una de las percepciones de seguridad más altas de América Latina, el impacto ha sido muy fuerte en los últimos años”, dijo.
El otro gran eje del discurso de Kast fue la migración, un fenómeno que Sahd identifica como uno de los principales riesgos políticos de la región. “El tema migratorio hoy está dentro de los principales riesgos políticos y viene creciendo aceleradamente”, señaló.
En Chile, cerca del 10% de la población es migrante, lo que equivale a unos dos millones de personas, de las cuales alrededor del 40% son venezolanas. Este rápido cambio demográfico ha generado tensiones en los servicios públicos y en la cohesión social, además de abrir espacio para la instrumentalización política del fenómeno migratorio.
Kast prometió endurecer los controles y expulsar a migrantes irregulares, un desafío que se torna complejo y cuyo éxito dependerá de la coordinación con los países vecinos y del reforzamiento del control fronterizo, especialmente en la porosa frontera norte del país.
Aunque la derecha obtuvo un respaldo importante en el Congreso, el escenario legislativo no será sencillo para el nuevo gobierno. Sahd explicó que Kast no contará con mayoría en la Cámara de Diputados y que en el Senado existe prácticamente un empate técnico.
“La fragmentación política, con más de 20 partidos, anticipa una gobernabilidad compleja”, advirtió. En ese contexto, el especialista considera clave que el gobierno actúe con rapidez en sus primeros meses. “Las lunas de miel del pasado ya no existen”, dijo, recordando que el apoyo ciudadano puede evaporarse rápidamente si no hay resultados visibles.
Otro de los compromisos del presidente electo es reducir el tamaño del Estado, una idea que, según Sahd, forma parte del ideario tradicional de la derecha chilena. “Se habla de un Estado más eficiente, más pequeño y con mayor libertad para la acción privada”, explicó.
El plan del nuevo gobierno contempla una reducción del gasto de unos 6.000 millones de dólares, mediante la posible fusión de ministerios y medidas de eficiencia administrativa. Estas propuestas surgen en un contexto de fuerte crecimiento del empleo público y de aumento de la presión fiscal en los últimos años.
Al mismo tiempo, China se ha consolidado como el principal socio comercial de Chile, lo que coloca al país en una posición estratégica. “Chile tiene una oportunidad de presentarse como socio clave para Estados Unidos por su disponibilidad de minerales críticos como el litio y el cobre”, señaló.
La fragmentación política y la ausencia de liderazgos regionales dificultan que América Latina actúe con una voz común en el actual escenario internacional. A juicio de Sahd, la región enfrenta una etapa marcada por la desunión y por estrategias nacionales centradas en intereses inmediatos.
“Hoy veo prácticamente imposible que nuestra región tenga una voz única. Es una región fragmentada, desunida, con una política marcada por el ‘sálvese quien pueda’: Brasil enfocado en cómo posicionarse en el tablero global y México agobiado por la negociación con Estados Unidos”, señaló. Esta realidad, añadió, impide la construcción de consensos mínimos y la promoción de acuerdos comunes a nivel regional.
En este contexto, el analista anticipa la conformación de alianzas basadas principalmente en afinidades ideológicas, más que en proyectos de integración regional. “Veremos alianzas de carácter ideológico, con un nuevo polo de fuerzas de derecha y una izquierda que viene en retroceso por este efecto péndulo”, explicó.
El especialista advirtió además que la izquierda regional podría quedar descolocada si no asume una posición clara frente a la crisis venezolana, especialmente en defensa de la democracia y ante una “inminente” salida de Nicolás Maduro del poder.