Un viaje histórico y apostólico

Actualizado
  • 26/05/2014 02:00
Creado
  • 26/05/2014 02:00
Desde el primer día de su pontificado quedó claro que el papa Francisco iba a mantener el interés de la opinión pública

Desde el primer día de su pontificado quedó claro que el papa Francisco iba a mantener el interés de la opinión pública internacional en todo lo que hacía o decía y así ha estado ocurriendo. El pasado viernes emprendió un viaje de tres días a Tierra Santa, y lo hizo acompañado de un rabino y de un dirigente islámico. En cada escala de su peregrinaje, abogó por la paz en el mundo. Ha culminado esta gira en Belén, tras lograr que tanto el primer ministro de Israel, Simon Peres, como el presidente de Palestina, Abu Mazen, se comprometieran a llevar a cabo, el próximo mes de junio, un encuentro en el Vaticano, para rezar por la paz.

Una vez más, y tal como hemos venido destacando en este espacio al tratar otros temas de envergadura internacional, la paz vuelve a estar en el eje del interés político, especialmente cuando el influyente jefe de la Iglesia católica ha dicho –alto y claro— que la religión es la solución y no la causa de las guerras. En Jordania, durante los actos bautismales en el río Jordán, en medio de un gesto de gran ternura al abrazar a peregrinos y discapacitados, recalcó el simbolismo de obligada solidaridad que debemos tener hacia los refugiados.

El papa de los pobres, Jorge Bergoglio, mediante un apostolado moderno, sencillo, pero siempre cargado de simbolismos, subrayó nuevamente en este viaje a Tierra Santa su determinación por defender la gran responsabilidad histórica de dirigir una Iglesia más comprometida con los problemas que agobian a la humanidad en el presente siglo, y lo está haciendo sin discriminar la fe que profesan quienes le siguen. Por eso, Francisco ha sido el primer papa que viaja a Palestina y no ignora la importancia de ese Estado.

Precisamente este hecho genera gran expectación mundial. Pero debe concretarse en pocas semanas en la invitación hecha a Mazen y Peres, para que ambos superen las contracorrientes políticas, materiales y sociales que los separan en la actualidad. Ha sido un viaje en el que no se han producido milagros, pero se han generado muchas esperanzas.

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