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- 10/02/2011 17:49
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El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, se aferra al poder en medio de una crisis en el país que le exige su salida inmediata.
Y aunque hoy parecía que preparaba el camino de despedida, Mubarak se ancla al barco como aquel capitán que ve su hundimiento, pero no suelta el timón.
En su discurso a la Nación, esperado por los egipcios en huelga y las cadenas internacionales, se le vio sereno, decidido y así se mostró ante los miles de egipcios que le veían en la Plaza de la Liberación en El Cairo esperando que dijera que se iba del puesto que ocupa desde 1981.
"No puedo aceptar que se nos impongan cosas desde afuera", dijo atizando las masas.
Igualmente, se dirigió a los miles de jóvenes que han liderado protestas en Egipto desde el pasado 25 de enero exigiendo mayores libertades en el país.
"Yo como presidente no quería escuchar a los jóvenes de mi país, no puedo aceptar que se impongan cosas desde afuera", manifestó recordándole a los jóvenes que no participará de las elecciones venideras compensando a las víctimas de los heridos de los disturbios.
Con estas declaraciones Mubarak, transmitidas a través de CNN, desmiente el rumor que renunciaría al poder, tal como comentaban algunas cadenas noticiosas.
La suerte del presidente de Túnez, Zine el Abidine Ben Ali, que fue sacado del poder luego de 24 años de régimen, en medio de protestas en su país, lo que lo obligó huir a Arabia Saudita en enero pasado, no se repitió al menos por ahora.
Mubarak alega que cumplió con las exigencias del pueblo y está comprometido a llevar al país a los comicios de septiembre próximo.
Reacción
Los manifestantes en la plaza de El Cairo agitaron sus zapatos en señal de rechazo al discurso.
La gente también gritó "abajo, abajo Hosni Mubarak", y "vete, vete", mostrando su ira por las palabras del mandatario.
El faraón no cede ante las grandes manifestaciones que le exigen que se vaya, ya la cúpula de su partido renunció y emprendió conversaciones con la oposición para modificar la Constitución en búsqueda de cambios a un Estado más participativo.
Informes difundidos por la cadena estadounidense CNN, antes del discurso, indicaban que Mubarak se iba y entregaría el poder al vicepresidente egipcio, Omar Suleiman. También se rumoraba que abandonaría el país con destino a Arabia Saudita, donde está el expresidente tunecino Ben Alí.
Pero Mubarak está allanando el camino para una despedida, que está siendo apresurada por el retiro del respaldo del presidente de Estados Unidos, Barak Obama, y de otros mandatarios de Europa, que llaman a la calma.
Las personas en las calles de Egipto, según versiones de medios internacionales, están dispuestos a todo para sacarlo del poder que ha mantenido por tres décadas.
Acusan a periodistas
Los 300 muertos y más de 3 mil heridos no parecen doblar el brazo de Mubarak, que hoy les recordó a los jóvenes que luchó por la soberanía de Egipto.
El vicepresidente egipcio, Omar Suleiman, entró también en escena, y en otro discurso, le pidió a los jóvenes y a los egipcios que vuelvan a sus casas.
El pedido llega tras la resistencia ciudadana y las intenciones de muchos de marchar al palacio de Gobierno o tomarse los medios estatales.
"Vamos a seguir un camino para que se cumpla los pedidos de la juventud... les pido que miren hacia el futuro para que sea brillante", explicó el vicepresidente.
Suleiman le pidió a la juventud que vuelvan a sus casas, a sus trabajos. "No escuchen a la televisión por satélite que no tiene otro objetivo que propagar el caos... ha llegado la hora de trabajar, de volver a trabajar", afirmó.