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- 18/12/2012 17:45
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La salida del ministro de Justicia del gobierno de Sebastián Piñera generó una crisis en la alianza de partidos de derecha que lo apoyan, molestos por la forma en que se ha enfrentado esta situación y otras recientes.
Las diferencias han sido más marcadas entre el presidente Piñera y su propio partido, Renovación Nacional, que se ha sentido postergado en muchas decisiones, siendo el caso del ex ministro de Justicia, Teodoro Ribera, el último de ellos, pues se enteraron de su salida por la prensa.
Esta situación produjo la inmediata salida del presidente del partido Renovación Nacional, el senador Carlos Larraín, aduciendo una molestia por el trato dado por el gobierno a su colectividad, al no conversar ni avisarle a tiempo las decisiones que lo involucran.
La renuncia de Ribera ha significado una fuente de problemas en todas direcciones para el gobierno de Piñera.
El saliente ministro está acusado de estar involucrado en la red de corrupción en el sistema de acreditación de las universidades, debido a que fue rector de la Universidad Autónoma, que pertenece a su familia.
Ribera habría mantenido contactos con Luis Eugenio Díaz, ex presidente de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), quien habría recibido sobornos de las direcciones de algunas universidades privadas para que apoyara su certificación.
Incluso, Díaz habría sido contratado recientemente para una asesoría para el Ministerio de Justicia, en momentos en que se encontraba en proceso de acreditación el instituto técnico Incacea, también propiedad de la familia de Ribera.
Las críticas vinieron desde la oposición y desde los dirigentes del movimiento estudiantil chileno, además del académico, lo que produjo la renuncia de Ribera el lunes 17, desatando la tormenta dentro del oficialismo.
De acuerdo con el secretario general de Renovación Nacional, Mario Desbordes, "el presidente del partido, Carlos Larraín, presentó la renuncia a la mesa. "Conversamos con él para que la revierta y seguiremos haciendo gestiones para que cambie de opinión", indicó.
Pero Larraín, quien no ha dado mayores explicaciones más allá de señalar su molestia, indicó que su renuncia es indeclinable, y su única preocupación es si esto puede afectar a su pre-candidato a la Presidencia de Chile para las elecciones del 2013.
"Lo único que me puede preocupar a mí es ser, en alguna forma, un perjuicio para la candidatura de Andrés Allamand. En lo demás he superado todas las etapas de conversación", afirmó Larraín.
Más explicaciones dio el vicepresidente del partido, Manuel José Ossandón, quien reconoció que al interior del partido existe "indignación" por la manera como salió del gobierno el ex ministro Ribera.
"Esta es la gota que rebasó el vaso de una relación con un gobierno muy personalista, que no ha entendido que no sólo los partidos lo llevaron al gobierno, sino que los partidos pueden ser y son la conexión con el mundo real", afirmó un molesto Ossandón.
"Carlos Larraín hoy día está reclamando por el trato que se le da a Renovación Nacional, que es un partido muy importante, no es por cupos ni por una taima (obstinación) personal. Si no lo escuchan en algún momento tiene que explotar", señaló.
Ossandón explicó que la forma en que Ribera se alejó de su puesto fue mal manejada por el gobierno, pareciendo que realmente era culpable de actos ilegales y no de "errores políticos", como señalan en su partido.
También dijo que en estos instantes el presidente Piñera sólo esta escuchando a los representantes del partido Unión Demócrata Independiente (UDI), de tendencia ultraconservadora, que ha estado tomando control en los principales puestos del gabinete.
Recientemente, en el cambio de ministros luego de la derrota en las elecciones municipales de octubre para la derecha, se produjo la salida de otro militante de Renovación Nacional del Ministerio del Interior, un puesto clave en la conducción del país.
La salida de Rodrigo Hinzpeter del Ministerio del Interior implicó la llegada de Andrés Chadwick, otro militante de la UDI.
Por su parte, el diputado y presidente de la UDI, Patricio Melero, señaló que la salida de Larraín "dañó al Gobierno, la Alianza, a los candidatos presidenciales de nuestro sector", favoreciendo sólo al bloque opositor en vísperas de las elecciones generales de noviembre de 2013.
"Le da el favor político a la Concertación (la alianza opositora), que va a encontrar un flanco de críticas para señalar la falta de unidad", señaló Melero.
La baja en las encuestas en el apoyo de Piñera, que lo ubican con 30 por ciento de adhesión, la derrota electoral en las municipales, y que sus pre-candidatos tampoco se posicionen en las primeras preferencias, hacen ver un panorama poco auspicioso para las elecciones del próximo año, agravadas por las crisis políticas de la derecha.