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Estados Unidos ataca Irán | Detalles de la operación Midnight Hammer, el mayor bombardeo de la historia con los aviones B-2

- 22/06/2025 09:46
La operación Midnight Hammer (Martillo de Medianoche), con la que Estados Unidos atacó por sorpresa instalaciones nucleares iraníes, fue el mayor bombardeo con aviones B-2 de la historia del país, en una operación preparada durante meses y que contó con señuelos para tomar a Irán por sorpresa.
Así lo describieron este domingo los altos cargos del Pentágono en una rueda de prensa para ofrecer detalles de la operación con la que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, entró anoche en la guerra de Israel contra la República Islámica con el objetivo oficial de que Irán no logre una bomba nuclear.
“Ningún otro país del mundo podría haber llevado a cabo una operación como esta”, afirmó el secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien destacó que Estados Unidos posee “el mayor poderío militar que el mundo haya visto jamás”.
El mayor bombardeo con B-2 de la historia
En total, participaron más de 125 aeronaves, incluyendo siete bombarderos B-2, aviones cisterna de reabastecimiento, aviones de reconocimiento y cazas. Se emplearon 75 bombas y misiles en el ataque.
Los bombarderos B-2 Spirit son aviones de combate estratégicos diseñados por Estados Unidos para penetrar defensas aéreas pesadas y realizar ataques de precisión, capaces de lograr una alta invisibilidad en los radares.
Estas aeronaves lanzaron más de una docena de bombas antibúnker de 13.600 kilos sobre dos instalaciones nucleares clave: Fordó y Natanz. Además, Estados Unidos disparó misiles Tomahawk desde un submarino contra Isfahán.
Según explicó el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Dan Caine, este fue el bombardeo con B-2 más grande de la historia de Estados Unidos, así como la misión más larga con este tipo de aeronaves desde los ataques del 11 de septiembre de 2001.
El cronograma de la operación
La operación comenzó en la noche del viernes y se extendió durante el sábado, hora de Washington.
Los bombarderos despegaron desde la base de Whiteman, en Misuri. Algunos volaron hacia Guam, en el Pacífico, para actuar como señuelo, mientras el resto se dirigió sigilosamente hacia el este en un vuelo que duró unas 18 horas.
A las 17:00 (21.00 GMT), un submarino estadounidense lanzó más de dos docenas de misiles de crucero contra las instalaciones nucleares de Isfahán mientras las aeronaves llegaban a espacio aéreo iraní.
A las 18:40 (22.40 GMT y 02.10 del domingo en Irán), los B-2 arrojaron dos bombas pesadas GBU-57 sobre el sitio nuclear de Fordó.
Luego prosiguieron el resto de ataques y los últimos objetivos fueron alcanzados a las 19.05 (23.05 GMT).
Tras completar el ataque, las fuerzas estadounidenses regresaron sin sufrir bajas ni recibir fuego enemigo. “Los cazas iraníes no despegaron y parece que sus sistemas de misiles tierra-aire no detectaron nuestra presencia”, señaló el general Caine.
Trump supervisó la operación desde la sala de crisis de la Casa Blanca, a la que llegó en la tarde del sábado tras pasar el día jugando en su campo de golf de Nueva Jersey.
Indetectable para Irán
La operación fue planificada durante semanas y meses, incluso mientras se desarrollaban conversaciones diplomáticas con Teherán en busca de un acuerdo sobre su programa nuclear, según los responsables del Pentágono. “Debíamos estar preparados para cuando el presidente hiciera la llamada”, indicó Hegseth,
Se trató de una misión altamente clasificada: muy pocas personas en Washington conocían su momento o naturaleza, añadió Caine.
El secretario de Defensa insistió en que se trató de un ataque quirúrgico contra el programa nuclear iraní, sin afectar a tropas ni a civiles.
“Esta misión no buscaba un cambio de régimen. El presidente autorizó una operación de precisión para neutralizar las amenazas a nuestros intereses nacionales que representa el programa nuclear iraní y para defender a nuestras tropas y a nuestro aliado, Israel”, apuntó Hegseth.
En un mensaje a la nación el sábado por la noche, Trump dijo que ahora la República Islámica debe elegir entre “la paz o una tragedia más grande que la que han visto en los últimos ocho días”.
Pero el republicano, que durante su campaña electoral se mostró crítico con las operaciones estadounidenses en Oriente Medio, ahora se enfrenta a una disidencia interna dentro de su propio movimiento que se opone al intervencionismo militar.