Livni: nuevo gobierno

Actualizado
  • 23/09/2008 02:00
Creado
  • 23/09/2008 02:00
JERUSALEN. La titular israelí de Exteriores, Tzipi Livni, necesita al líder laborista y ministro de Defensa, Ehud Barak, como piedra an...

JERUSALEN. La titular israelí de Exteriores, Tzipi Livni, necesita al líder laborista y ministro de Defensa, Ehud Barak, como piedra angular de su eventual gobierno para alcanzar la mayoría parlamentaria y no quedar así hipotecada a los intereses de partidos minoritarios.

La ministra, que ayer recibió del presidente del Estado de Israel, Simón Peres, el mandato de formar gobierno, está desde hace días calculadora en mano, buscando variaciones para superar la barrera de 61 diputados que supone la mayoría absoluta de los 120 que forman la Kneset, el parlamento israelí.

La matemática básica dicta que, de los trece grupos parlamentarios, sin los 19 diputados laboristas las posibilidades de Livni de formar un ejecutivo son ínfimas, por no decir nulas.

Esa es la razón por la que ofreció el domingo, a Barak, en una entrevista nocturna y retrasada por él en varias ocasiones, una "asociación plena" en el nuevo gobierno, informa el diario Haaretz.

Una propuesta con la que la ministra busca distender las tensas relaciones con su colega de Defensa, que tantos titulares han dado a la prensa el último año.

Como aspirantes naturales a primer ministro, ambos se han vapuleado mutuamente en los medios, hasta tener que recordar los asesores de Barak que "Livni olvida quién la ha puesto al frente del Kadima" al forzar las primarias de la semana pasada, en las que resultó vencedora como nueva líder de este partido centrista.

Y como en la política la memoria es tan corta o larga como lo exijan las circunstancias, Livni ordenó ayer a sus asesores que, por el momento, dejen de atacar en público a su rival.

Lo que más irrita a la nueva jefa del Kadima son los recientes bandazos políticos de Barak, que oscilan entre proponerse a sí mismo ante Peres para primer ministro y urgir a elecciones anticipadas, por no mencionar la osadía de acudir el fin de semana al líder del conservador Likud, Benjamín Netanyahu, y ofrecerle un gobierno de unidad nacional sin el Kadima. "No tomes en serio su encuentro con el líder del Likud", recomendaron a la ministra otros laboristas tan desconcertados como ella.

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