Integrantes de la caravana migrante en el estado de Chiapas, en el sur de México, denunciaron este jueves 21 de noviembre que las autoridades les bloquearon...
- 13/02/2011 01:00
- 13/02/2011 01:00
La presión popular obligó al dictador a renunciar al cargo, pero persisten muchas de las principales causas del levantamiento. Desde hace 30 años se ocuparon en crear y mantener un andamiaje difícil de superar para encaminar ese país por la senda correcta.
Recibiendo mil 500 millones de dólares anuales de EEUU y todo el apoyo de occidente, mantuvo al país en estado de emergencia, lo que resulta reprovable. Es notorio y relevante el silencio de China y Rusia ante la crisis, igualmente cuál es la participación y los intereses israelíes en el desarrollo de los acontecimientos.
La Hermandad Musulmana no ha mostrado violencia durante estos años y muchos más atrás, a pesar de que el 90% de la población egipcia profesa esa creencia.
El dictador que dice haber defendido los intereses de Egipto y su pueblo (?) se retira con una mal habida fortuna calculada en 70 mil millones de dólares. Los ‘cambios’ que realizó son insuficientes, pues constituyen más y peor de lo mismo, si se toma en cuenta que Omar Suleiman ha sido jefe del G2 de Mubarak por los últimos 20 años y el Primer Ministro designado también es otro ex militar.
Si al analizar la situación de Egipto no tomamos en cuenta el rol de las fuerzas armadas de ese país, no estaríamos siendo realistas y objetivos.
La cúpula militar se mantiene en coordinación, tras bastidores, con los poderes occidentales.
Cada uno de sus integrantes de esa cúpula tiene aspiraciones de más poder.
Es de colegir que, golpe o cambios, solo podrían darlo mandos medios.
Los ‘cambios’ al estilo Mubarak no son a los que aspira el pueblo. Cualquier cambio real hacia la democracia, debería entonces darse desde la sociedad civil que, aunque desorganizada, cuenta con un actor meritorio, El Baradei.
La actual explosión social que se da en varios países árabes es una demostración de que, debajo de la aparente calma y existencia normal, subyace un estado caótico, de desesperación e impotencia ante el despojo de los derechos de las mayorías.
La alianza estratégica permite mantener el control que defienda los intereses geopolíticos y económicos de Occidente (EEUU - UE) en esa región.
Pequeños grupos de la sociedad, en cada uno de esos países, valiéndose de posiciones económicas, políticas y militares, con apoyo del exterior, mantienen un escenario interno conveniente a sus intereses. El dictador tenía el control total de los poderes del Estado y los partidos políticos amparándose en una Constitución a la medida.
Cualquier parecido con lo que sucede en el Continente americano no es casualidad.
Pensar, actuar y analizar de manera independiente la realidad árabe es considerada por algunos acólitos como ‘terrorismo anti-occidental’ (conmigo o, contra mí).
Es conveniente, por tanto, aclarar conceptos errados de que ser musulmán no es ser fundamentalista islámico, como tampoco ser catalogado de izquierda, constituye ser comunista.
Los factores de la crisis árabe - africana ya lo denunciaron y combatieron líderes africanos e indo – americanos.
Ejemplos, Patrice Lumumba, Nelson Mandela, Desdmond Tutu, Gamal Abdel Nasser y Jorge Eliécer Gaitán.
Sin embargo, en lugar de corregir, los males se han acentuado.
Los hechos que vienen dándose en el área, seguramente continuarán en el resto de países árabes y africanos en general, por el atraso y la vida miserable a que vienen siendo sometidos esos pueblos, sin respeto a su dignidad humana y a su existencia.
Resulta obsceno, increíble al entendimiento humano, tanta crueldad y deshumanización en pleno siglo XXl. El sistema, cada vez más, convierte al hombre en la peor de las bestias.
En el caso egipcio, hasta hoy, nada garantiza un cambio hacia la democracia.
El Baradei y la hermandad musulmana siguen siendo ignorados para la transición, todo lo cual parece confirmar sospechas de que las potencias no apoyan un cambio real.
Apuestan a continuar defendiendo sus intereses en el área a todo costo.
Se presume que dentro de la estrategia para lograr sus fines, se trata de agotar la resistencia de los manifestantes o continuar reprimiéndolos para extender el statu quo existente hasta hoy.
Un nuevo y más grave baño de sangre se presagia.
¿Podemos continuar creyendo y confiando en las grandes potencias?