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- 19/11/2014 01:01
Cuatro rabinos israelíes murieron ayer en un atentado en una sinagoga de Jerusalén Oeste, que acabó con los dos autores palestinos abatidos por agentes del orden y nuevas medidas punitivas adoptadas por el Ejecutivo de Benjamín Netanyahu.
Las víctimas mortales tenían doble nacionalidad y, además de la israelí, tres eran ciudadanos estadounidenses y uno británico. Los cuatro habían emigrado a Israel desde su países de procedencia y fueron enterrados a última hora de la tarde en el cementerio Guivat Shaul de Jerusalén.
Los rabinos participaban en el rezo matutino de la sinagoga y escuela talmúdica Kehilat Bnei Torah, del barrio de Har Nor, en Jerusalén Oeste, cuando el templo fue asaltado a primera hora de la mañana por dos palestinos, que esperaron durante una hora en un vehículo antes de atacar. El suceso causó ocho heridos y acabó con la muerte de los autores del atentado, que eran vecinos del barrio de Jabal al Mukaber, en Jerusalén Este, y que acudieron a la sinagoga pertrechados con cuchillos, hachas y armas de fuego, informó la Policía.
‘Nos encontrábamos en mitad del rezo de la mañana. Es un momento en el que nadie se mueve. El primero de ellos avanzó con una pistola en la mano, se acercó a la gente y comenzó a disparar’, describió a Efe Yosef Posternak, de 45 años. ‘Me giré por el sonido de los tiros y vi a un segundo hombre blandiendo un gran cuchillo de carnicero que empezó a atacar’, añadió el testigo.
Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dijo tras conocerse el ataque, que era producto ‘de las provocaciones lideradas por Hamás y Abu Mazen (el presidente palestino, Mahmud Abás), que la comunidad internacional ignora de forma irresponsable’. ‘Responderemos con puño de acero a este brutal asesinato de judíos’, advirtió.
Posteriormente se reunió con su gabinete de seguridad y al término del encuentro se anunciaron varias medidas de castigo como la destrucción de las viviendas de los atacantes, el reforzamiento de la seguridad en torno a la ciudad, el enterramiento de los autores fuera de Jerusalén y el levantamiento de puestos de control a las salidas de zonas árabes.
Abás, por su parte, condenó el ataque -por primera vez de forma explícita en los últimos meses- y pidió el fin de lo que denominó ‘las provocaciones de colonos judíos y del gobierno de Israel’.
El presidente de EEUU, Barack Obama, al igual que otros dirigentes mundiales, condenó de manera contundente el ‘horrendo’ atentado.