El líder chavista indicó que el Gobierno de Estados Unidos “agredió al mundo con una guerra arancelaria totalmente ilegal, que rompe la legalidad de la...
Trump aterriza en Arabia Saudí con una agenda económica ambiciosa bajo la sombra del petróleo y los conflictos

- 13/05/2025 11:11
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aterrizó este martes 13 de mayo en la capital de Arabia Saudí, Riad, como punto inicial de una gira por oriente próximo que incluirá también paradas en Catar y Emiratos Árabes Unidos.
El objetivo del viaje no esconde sus intenciones: cerrar acuerdos multimillonarios en beneficio de empresas estadounidenses.
“Iré si ponen un billón de dólares para compañías de Estados Unidos”, declaró Trump semanas atrás. En respuesta, Arabia Saudí prometió contratos por valor de 600.000 millones de dólares en los próximos cuatro años.
Este compromiso saudí ha desatado una especie de subasta regional. Emiratos Árabes ha lanzado una oferta aún mayor: 1,4 billones de dólares en una década. Catar, por su parte, aún no ha revelado cifras, pero se espera que lo haga durante la visita de Trump a Doha, prevista para este miércoles.
Mientras tanto, los desafíos políticos que enfrenta la región parecen quedar relegados. La escalada de tensión en Gaza tras el anuncio israelí de su intención de ocupar el enclave por la vía militar, no figura entre las prioridades del mandatario. Tampoco se contempla avanzar en el proceso de normalización entre Israel y Arabia Saudí, que se consideraba un posible paso dentro del marco de los Acuerdos de Abraham de 2020. Para Riad, dicha reconciliación dependería de avances significativos hacia un Estado palestino.
Esta visita, que constituye el primer viaje oficial al extranjero del presidente —salvo su asistencia al funeral del papa Francisco—, excluye deliberadamente a Israel, a pesar del malestar de su gobierno por los recientes acercamientos de Washington a Irán y a los hutíes en Yemen.
En el reino saudí, donde abundan los recursos energéticos y las fortunas dinásticas el príncipe heredero Mohammed bin Salmán ha sabido cómo preparar el terreno para impresionar a Trump. Fue él quien lo recibió personalmente en el aeropuerto, precedido por una espectacular escolta aérea de cazas F-15 saudíes.
La recepción incluyó una guardia de honor y una ceremonia en el pabellón real, un espacio reservado a las visitas más prestigiosas. Allí, bajo el retrato del rey Salmán bin Abdulaziz, tuvo lugar una bienvenida cuidadosamente orquestada. Una escena que remite a la visita de Trump en 2017, cuando también fue recibido con pompa y promesas de inversiones.
En esta ocasión, el presidente viaja acompañado de una delegación empresarial de alto perfil, encabezada por Elon Musk, CEO de Tesla y uno de sus asesores más cercanos. Lo acompañan también figuras clave del sector tecnológico y financiero como los directivos de IBM, BlackRock, Citigroup, Palantir y Qualcomm. La misión económica incluye la participación en el Foro de Inversión Arabia Saudí-EE UU, donde se espera que Trump presente una oferta de venta de armas superior a los 100.000 millones de dólares. Arabia Saudí ha sido el principal comprador individual de armamento estadounidense en los últimos cinco años.
Junto a Trump también han viajado el secretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional, Marco Rubio, y el secretario de Defensa, Pete Hegseth.
La agenda prevé una escala en Catar este miércoles y en Emiratos Árabes Unidos el jueves. Además, el mandatario ha dejado abierta la posibilidad de visitar Turquía ese mismo día, si se concreta una reunión entre los presidentes de Rusia y Ucrania.
La estrategia saudí de halagar a Trump mediante promesas económicas recuerda la desplegada durante su primer mandato. En 2017, el entonces recién llegado a la Casa Blanca rompió la tradición diplomática y eligió Arabia Saudí como primer destino oficial, atraído por el compromiso de Riad de invertir 350.000 millones de dólares, aunque la mayoría de esos fondos no se materializaron.
Fascinado por los fastos y símbolos de poder, Trump firmó entonces un acuerdo de venta de armas por 110.000 millones de dólares, aunque para finales de 2018 solo se habían concretado unos 14.500 millones. La cumbre de aquel año, que reunió a decenas de líderes árabes y musulmanes, concluyó sin resultados concretos. Según The Economist, la visita fue “más espectáculo que sustancia”.
Ese mismo riesgo planea sobre esta nueva gira. Varios analistas cuestionan la viabilidad de los 600.000 millones prometidos por Riad, especialmente en un contexto en que el precio del petróleo ronda los 60 dólares por barril. Esta caída responde, en parte, a la guerra arancelaria impulsada por EE UU, que también ha afectado a las economías del Golfo, vinculadas al dólar y expuestas a tensiones inflacionarias.
El viaje también se ve envuelto en sospechas de posibles conflictos de interés. El Fondo de Inversión Pública saudí invirtió 2.000 millones de dólares en la firma de inversión de Jared Kushner, yerno del presidente, poco después de que dejara su cargo oficial. La relación financiera entre Arabia Saudí y la Organización Trump ha seguido creciendo: la compañía desarrolla actualmente proyectos inmobiliarios de lujo en Yeda y Dubái. A fines de abril, Eric Trump firmó un acuerdo para levantar un hotel de 80 pisos en esta última ciudad.
Catar, por su parte, ha intentado ganar terreno ofreciendo un avión Boeing 747-8, valorado en 400 millones de dólares, como donación para que sea utilizado como Air Force One mientras se completan los nuevos aviones presidenciales. “Nos están haciendo un regalo”, comentó Trump al respecto. “Sería una tontería no aceptarlo”, concluyó.