Se apaga el Barrio Chino

Actualizado
  • 05/10/2008 02:00
Creado
  • 05/10/2008 02:00
PANAMÁ. Bajo una pomposa puerta oriental, entre calles descuidadas y echadas al abandono, se encuentra el popular Barrio Chino de Panamá...

PANAMÁ. Bajo una pomposa puerta oriental, entre calles descuidadas y echadas al abandono, se encuentra el popular Barrio Chino de Panamá, conformado por un conjunto de comercios decorados y atendidos en su mayoría por migrantes asiáticos que llegaron al país a comienzos del siglo XX en busca de mejores oportunidades y que de forma progresiva y organizada, echaron raíces entre la avenida B, la avenida Eloy Alfaro y la calle Carlos Mendoza.

Un sinfín de artículos y departamentos como barberías, lavanderías, restaurantes, perfumerías, inciensos, ollas, vajillas, teteras, hortalizas, entre otros, hacían de este lugar un sitio fijo a visitar por los turistas y personas del interior; sin embargo, al cruzar el “arco chino” sólo quedan los restos de lo que en años pasados fuera una exitosa y visitada comunidad comercial.

La ausencia de compradores en sus calles y de oriundos orientales, da la sensación del final de una buena época; esto unido a la falta de aseo y a la cantidad de locales clausurados, hacen de este barrio, un lugar intimidante y poco atractivo para todo extranjero y panameño que desconozca sus comienzos, pues parecen quedar pocos rastros de su vigorosidad y seguridad.

Como ejemplo de la pérdida de identidad e idoneidad del Barrio Chino, se puede notar la presencia de artesanos vendiendo accesorios folklóricos panameños como sombreros típicos, tembleques, polleras, etc. Igualmente en Salsipuedes, como también se le conoce, la incrementada población de comerciantes no asiáticos, están abriendo paso a un nuevo sector comercial que día a día se va alejando del concepto original del referido lugar. Rosa Wan, encargada de la Casa del Té, mencionó que durante los 15 años que lleva ejerciendo en el barrio, ha visto como en los últimos tiempos ha bajado la afluencia de turistas y paisanos y se han ido deteriorando las calles que día a día albergaban decenas de personas en busca de los mejores productos del país asiático; “creo que el principal problema radica en la falta de estacionamientos para los visitantes, así como en el descuido del lugar; necesitamos un espacio más amplio y renovado”. Igualmente opinó el gerente general de la Casa Juan Siu, uno de los almacenes con mayor tradición en la barriada y quien prefirió mantener el anonimato, que el casi inexistente espacio para los carros causa malestar en las personas por lo que prefieren acudir a otro lugar, situación que está asomando la posibilidad del final de este espacio tradicional para tal comunidad. Por su parte, los asiduos compradores del Barrio Chino, como Oswaldo Best, coincidieron con la imperante necesidad de renovar y darle mayor vistosidad al sector por el peso cultural que representa para la población migrante y para el país. A lo que Francisco Rodríguez agregó que de no llevarse a cabo el mantenimiento pertinente de la zona, la disminución de los visitantes cada vez será más notoria, afectando a los comerciantes que han dedicado sus vidas a este proyecto y que de forma lamentable por la falta de atención y cuidado observan cómo se les va de las manos lo que de forma inicial parecía perdurar a través de los tiempos.

NUEVO COMIENZO

No obstante, no todo ha terminado para esta comunidad, pues actualmente ha surgido un nuevo Barrio Chino ubicado en El Dorado, en Tumba Muerto, donde estos comerciantes se han ido apoderando de locales comerciales, creando lo que podría definirse como el nuevo barrio oriental.

Bien sea por aspectos de seguridad, aseo y ubicación, ya son docenas de tiendas que se han instalado en este sector, ofreciendo servicios como salones de belleza, restaurantes vegetarianos, zapaterías y artículos varios provenientes del continente asiático, todos coloridos y decorados con objetos tradicionales de China, así como con letreros escritos en el mismo lenguaje, dispuestos en las afueras de los establecimientos; muchos de los cuales son sucursales del original Barrio Chino, mientras que otros son nuevas generaciones que no vivieron sus buenos tiempos y apostaron por un nuevo concepto.

Tal es el caso de Sheli Cai, dueña de la lavandería Super Time, quien comentó que durante los 15 años que lleva ubicada en El Dorado, ha mantenido una clientela de oriundos de China y a su vez de Panamá; “no estoy en contra del Barrio Chino, pero al momento de comenzar mi negocio preferí irme a un lugar más cómodo y céntrico, donde mis clientes y yo nos sintiéramos a gusto de pagar por los servicios ofrecidos”. Asimismo, Enrique Ortega, comprador de la zona, recalcó lo incomparable en relación a aspectos de comodidad al cliente que ofrece el nuevo centro chino en comparación con el tradicional, pues “desde todo punto de vista, incluyendo espacio, limpieza y ubicación, es una versión mejorada de Salsipuedes”. Por esto y más, es indudable la fuerza que ha ido cobrando la colonia oriental en Panamá, que ocupa cerca del 7% de su población total y que en aspectos económicos y comerciales ha marcado pauta, mostrando sus capacidades de desarrollo. Sin embargo, al mismo tiempo es importante que tomen conciencia de lo sucedido en el Barrio Chino, para de esta forma, evitar el malgaste y descuido de su nuevo centro en El Dorado y convertirlo en un lugar donde turistas y nacionales se sientan seguros y cómodos, para que el intercambio cultural y comercial entre ambas razas continúe.

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