La espera previa al debate

Actualizado
  • 18/03/2009 01:00
Creado
  • 18/03/2009 01:00
PANAMÁ. “Ocho en punto llegué. ¿Soy la primera?” Balbina Herrera, candidata a Presidenta por el Partido Revolucionario Democrático es ...

PANAMÁ. “Ocho en punto llegué. ¿Soy la primera?” Balbina Herrera, candidata a Presidenta por el Partido Revolucionario Democrático es quien habla.

En la oficina del Director Ejecutivo de la Cámara de Comercio e Industrias de Panamá, espera sonriente la batalla que se viene, la que todos han estado esperando: El primer debate oficial entre ella y Ricardo Martinelli del partido Cambio Democrático, el otro candidato a la presidencia de la República en las elecciones del 3 de mayo.

La Chola está contenta y completamente vestida de blanco. Luce prístina, bien peinada y tiene las uñas recién pintadas. Los dedos los lleva en alto sobre el escritorio en el que está sentada.

-¿Está tranquila?- pregunto.

-Ya más de lo que me han dicho, no me pueden decir.. Cuando uno conoce el mecanismo, no te pueden poner nerviosa.

La TV a su lado izquierdo está sintonizada en TVN -una de las dos televisoras involucradas en el debate- y pasan vistas de la gente que afuera del recinto han estado alentando desde la tarde. Herrera mira atenta a sus muchachos PRD y se pone contenta.

-Ay.. -Suspira- Hoy empezamos la campaña. -Pausa- ¿Me pueden traer un poco de agua?

De pronto adopta un tono confidente y suelta:

-Dicen que le dieron las preguntas hace tres días y aún no se las aprende- y se queda con su amplia sonrisa esperando respuesta.

Los minutos pasan, la candidata se mantiene alegre. Juan Carlos Navarro, su vicepresidente PRD, aparece y la oficina se hace más estrecha. Ella se levanta del escritorio para darle el abrazo que se merece, pero comedido. Contiene la emotividad para no dañarse las uñas. De pie frente a su compañero de fórmula puedo verle los pies. Los tacones que lleva son beige, altos muy altos, afilados, tacones aguja.

-¿Me dan un segundo para ir al baño? Debo practicar- pide Balbina Herrera. La petición es rara pero la intención es clara.

Todos salen, yo sigo ahí. Ella me mira y dice cándida y muerta de risa “Oye, ¿tú qué haces aquí? Me tas anotando todo, ¿no?

8:10pm. Aparece Ricardo Martinelli, candidato presidencial de Cambio Democrático, y entra a la oficina en la que le ha tocado atravesar la espera. Un letrero indica que es el Salón de reuniones. Está a solo cuatro metros de la candidata que quiere vencerlo “de corazón”.

Lo primero que hace es preguntar: “¿Hay agua aquí?”. Nunca entra demasiado a la oficina, se mantiene cerca de la puerta. Está serio, con cara dura. Habla poco. Viste un traje oscuro, camisa blanca y una corbata verde CD. No lleva zapatillas.

La oficina se llena de copartidarios. Jimmy Papadimitri, su asesor de campañana, entra sonriente y con una gorra negra puesta que dice “Los locos somos más”. Al poco tiempo llega la madre del candidato Martinelli y se sienta al fondo del salón.

La TV de esta oficina transmite escenas de Medcom, ni el en canal que observan se ponen de acuerdo.

El candidato que se hace llamar “El loco” sigue de pie -clavado- junto a la puerta. Luce intranquilo. Sonríe de forma intermitente, a veces sí a veces no. El ritmo de afabilidad impostada lo imponen las fotografías que le toman.

Ahora a su lado posa Juan Carlos Varela, su vicepresidente arnulfista. Su corbata es verde igual que la de Martinelli. Más bien turqueza light. Evitó los colores de su partido.

-Dicen que Carlos Vives se puso la gorra de “Los locos somos más”- asegura Ricardo Martinelli, refiriéndose, no sé, a la presentación del cantante colombiano en Panama, el fin de semana pasado.

La sesión es brevísima. El propio candidato a presidente canta el fin y dice “Bueno, gracias”.

Salen todos y entra una bandeja con cinco vasos de agua. La lleva el mismo tipo que le llevó agua a la Chola, pero.. La de ella iba en una botella de plástico y acompañada de una copa vacía. Se sirvió ella misma.

Hasta el momento, tan solo en la sed concuerdan.

Martinelli sigue en la puerta. Me mira. “Bueno.. gracias”. Me echa y cierra la puerta.

8:47pm Balbina Herrera está lista. Sale de la oficina en la que estuvo esperando; con Juan Carlos Navarro en un brazo y una gran rosa en la otra mano. La flor la lleva en la mano izquierda, la del corazón. Así cruza el hall y entra al gran salón donde ocurrirá el debate.

Un minuto después aperece Ricardo Martinelli. Sale solo al encuentro con el destino. Sigue serio.. Y entra. Finalmente, ambos están cara a cara y listos a dar pelea.

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