Omar, antípoda de Noriega

Actualizado
  • 12/12/2009 01:00
Creado
  • 12/12/2009 01:00
Con Hugo Spadafora conversé por vez última en la prenavidad de 1980, en Coronado, en casa de Santiago Torrijos. Me buscó y me dijo al oí...

Con Hugo Spadafora conversé por vez última en la prenavidad de 1980, en Coronado, en casa de Santiago Torrijos. Me buscó y me dijo al oído, “no deben vernos mas, hablé con el general delante de un tio de Martincito y le conté de todo en relación de Noriega. Le expliqué que ese tipo, pegado al prestigio de Torrijos, está aprovechando los asuntos en Centroamérica para traficar con droga y armas. Por eso me largué del lado de Pastora, aunque no concuerdo hoy con los Sandinistas. El general no sabe lo que tiene al lado ”. Un par de días después le llevé a Omar en Farallón unos documentos, y le mencioné a Hugo y la conversación. Me reafirmó su veracidad: “mientras he estado negociando tratados, cubriendo reunión con líderes mundiales sobre la región, se me salieron los pollos del gallinero, entre ellos lo mas grave es lo de Noriega. Con la CIA aprendió a trabajar por plata solamente”.

Respiré y le dije: “¿Por qué no lo sacas?”. Se sacudió, me apuntó con ojos dilatados. “¿Te gusta ser Robespierre?, no sabes que lo guillotinaron sus compañeros… Roberto, no conoces las grandes ligas, los David que vencen a los Goliath son fábulas, hasta yo le tengo miedo a Noriega, pero es mejor cerca que lejos, no puedo decirte mas”. Solo pude en adelante especular sobre aquellas palabras. No poder alejarse le costó a Omar morir calcinado.

No pude tumbarlo desde adentro en septiembre de 1985, por lo de Hugo precisamente. Pero al rifármela aquél 7 de junio de 1987, sabía suficiente; denunciarlo era retar la muerte, guillotinas modernas.

Recordé las palabras de Omar, y sobre todo las del cura jesuita Bill Davis: “sepa que Noriega es solo un pequeño alfil, usted está metiéndose contra la Casa Blanca directamente”. Mis denuncias tenían que decir cualquier cosa, las que fueran, con tal de conseguir echarlo abajo. Con Omar estuve al lado de un estadista que abrazaron el Mariscal Tito, Fidel, Carter, Giscard D Estaing, Perón, Olof Palme. Felipe González, siendo Jefe de Gobierno, al ser reprendido en Panamá por ser un demócrata y tener intimidad con Torrijos, replicó: “Omar fue un dictador, confeso y converso, pero un fenómeno irrepetible en América Latina”.

A contrapelo, como segundo de Noriega, viví al lado de un íntimo de Pablo Escobar Gaviria. Eran las antípodas. Omar tuvo el mas apoteósico entierro, Noriega está muerto aunque respire.

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