Somoza rescató a sus verdugos

Actualizado
  • 07/04/2011 02:00
Creado
  • 07/04/2011 02:00
Para Torrijos la noticia de su destitución debió ser como una patada de caballo. Qué peor momento para recibir una novedad como esa, que...

Para Torrijos la noticia de su destitución debió ser como una patada de caballo. Qué peor momento para recibir una novedad como esa, que en el divertido y lúdico ambiente de una carrera de caballos en México.

Los informantes de Sanjur le confiaron que cuando a Omar Torrijos se le comunicó la mala nueva, se derrumbó. Llamó a los otros militares que lo acompañaban y también colapsaron. Apenas recuperados del aturdimiento, emergieron otras reacciones. Una de ellas, la de Demetrio Lakas, quien, envalentonado, los reunió a todos y les arengó que si él debía morir, lo haría en Panamá. Mientras vociferaba blandía un revólver e increpaba: ‘aunque sea con éste revólver.’ Los demás reaccionaron. Juntaron todo el dinero que llevaban consigo, y se encaminaron hacia un Aerotaxi del aeropuerto. Pronto se percataron de la insuficiencia de dinero para emprender el viaje. No obstante, lograron que el Embajador Alejandro Remón Cantera, hermano del ex-Presidente difunto, José Remón Cantera, acudiera en su auxilio. La Cónsul de Panamá, en ese lugar, expidió un cheque (que resultó sin fondos) para pagar al piloto que los llevaría de vuelta a casa.

El grupo prosiguió hacia San Salvador, donde hubo reciprocidad con Torrijos, luego éste ya los había favorecido antes: ‘El Salvador le pagaba a Omar Torrijos, el envío de armas para su guerra con Honduras, protegiéndolo en su territorio para que pudiera moverse’, asevera Sanjur. El agrega que desde ese país centroamericano ‘se estima que recibió ayuda de la agencia, por la influencia que ejerció el grupo Rockefeller en las esferas de Washington’. Ya para el 15 de Diciembre, pisaban suelo nicaragüense. Mientras permanecían en el Aeropuerto de las Mercedes de Managua, se reunieron con ‘una comisión que fue enviada por Anastasio ‘Tachito’ Somoza a encontrarse con Omar Torrijos y su grupo’. Esta es una afirmación novedosa por parte de un miembro de la Guardia Nacional. Se han suscitado enconados debates acerca de la participación o no de Somoza en el accidentado viaje de regreso a Panamá. La versión de Sanjur suma puntos a aquella que asegura tal participación, hasta entonces negada por la versión oficial. El autor del libro usa de estribo, para sustentar sus afirmaciones, una entrevista que concretó al Gral. César Napoleón Suazo Córdoba, ex-miembro de la Guardia Nacional de Nicaragua, y al Capitán G. Russell Evans en su libro: ‘The Panamá Canal Treaties Swindle - Consent for Disaster’. Sanjur cita: ‘Luego de la entrevista con el Jefe de Estado Mayor Aéreo de Nicaragua, Tachito Somoza puso a entera disposición de Torrijos y su comitiva, su avión privado, un bimotor Aerocomander identificado como ‘Alfa-Sierra-Delta’, que eran las iniciales correspondientes a Anastasio Somoza Debayle...’. Más adelante comenta que: ‘Anastasio Somoza iba a sentirse arrepentido de haber cumplido con las instrucciones de ayuda proporcionada al dictador de Panamá, quien le iba a pagar con la traición conspirando para su derrocamiento, conjuntamente con las guerrillas sandinistas y tal vez colaborar con su asesinato después de encontrarse en exilio en Paraguay’.

Mientras, en Panamá, la cosa no iba bien. En la evolución de los acontecimientos Sanjur vio la cara de la soledad. Notó que el miedo y los nervios crispados, llevaba a varios a asumir conductas de repliegue, unas disimuladas, otras no. Tiritaban más que un cervatillo asustado. Sanjur supo que ya la noche del 15 de Diciembre, muchos oficiales sabían del apoyo que Somoza dispensaba a Torrijos. Lo sabían, y, deliberadamente lo callaron: me ‘lo ocultaron’, recriminó. Fueron en vano sus intentos de convencerlos para que asumieran el ‘verdadero camino que debían tomar’, ¡tenían miedo! y sus pantalones ¡se llenaban ya de excremento!’, tronó. Una devastadora soledad se apoderó de Sanjur. Algunos soldados cambiaban de bando. Como último recurso, dice, mandó a llamar al mayor Rogelio Alba, ahora al mando de Panamá Viejo. Pero este también lo engaño haciendo ver que la situación era otra. Alba --reprocha Sanjur-- ‘también estaba muerto de miedo’ y no se atrevió a confiarle ‘la verdad’. Sumido en la tristeza y el dolor, Sanjur sufrió el más devastador de los abandonos: ‘¡Me di cuenta de que me habían dejado completamente sólo!’, concluyó.

Ya es historia conocida que un piloto, ‘Red’ Gray los trajo de regreso. El ‘dictador llegaba a Chiriquí en el ‘Alfa-Sierra-Delta’ que proporcionó Somoza, con la escolta de los aviones de combate de El Salvador’, añade. Los cuarteles cedieron ante las órdenes de Torrijos quien, con paso arrollador, se serpenteaba la Interamericana desde Chiriquí hasta la capital. Ya sintiéndose seguro, Torrijos llamó a Sanjur por teléfono y lo conminó a rendirse. Sanjur respondió que seguiría luchando pero en su fuero interno ignoraba con quien podía contar. Al escuchar esa respuesta Torrijos le espetó: ‘Traidor’; y se refirió a Panamá exclamando: ‘pobre país’. Ya casi viéndose perdido, como último recurso, Sanjur decidió hacerse cargo de Panamá Viejo para ir en apoyo del mayor Serafín Achurra, el único que respondió con lealtad. Pero éste también fue sojuzgado. Luego de haberlo reducido como prisionero, Noriega intentó asesinarlo con la famosa ‘ley de fuga’. Achurra le confió al autor del libro que Noriega buscó colocarse a sus espaldas, mientras el sonido de la funda de su pistola desabrochándose, delató sus intenciones. Poco era lo que quedaba por hacer. Pronto Sanjur comprendió que todo había terminado. Y así fue. Terminó arrestado: ‘Era mi turno de pagar en confinamiento solitario, mi sueño quimérico de libertad para el país y de devolver la Guardia Nacional a los cuarteles…’.

Mientras pensaba eso, escuchaba como, afuera del presidio, la multitud ovacionaba al dictador.

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