Madre y mellizos mueren a las puertas del hospital

Actualizado
  • 16/07/2012 02:00
Creado
  • 16/07/2012 02:00
HIGUERONAL.. La mañana del domingo 11 de diciembre de 2011, Gladis Muñoz, de 23 años, caminó una hora y media por un camino de tierra. L...

HIGUERONAL.. La mañana del domingo 11 de diciembre de 2011, Gladis Muñoz, de 23 años, caminó una hora y media por un camino de tierra. La acompañaba su suegra Leogivilda Rodríguez, que cargaba la ropa de dos bebés que esperaba Gladis. Con estos niños serían siete los hijos de esta mujer de Higueronal, en Penonomé.

Aquel día abordaron la ambulancia en el Centro de Salud de Toabré. El estado de la embarazada le preocupaba a Leovigilda. ‘Tenía las piernas hinchadas y dolor en el vientre. La noche anterior se desmayó y vomitó’.

Ella confiaba que sería hospitalizada tan pronto llegara al hospital, como ocurrió en los partos anteriores.

Ingresó a Urgencias del Hospital Aquilino Tejeira. A Gladis la atendió un médico general al que Leovigilda no le preguntó su nombre. La suegra quiso entrar para explicar el estado de salud de su nuera, pero no lo permitieron.

Después de un tiempo, a Leovigilda le entregaron un papel para que le hicieran un ultrasonido a Gladis. ‘Nos mandaron a esperar a una sala donde están los niños con mascarillas’.

‘Ellas están aquí’, recuerda Leovigilda que el médico general le dijo a alguien por teléfono. ‘Pienso que hablaba con la ginecóloga de turno, pero no estoy segura’.

‘No sentí ese interés por su caso, pese a que yo le veía que estaba pasando mal. Tenía esperanza que se compadecieran de ella, que sufría callada’, cuenta Leovigilda.

Así, la paciente fue enviada a su casa o a una residencia donde se quedan los que no tienen dónde pasar la noche. Pasaron la noche en casa de un familiar, en la barrida Villa Carola. ‘Vuelva cuando se presenten los dolores’, les dijeron.

UN EMBARAZO NORMAL

Durante los nueve meses Gladis no había presentado ninguna situación anómala con el embarazo y se controlaba en el puesto de salud, aseguran los vecinos de Higueronal.

‘Todo iba bien. Era un embarazo normal’, cuenta la vecina Nicolasa Navarro. ‘Sabíamos que ella salió a dar a luz en el hospital de Penonomé y días después nos llega esa noticia que se había muerto con sus mellizos adentro. Eso fue muy triste, porque no la atendieron como esperaba’, cuenta y llora Navarro en la puerta de su rancho de pencas.

‘NO AGUANTO MÁS’, LAS ÚLTIMAS PALABRAS

Los dos días que pasó Gladis en la casa de la parienta se alimentaba bien, tenía buen semblante, salvo que el vientre estaba muy abultado, relata la suegra.

El martes 13 a las seis de la tarde a Gladis le sobrevienen fuertes dolores, vómitos y tos.

‘Ya tengo el dolor y no aguanto’, le dijo a Leovigilda.

En la casa hubo desesperación. No había ambulancia ni taxis para trasladarla al hospital.

Un vecino le hizo la carrera hasta el Aquilino Tejeira.

Entrando al centro hospitalario, Leovigilda mira que Gladis se desmaya otra vez. El carro se estaciona en la parte de Urgencias. Los médicos y técnicos salen, toman el puso de la embarazada y dicen: ‘Es un caso perdido...’.

El conductor asegura que lo mandaron a depositar el cuerpo de la fallecida a la morgue.

‘Nunca vimos a la doctora especialista que debió atenderla puntualmente’, dice Leovigilda.

‘Me tocó vestir a los angelitos. Parecía que estuvieran vivos. Si tan solo hubieran salvado a esos niños, un varoncito y la niña, o a la madre siquiera, eso da lástima cuando uno se acuerda. Eso no se nos olvida nunca’, recuerda Adán Muñoz, el abuelo.

‘La situación es dura para los del campo, porque cuando vamos no nos atienden como es debido y pedimos a los gobiernos que pongan más atención a la gente’, lamenta Muñoz.

LAS INVESTIGACIONES

Las muertes de Gladis y sus hijos figuran entre los casos de ‘sufrimiento fetal de recién nacidos’ que investiga la Fiscalía de Coclé.

Por estos casos se investiga si la ginecóloga venezolana Olga Beatriz Fuentes Gil es competente.

El expediente incluye siete denuncias. Una de Marisín Jaramillo de Jaén por la muerte de su hija durante el parto y otra de un bebé que su madre asegura que Fuentes Gil le fracturó la clavícula y un codo mientras le prestaba atención en el mismo centro médico.

Fuentes Gil, de 44 años, es una de los 12 especialistas extranjeros contratados por el Ministerio de Salud (MINSA) por un periodo de 12 meses y que le han extendido el contrato por un año adicional.

Julio Osorio, presidente de la Comisión Médica Negociadora Nacional, aseguró que las asociaciones médicas (en este caso Ginecología) no validaron la idoneidad de la doctora investigada y que se incumplió con los requisitos para estas contrataciones.

SEPARACIÓN DEL CARGO

A la doctora Fuentes Gil, en una audiencia por estos casos celebrada en junio, se le separó del cargo por seis meses, se le impidió abandonar el país y ejercer práctica privada.

Mientras que los familiares de estas madres piden que les atiendan como ‘seres humanos’ y las fuentes judiciales adelantan que podrían surgir más casos similares, el Ministerio de Salud, en TVN, solo se ha limitado a decir que hay ‘otros casos de doctores panameños que no se han publicado en los medios de comunicación’.

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