Marcos Fenton

Actualizado
  • 09/01/2014 23:21
Creado
  • 09/01/2014 23:21
Yo estaba estudiando para ser piloto. Era costumbre que me reuniera con José Agustín Arango. Fue él quien, horas después, esa misma noc...

Yo estaba estudiando para ser piloto. Era costumbre que me reuniera con José Agustín Arango. Fue él quien, horas después, esa misma noche se ve tratando de saltar la alambrada con la bandera. Esa tarde, como hacíamos siempre, pasamos por la avenida Ancón, porque ahí vivía una tía de él y ellos vivían también por el área.

Revolucionarios, no héroes Arango era estudiante del Instituto Bolívar, pero nosotros éramos amigos de Thelma King, de Tito Arias y de Floyd y Federico Britton. Nosotros éramos izquierdistas e, inspirados en los sucesos del 19 mayo de 1958 y por la Revolución Cubana, participábamos de un grupo, formado por Pablo Palacios, que pretendía derrocar al gobierno. Sí, éramos idealistas.

Regresando al 9 de enero, estábamos, esa tarde, comiendo cuando escuchamos un bullicio y nos comentan que había sucedido un altercado en el Balboa High School, a donde unos estudiantes del Instituto Nacional se habían dirigido. La bandera no la rompieron los estudiantes, hago constar, sino un policía de un toletazo. Tras esto los estudiantes se retiraron.

En esos momentos supimos que los estudiantes del Instituto escogieron a 5 alumnos para izar la bandera y hacer cumplir el tratado Chiari-Kennedy. Ya había una bandera nacional en el triángulo Schiller, pero eso no era suficiente.

Nosotros no pensábamos ser héroes. Éramos revolucionarios y nos estábamos organizando para tratar de derrocar al gobierno.

El papel de los periodistas Nos encontramos con una serie de periodistas y fotógrafos que estaban en el lugar como “Fulele” Calvo, Sergio y Sebastián Quirós, entre otros. Ellos empezaron a anunciar que venía un comando. Periodistas como Martín Alberto Paz, Eduardo Lim Yueng, Leeroy Hubbard Joseph, empezaron a advertir que las balas que utilizaban los estadounidenses no eran “parra cazar patos”, eran armas de verdad. Radio Mía y RPC Televisión empezaron a criticar a los manifestantes, principalmente “Fat” Fernández.

Al ver toda la conmoción y escuchar eso, Ricardo Meléndez y Víctor Arana nos dividimos. Empezamos a tirarle piedras a los carros que tenían placa amarilla, luego los volteábamos y les prendíamos candela. Después empezamos a ver cómo sembrábamos banderas. En eso estábamos cuando un grupo enorme de la Universidad llegó. Ahí venía Víctor Ávila, Floyd y Joseph. Tratamos de pasar y poner banderas en la zona. Ahí fue cuando se nos ocurrió subir a una luminaria y usarla de asta para poner una bandera. ¡Cuántas cosas no se vieron el 9 de enero! A diferencia de los institutores, que obtuvieron un permiso para llegar al High School, nosotros no pudimos pasar. En esos momentos ya se habían sumado los estudiantes que entraban a clases luego de los institutores, los alumnos del Instituto Moderno, así como es alumnos del IN. Debido a que la lucha se estaba dando en la hoy avenida de Los Mártires, muchos de los que llegaron fueron ex aguiluchos y estudiantes de ese momento que vivían cerca de su colegio en el área de Santa Ana.

La noticia se había corrido, las emisoras estaban relatando lo que sucedía. Como no se podía entrar, apedrearon lo que había alrededor como la Panamerican, Branish, el Abrigo Rojo y otros. Algunas personas, como ocurriría en cualquier país del mundo, aprovecharon para saquear.

En busca de las armas Como teníamos un movimiento revolucionario, aquellos que teníamos armas las fuimos a buscar y, hay que admitirlo, en algún momento de un disparo tuvimos que matar. Sin embargo, ellos nunca admitirán que tuvieron bajas.

Ya en la noche, Arana coloca la bandera enfrente del Hotel Tivoli (ubicado donde hoy está el Instituto Smithsonian). Nos fuimos a la lavandería (donde hoy está la DIJ). Empezamos a disparar porque ahí estaban el resto de los zonians y de los policías con sus armas. Aprovechamos el muro que había en la parada del tren para cubrirnos, porque si levantábamos la cabeza nos mataban. Intentamos quemar la lavandería utilizando bombas molotov.

¡Hombre al agua! Ahí fue cuando ocurrió un incidente: Carlos Arosemena Burgos tomó la avioneta de su abuelo. Pero él no tenía experiencia y no se dio cuenta de que, al parecer, le faltaba gasolina. Despegó sin pedirle permiso a la torre de control y se dirigía hacia la lavandería para estrellarse; sin embargo, cayó en la Bahía de Panamá.

Borrar la historia Esa noche nació la foto que todos conocen. Sin embargo, por una actitud egoísta de la gente, se nos aplica lo que yo llamo la “operación tijera”. Esa foto sólo muestra a dos personas; sin embargo, la imagen captó a muchos más, yo salía en la foto, abajo a la derecha, y a través de procesos de revelado, se amplió la imagen y nos desaparecieron. Los que hicieron eso, recortar a quienes estábamos ahí, no son más que vándalos de la historia. En ese lugar había mucha gente, mujeres, niños, hombres, ancianos. No se sabe si eran de algún partido en específico o qué, pero definitivamente estaban ahí.

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