Los últimos días de una casa

Mientras todos celebraban los 50 años de la gesta de 1964, el pasado 9 de enero, equipos de demolición llegaron a la casa y comenzaron a tirarla.

Un día antes, Ricardo Martinelli había dicho que la propiedad, por motivos sanitarios, iba a desaparecer. A pesar de la advertencia del mandatario vía Twitter, nadie esperaba que se fuese a cumplir el mandato, y mucho menos de manera tan rápida.

Las imágenes de cómo poco a poco caía la histórica casa le dieron la vuelta al mundo. Medios de todas las latitudes hicieron eco del suceso, aun más que las propias conmemoraciones por el día de los mártires.

Las reacciones no se hicieron esperar. Una de las hijas de Felicidad y Manuel Antonio, Thays, también por la red social del pájaro azul, lamentó la decisión y anunció que se tomarían acciones legales. La opinión pública empezó a especular si la destrucción no era una medida para posteriormente favorecer al ex militar pagándole una indemnización.

Todo est o se sazonó con la desatinada confusión que surgió cuando el ministro de Economía y Finanzas, Frank De Lima, aseguró que ninguna orden de derrumbe se estaba llevando a cabo, contrario a lo que todo el mundo podía observar en televisión y redes sociales.

Mientras De Lima negaba lo que sucedía, el presidente, en otro tuit, declaró que el terreno sería utilizado para crear un parque temático en donde se le mostrara al mundo gran parte de los horrores que se cometieron durante la época de la dictadura militar.

Unos días después, cuando ya la noticia dejó de ser novedad, se informó que el hoy reo visitó el Hospital Santo Tomás. Las razones de tal visita no estaban claras; sin embargo, una de las herederas del ex general declararía que su padre terminó en el nosocomio porque el impacto de enterarse de la destrucción de su hogar lo afectó de gran manera.

Tan solo esta semana La Estrella, a través de la encuesta ‘Panamá Opina’, reveló que el 47% de los encuestados respaldan la maniobra gubernamental y la manera en que se llevó a cabo; mientras que el 43% la rechaza.