...Y a la fuerza se llamó el “Puente de las Américas”

Actualizado
  • 25/10/2015 03:01
Creado
  • 25/10/2015 03:01
En octubre de 1962, en momentos de gran tensión entre los gobiernos de Panamá y Estados Unidos, fue inaugurado el primer puente colgante del país

Ni los tonos grises que teñían el cielo de la ciudad ese día, ni el sofocante calor fueron suficientes para apartar a miles de panameños y zonians de la calle.

Desde muy temprano, en la mañana de aquel viernes 12 de octubre de 1962, entre el final de la Avenida de los Poetas y las cercanías de las riberas del canal, se fue congregando una multitud de curiosos que deseaban ser testigos de una singular ceremonia.

Algunos observaban por primera vez, y con la boca abierta, aquel impresionante puente colgante de acero de 5,425 pies de largo, que se elevaba imponente hasta 384 pies sobre el nivel del mar y del cual colgaban, a la par, las banderas panameña y estadounidense.

El programa de celebraciones con motivo de la inauguración, prometía ser apotesósico. La edición del día anterior de La Estrella de Panamá revelaba punto por punto los eventos del día: a las 9 de la mañana sonarían las bandas de la Policía de la Zona y de la Guardia Nacional. Inmediatamente después, los discursos y el corte de cinta. Finalmente, disparos de cañón, sobrevuelo de aviones y helicópteros y el saludo de las sirenas de las barcos que cruzaban el Canal.

Al concluir, los invitados especiales cruzarían por primera vez el puente. Alrededor de las 11 a.m. se abriría a todos los que quisieran acercarse, tocarlo y caminar por él. A las 3:00 p.m. empezaría la circulación de automóviles. Los actos serían transmitidos, simultáneamente, por los canales 8, de la Zona del Canal, y 2 y 4, de Panamá.

INVITADOS

Temprano en la mañana empezó el desfile de invitados, personalidades locales y extranjeras que tomaban su lugar en las sillas instaladas para la ocasión.

El primero en presentarse fue el presidente de la República, Nino Chiari, acompañado de sus dos vicepresidentes, ministros de Estado y magistrados de la Corte Suprema. Le siguió el gobernador de la Zona del Canal, Robert Fleming, del brazo de la primera dama, doña Cecilia Orillac de Chiari, y de un pequeño y encorbado nonagerio,  un excongresista estadounidense, que en 1956 había presentado la legislación que autorizaba el diseño y construcción del puente. Por sus méritos, celo y compromiso por el canal, los   norteamericanos habían decidido nombrar el puente con su nombre. Se llamaba Maurice Thatcher.

Detrás de Fleming y de Thatcher, seguían los expresidentes Enrique A. Jiménez, Arnulfo Arias, Ernesto de la Guardia, Ricardo Adolfo de la Guardia, Ricardo Arias Espinosa; así como el presidente de la Asamblea, Jorge Rubén Rosas, y otras figuras nacionales e internacionales estaban presentes.

Eran, en total, mil invitados especiales y funcionarios de Panamá, la Zona del Canal y el gobierno de Estados Unidos.

Mirándolo todo con especial interés desde su puesto privilegiado, el embajador de Estados Unidos en Panamá, Joseph Farland, mostraba inquietud. Como reveló posteriormente, en una entrevista publicada en la colección ‘Oral History' de la Biblioteca Presidencial John F. Kennedy, Farland temía que algún evento inesperado desluciera la ceremonia, preparada con meses de anticipación por un equipo conjunto panameño-estadounidense.

El embajador había instruido con sugerencias a los altos funcionarios que habían llegado de Washington para evitar herir las susceptibilidades locales, pero en realidad, el asunto del nombre del puente no estaba solucionado y podría desatar acciones inesperadas de los grupos nacionalistas más recalcitrantes.

ANTECEDENTES

El puente era un sueño de varias generaciones de panameños, separados desde el mismo comienzo de su historia por esa enorme zanja que era el Canal.

Ahora, por primera vez en 59 años, podrían transitar cómodamente desde la capital hacia el resto del país, sin tener que esperar a los viejos ferry boats que databan de 1931 y que requerían en promedio una hora para pasar de un lado al otro.

Otra alternativa era el tampoco cómodo puente de Miraflores, cuya altura era sobrepasada por los barcos que transitaban el canal y que, a medida que aumentaba el tráfico por la vía acuática, debía permanecer más tiempo inhabilitado.

LARGA ESPERA

Los panameños habían solicitado el puente al gobierno estadounidense desde 1925, pero siempre se les había dado largas.

No fue sino hasta el Tratado Remón-Eisenhower, en 1955, cuando finalmente el gobierno norteamericano se comprometió a construirlo.

El trabajo se inició en septiembre de 1959, durante la administración de Ernesto de la Guardia.

Durante esos tres años, panameños y zonians habían sido testigos de cómo poco a poco la compañía texana John F. Beasly & Company había ido levantando ese andamiaje de acero que adquiría la forma del hermoso y característico diseño arqueado de la firma Sverdrup Parcel y Asociados, de San Luis, Missouri.

El acero para su construcción fue traido de Alemania. La obra había costado $20 millones.

EL NOMBRE DEL PUENTE

Desde el mismo momento en que se inició la construcción, los panameños, de forma instintiva, lo llamaron ‘puente de las Américas', un nombre que parecía lógico, sobre todo en aquel momento en que tomaba auge la construcción de la carretera Panamericana y se hablaba de abrir el tapón de Darién .

Pero las autoridades de Washington, que pagaban el puente, habían decidido otra cosa.

Cuando todavía faltaban varios meses para su inauguración, el excéntrico congresista Daniel Flood, que parecía un personaje sacado de una serie de Batman, con sus excéntricos bigotes rizados, y sus posturas chauvinistas, anunció públicamente que el nuevo puente recibiría el nombre de ‘Thatcher Ferry Bridge'.

Era un tributo a Maurice Thatcher, cuyo nombre también llevaban los dos ferrys. Thatcher había laborado en la Zona del Canal desde los primeros años del siglo XX y era el único sobreviviente de la original "Comisión del Canal del Istmo". Durante sus años en Panamá había colaborado y tratado con figuras  legendarias como David. D. Gaillard, William C. Gorgas y George W. Goethals. Entre 1910 y 1913, había sido jefe de el Departamento de Administración civil, encargado de las relaciones con el gobierno de Panamá y había colaborado en multitud de obras a beneficio de los panameños. Se le decía de forma honorífica ‘el primer gobernador de la Zona del Canal'.

ENTRA FARLAND

‘Hagan algo. Paren a Flood. El puente debe llamarse Puente de las Américas. Eso es lo que quieren los panameños. Se va a formar un disturbio', escribió Farland al Departamento de Estado tan pronto escuchó la noticia.

Pero los funcionarios del Departamento de Estado no hicieron nada, reveló Farland en la mencionada entrevista del programa ‘Oral History'.

Preocupado, se puso en comunicación telefónica directa con el entonces presidente John F. Kennedy, familiarizado con la política de Panamá. Este le propuso a Farland que fuera a visitar a Thatcher para pedirle que declinara el honor de que el puente llevara su nombre.

Farland fue a verlo a su residencia en Washington. El nonagenario lo había recibido amablemente, pero a su petición había respondido: "Me gustaría favorecer la sugerencia del presidente, pero tengo amigos que no lo comprenderían. Les fallaría si los dejara quitar mi nombre', recordó posteriormente Farland.

DISGUSTO

Sin conocer los desvelos del embajador Farland, los panameños no se conformaban con no tener injerencia en la seleccion del nombre del puente.

El 2 de octubre de ese mismo año, 10 días antes de la inauguración, la rebelde y nacionalista diputada panameña Thelma King presentó un proyecto de ley urgente a la Asamblea de Panamá, por el cual se obligaba a los panameños a llamar ‘Puente de las Américas' a la nueva estructura colgante sobre el Canal. El proyecto exigía que todos los documentos legales del país debían nombrarlo de esta manera y que así se le hiciera saber a todas las asambleas legislativas de todas partes del mundo. El proyecto de ley fue aprobado inmediatamente.

Curioso notar que hasta el día 2 de octubre los diarios y medios noticiosos del país se referían al puente como Thatcher Ferry, pero a partir del 3 de octubre, lo llamaban "Puente de las Américas".

Mientras eso sucedía en Panamá, en la Zona del Canal se ponía en circulación una emisión de estampillas de 4 centavos conmemorativas a la apertura del ‘Thatcher Ferry Bridge, reportó La Estrella de Panamá . Los zonians y funcionarios del gobierno de Estados Unidos, lo continuaban llamando por el nombre elegido por el congresista Flood.

DE VUELTA A LA CEREMONIA

Con tensión y expectativa, se dio inicio a la ceremonia de inauguración. El ministro de Obras Públicas de Panamá, Max Delvalle, saludó a los presentes y dio el discurso inicial, explicando la historia del puente y llamándolo en todo momento, como lo exigía la ley panameña, ‘Puente de las Américas'.

Después le correspondió hablar a George W. Ball, subsecretario de Estado de Estados Unidos, y miembro de la junta directiva del Canal, quien dio un discurso político característico de la guerra fría, alabando a los que construían puentes (como USA) y no murallas (como los rusos en Berlín). En todo momento Ball se mostró cuidadoso de no dar un nombre al puente y en un juego hábil de palabras durante todo el discurso se refirió al mismo diciendo: ‘el puente que inauguramos hoy, un verdadero puente de las Américas...'.

Ball no terminaba su discurso, cuando un estruendo se escuchó en la zona de ‘vips'.

Un grupo de estudiantes panameños que venían en ruidosa marcha desde El Chorrillo irrumpió en la ceremonia, portando un letrero que decía ‘Puente de las Américas Sí. Thatcher Ferry Bridge No'.

Los estudiantes avanzaron, y, lanzando polvo y piedras, lograron cruzar uno de los cordones policiales hasta llegar a 20 pies de los invitados.

Apresuradamente, el gobernador Fleming tomó al nonagenario Thatcher del brazo y lo llevó a cortar la cinta.

Inmediatamente, los invitados fueron desalojados por la policía.

La ceremonia había terminado.

Esa misma tarde, se vandalizaron las placas conmemorativas colocadas a la entrada de ambos lados del puente. Estas decían ‘Puente Thatcher Ferry, uniendo a las Américas'. Más de 30 mil carros cruzaron el puente ese fin de semana. Del nombre del puente, no se habló más.

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‘... El puente que inauguramos hoy, verdaderamente un puente de las Américas, es el último paso de la carretera desde Estados Unidos a Panamá',

GEORGE W. BALL, SUBSECRETARIO DE ESTADO DE EEUU

DISCURSO DE INAUGURACIÓN DEL PUENTE EN 1962

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