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- 28/11/2015 18:43
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El mes de noviembre, mes de la patria, época del año en que una nación celebra el orgullo de ser panameño. Estudiantes de todos los colegios y bandas independientes al nivel nacional se preparan durante todo el año para rendir honor a la patria.
Dianas, actos protocolares, desfiles cívicos y de antorchas son las actividades desarrolladas, pero alguien se pregunta ¿cómo celebran los pueblos más apartados estas fechas?.
En muchas regiones rurales de nuestro país, la conmemoración de las fiestas patrias tienen un toque diferente. Esta es una de esas ocasiones especiales que tiene la facultad de reunir a todos los miembros de la comunidad.
La preparación
En la escuela Aquilino Domínguez Barrios, ubicada en la comunidad de Buenos Aires, distrito de Tonosí, los preparativos inician con anticipación.
La maestra Midalella González, asigna a su grupo multigrado (solo son ocho estudiantes) las poesías y los cantos folclóricos con un mes de anticipación. Se practica todos los días en el aula de clases al igual que los toques de la banda, “todos se las aprenden y como son pocos, se reparten dos poesías para cada uno” comenta la docente.
Las madres de familia
En las escuelas de comunidades apartadas, en especial los multigrados, no hay trabajadoras manuales. Las madres de familia son las encargadas de la limpieza del centro educativo.
De igual forma se ocupan de organizar junto a la maestra cualquier actividad que se desarrolle para los niños. Es característico de estos pueblos ofrecer gran variedad de comidas en la celebración de alguna fecha en especial.
Para las fiestas patrias no puede faltar. Las madres de familia asisten un día antes para organizar la escuela y comenzar a preparar el brindis y las bolsitas con golosinas que se repartirán a los estudiantes y personas que asistan al acto.
El gran día
El 3 de noviembre, los estudiantes llegan temprano a una cita que esperan con emoción durante todo el año. Los moradores del lugar se acercan al punto de encuentro poco a poco y el ambiente se torna en alegría y risas.
Las calles no están abarrotadas de personas como solemos ver en la ciudad capital, pero sus residentes con orgullo celebran a la patria.
El sol refleja su poder luego de varios días de lluvia, factores que no impiden que se desarrolle el pequeño desfile. Los cinco estudiantes varones de la escuela con sombreros a “la pedra” tocan los tambores mientras que las 3 niñas son las batuteras que desfilan al ritmo de las tonadas.
El recorrido es corto, pero muy bien organizado. Luego realizan el acto donde la maestra guía a sus estudiantes para que reciten las poesías y cantos ya practicados.
La maestra Midalella comenta que, “para este año incluí la modalidad de ponerles un padrino a cada niño y les gustó mucho, el representante del corregimiento El Bebedero también me colaboró con lo que se necesitaba para el brindis y los regalos para los estudiantes”.
El pasado
No obstante muchas tradiciones se han perdido en estas fiestas. Años atrás eran popular los juegos después del acto.
El tradicional palo encebao, las carreras en saco, carreras con limones en la cuchara y muchas otras actividades. Sin embargo, el hecho de que muchas cosas se han perdido con el pasar de los años, las fiestas patrias en el interior no dejan de tener ese toque particular de unión y familiaridad.