La patria que se construye a través del cine de barrio

Actualizado
  • 04/11/2017 01:01
Creado
  • 04/11/2017 01:01
Los moradores de Santa Ana y Panamá Viejo, dos sitios de gran importancia para la historia de la capital, utilizan el séptimo arte como un vehículo para retratar su realidad

Cuando sonaba el timbre de la escuela Juan B. Sosa, en Panamá Viejo, unos compañeros de salón de César Villanueva lo invitaban a matar el tiempo en las calles del barrio, pero él se negaba. El joven, que hoy tiene 24 años y recuerda la escena con claridad, cuenta que sabía que los muchachos, uniformados, se perdían a media tarde para consumir drogas, y él prefería el fútbol.

Villanueva jugaba campeonatos locales junto a sus familiares y vecinos sobre canchas de césped inmensas al lado del sitio arqueológico de Panamá Viejo. Pero esta costumbre se transformaría con la renovación del área, un plan de reordenamiento vial que ejecutara la cuestionada constructora brasileña Odebrecht: los campos fueron reducidos a pequeñas losas de cemento para jugar un ligero fútbol sala.

‘El progreso no está mal, pero sí recuerdo que mucha gente iba a la cancha de fútbol grande a jugar y después de los partidos se quedaba paseando en las ruinas', dice el joven , quien se ha unido a sus vecinos para plasmar en dos documentales la transformación de su barrio, gracias al proyecto ‘500 años después: Cine al aire libre'.

LA OTRA CARA DE PANAMÁ VIEJO

Villanueva cursa el último año de mercadeo en la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP). En su tiempo libre toma fotografías y graba videos, y un día se enteró, a través de redes sociales, que la organización Mente Pública iba a impartir un taller de cine en su barrio.

‘Me llamó mucho la atención, primero, que nos impartieran clases de forma gratuita profesores con experiencia en cine. Y también lo vi como una oportunidad para hablar mediante video sobre los problemas del barrio donde crecí', explica en una entrevista con La Estrella de Panamá .

El proyecto ‘500 años después: Cine al aire libre', que producirá en Panamá Viejo y en Santa Ana cuatro documentales, es uno de los ganadores del Fondo Panamá 500, que ‘busca apoyar proyectos que puedan contribuir a la conmemoración y valorización de los 500 años de la fundación de la Ciudad de Panamá, desde una perspectiva ciudadana'.

Nyra Soberón, una de las maestras del taller, describe que la primera regla es hacerle ver a los moradores su propio potencial y que tomen consciencia del entorno que los rodea.

‘Primero hay una discusión amplia sobre quién soy, qué quiero decir, qué me pasa, esto lo quiero decir porque nadie lo ha dicho. Cuando llegamos a ese consenso de lo que quiero decir como habitante y que eso me fortalece a mí como individuo, se empieza a construir el argumento y se trabaja el guión', detalla Soberón.

Cuando prendes la televisión y te dicen que tu barrio es una porquería, continúa la actriz y profesora de actuación, te comienzas a creer esa realidad. Pero cuando tienes una experiencia distinta, te dices a ti mismo: ‘mi barrio no es eso'.

En el caso de Panamá Viejo, los residentes que participaron en el taller describieron con añoranza aquellos días familiares en los que la comunidad disfrutaba de las ruinas, donde hacían desde actividades deportivas, como las que recuerda Villanueva, hasta artísticas. El sitio arqueológico era ‘su parque ecológico', al cual ya no tienen acceso y ahora ‘es frío y distante', separado por una nueva carretera.

‘Cuando íbamos a hacer el documental, le pedimos apoyo al Patronato de Panamá para grabar el sitio histórico, y nos dio permiso pero igual teníamos que pagar una entrada de cinco dólares cada uno. Les comenté que no me parecía que nos cobraran a la gente de Panamá Viejo. Ese era antes el patio de la casa, ahora tienen cercas que no dejan ver para allá, un sitio tan bonito. Prácticamente lo han privatizado, es como si hubiera dos Panamá Viejo: el del pueblo y el de los turistas', dice el joven estudiante de la UTP.

Mientras que, sobre la inseguridad del barrio, relata que ha visto a compañeros, como los que tuvo en la escuela, que han logrado superarse y salir adelante con la música el baile y el deporte.

‘Como en cualquier barrio hay cosas malas, pero son más las cosas buenas. Panamá Viejo es un barrio que incluso en su mejor momento fue campeón de la primera división de fútbol (2001)', añade Villanueva, refiriéndose al club popularmente conocido como ‘Los Cangrejeros'.

Actualmente, los dos documentales, que retratan el talento del barrio y la relación entre los vecinos y el sitio arqueológico, se encuentran en postproducción y tendrán una proyección comunitaria el 1 de diciembre.

‘Cada barrio tiene su cultura, su idiosincrasia y es bueno rescatar las cosas positivas, transmitirlas en el cine, eso inspira a hacer las cosas bien porque luchas por tu barrio. Y si tienes un barrio bueno tienes una patria mejor', advierte Villanueva.

SANTA ANA MIRA HACIA ADENTRO

En el barrio de Santa Ana, el diálogo con la comunidad empezó en un salón de la sede del Movimiento Nueva Generación. Allí, sentada en medio de los moradores estaba Georgina Tovar, una joven estudiante para quien el taller significó un cambio en su manera de pensar.

‘Siento que antes de este taller yo viví ajena a las cosas que pasaban en Santa Ana, Solamente me dedicaba a mis cosas: ir a la universidad y hacer mi vida social fuera del barrio. El concepto de ‘gentrificación' era algo que desconocía', dice la joven estudiante de mercadeo en la Universidad de Panamá.

Ella y sus vecinos empezaron a analizar la transformación de un barrio que queda muy cerca de donde viven: San Felipe (Casco Antiguo), donde se han llevado a cabo desalojos con el objetivo de ‘renovar' el sitio.

‘Nosotros pensamos que esa nueva ola viene hacia Santa Ana. Si no es por el convivio y la discusión, no me hubiese empapado de estos temas. Después del taller salí con una visión más amplia de lo que significa vivir aquí. Nunca había tenido ese sentido de pertenencia, y es inquietante', describe Tovar, quien operó la cámara durante el rodaje de un documental.

El tema de la transformación urbana caló en muchos vecinos del área y llevó a cuestionar si en algún momento podrían ser desalojados de donde viven.

Tras el debate, al igual que en Panamá Viejo, los instructores dictaron talleres de dirección, producción, sonido y técnicas de filmación que fortalecieron las ideas trabajadas en clase.

El otro documental que se rodó en el barrio de Santa Ana tiene que ver con los antiguos cines que operaban en el lugar, hoy convertidos en negocios comerciales o recintos abandonados.

‘Aquí en Santa Ana hubo alrededor de diez salas de cine. Yo he vivido acá toda mi vida y no sabía eso. Es interesante porque muchos jóvenes tampoco lo saben. Y el hecho de que estén cerrados es preocupante porque se le ha quitado una parte cultural y de entretenimiento al barrio', comenta la joven universitaria.

La proyección comunitaria de ambos documentales está programada para el 24 de noviembre. Estas dos producciones, junto con las que se realizaron en Panamá Viejo, concursarán en el Festival Panalandia, una plataforma nacional que le brinda difusión al cine de bajo presupuesto.

‘Pienso que es bastante bueno, tanto para las personas que viven en el barrio como para las que viven afuera, que los jóvenes proyectemos estos temas porque no se tocan en el día a día ni en la televisión', concluye Tovar.

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Celebrar los 500 años de la ciudad, en pantalla gigante
‘500 años después: Cine al aire', de Fundación Mente Pública, es uno de los diez proyectos que ganaron la primera convocatoria del Fondo Panamá 500, que coordina la Comisión del V Centenario de fundación de la ciudad de Panamá, la Alcaldía de Panamá y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Esta iniciativa ofrece un mecanismo de financiamiento con el fin de ‘promover la ejecución de iniciativas que contribuyan a conmemorar desde ya esta importante fecha que se celebrará en agosto de 2019'.

De acuerdo con Said Isaac, representante de la Fundación Mente Pública, el proyecto ‘Cine al Aire Libre' es una actividad que desarrolla la organización desde el 2011.

Para la convocatoria de Panamá 500, se enfocaron en trabajar en los barrios de Santa Ana y Panamá Viejo. El primero, uno de los más antiguos de la ciudad, y el segundo, para analizar lo que ha pasado en un asentamiento que inició hace cinco siglos.

‘El cine es una herramienta que consumismo en distintas plataformas y a toda hora, y cuando las personas reciben la oportunidad de trabajar con esta, sus ideas fluyen y se expresan con libertad, algo que muchas veces no existe en las comunidades', dice Said.

Entre otros proyectos relacionados al cine que han ganado el Fondo Panamá 500 está ‘¿Dónde está la estatua de Panquiaco?', de Ana Tejera, que propone talleres de arte participativo para la creación de historias con grupos indígenas del área del río Chucunaque, sobre la figura de Panquiaco y otros que acompañaron a Vasco Núñez de Balboa al Mar del Sur en 1513; y ‘ConSecuencias 500 años', de Alejandro Carlos y Cadavid Lombana, un taller de producción de video participativo, entre jóvenes y abuelos, para generar un proceso de recuperación de la memoria viva del Casco Antiguo.

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