Igualdad: prohibido rendirse

En la lucha de las mujeres por alcanzar un trato igualitario con el hombre hay victorias y derrotas -como todo en la vida-, pero lo que no cambiará será su perseverancia, espíritu de superación y búsqueda de nuevas opciones para lograr sus objetivos.

Así quedó demostrado el pasado miércoles 7 de marzo, en la víspera del Día Internacional de la Mujer, en el foro ‘Mujeres de la ciudad y del campo, su empoderamiento social al amparo del derecho local e internacional', promovido por la Oficina de Igualdad de Género del Tribunal Electoral (TE), que dirige Diana Aponte.

El evento abrió con el dramático poema ‘A la mujer a medias que fui ayer', recitado por Belsi Castillo, subjefa de Capacitación del Centro de Estudios Democráticos del TE. Los cortantes versos cautivaron al auditorio de hombres y mujeres.

DEL DICHO AL HECHO

El primer turno fue para la dirigente indígena Toribia Venado, abogada y exviceministra de Asuntos Indígenas del Ministerio de Gobierno. Dijo que si las mujeres de su pueblo no saben leer ni escribir, mucho menos conocen sus derechos. Reconoció que hay avances en normativas y eventos sobre igualdad de género, pero ‘del dicho al hecho hay mucho trecho'. En realidad, no existe un puente que las vincule a estas ventajas sociales.

A pesar de constituir el 43% de la fuerza laboral agrícola, no son propietarias de sus tierras. Sufren acoso y agresión de los terratenientes varones. Venado fue testigo de alguna de estas situaciones y le tocó ver ropa ensangrentada de los opositores al caciquismo. ‘No tienen derecho a la vida, a la educación, a un empleo, cero prestaciones sociales. Las autoridades tradicionales impiden su participación en política', apunta.

Venado no se anda con rodeos. Allá, en la comarca, no hay oportunidades. La mujer indígena, tan discriminada como las afrodescendientes, tiene que autoevaluarse para determinar cómo andan sus derechos. Hay que abrir procesos de sensibilización, trazar estrategias viables y comprender que solo se puede salir adelante con educación. Hay mucho por hacer para sacar a las mujeres indígenas adelante.

AL RUEDO POLÍTICO

Jackeline Hurtado Payne, abogada, catedrática de la Universidad de Panamá y presidenta del Foro de Mujeres Políticas, es partidaria de promover la participación política de la mujer. ‘Si no nos atrevemos, nunca vamos a llegar'.

EN EL JUEGO DE LA POLÍTICA

Las mujeres han conquistado más espacios entre el electorado

de los votantes son mujeres. Es por eso que en las elecciones las mujeres votan más que los hombres.

18.3%

de los miembros que conforman la Asamblea Nacional de Diputados son mujeres. El 16% de los municipios a lo largo y ancho de la geografía istmeña están regentados por alcaldesas.

Planteó tres desafíos: realizar un balance entre la vida profesional y familiar de la mujer, a fin de que se supere y no envejezca en medio de la rutina doméstica; combatir la brecha salarial que pone siempre a la mujer en desventaja frente a los hombres, y pelear contra el acoso laboral. Muchas mujeres, víctimas de abusos sexuales, optan por callar temiendo una represalia por parte de su jefe. Agobiadas por los compromisos familiares, prefieren guardar silencio.

También propone esforzarse por lograr oportunidades profesionales. Hizo un llamado a aprovechar todos los espacios y tribunas para luchar por la causa. Insistió en que nunca se debe perder la autoestima ni la dignidad, y aconseja saber manejar el impacto de la maternidad en la carrera profesional.

Recomienda un cambio de mentalidad en el manejo de los embarazos adolescentes. Criticó que antes las alumnas que salían embarazadas terminaban su bachillerato de noche, pero ahora estudian de día y celebran concurridos y festivos baby showers , lo que manda un mensaje equivocado al estudiantado sobre lo que debe ser la maternidad.

Hurtado Payne aboga por una mayor solidaridad entre las mujeres. ‘Hay muchas peleas entre nosotras mismas', afirmó.

ESTRATEGIAS

Lourdes Maritza Pérez, administradora de negocios, catedrática de la Universidad de Panamá y secretaria general de la Autoridad de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Ampyme), reveló que Panamá tiene una brecha de género elevada en materia económica y política.

Indicó que actualmente se mantiene una política de Estado en lo referente a igualdad de género. ‘Sabemos dónde impactamos de manera directa; además hay que trabajar en conjunto, en forma interinstitucional'.

Falta ampliar la cobertura de emprendimiento. La mayoría de los negocios de las mujeres son de cobertura social, como guarderías, escuelas, asistencia educativa, asesorías. Mientras que los hombres manejan lo referente a la tecnología. A pesar de que las mujeres estudian más que los hombres, tienen menos oportunidades a la hora de buscar empleo y ganar un sueldo acorde con su capacidad profesional.

Agregó que si las mujeres quieren eliminar la violación de sus derechos, ‘se tienen que empoderar'. La falta de independencia económica las hace vulnerables. ‘Hay que hacer alianzas estratégicas con instituciones públicas y privadas (alcaldías, institutos de capacitación técnica, centros de desarrollo social). ‘Tenemos que otorgar financiamiento a las mujeres que no tienen garantías ni propiedades', anotó la secretaria general de la Ampyme.

El Gobierno realiza programas de emprendimiento para las mujeres de las comarcas indígenas y de la provincia de Colón. ‘Se trabaja en el empoderamiento económico y en la transferencia de servicios', concluyó.

POLIFACÉTICAS

En tanto, Romina Robles Pardo, administradora de empresas, directora de Desarrollo Humano y Económico del Instituto Nacional de la Mujer (Inamu), defiende la ocupación de las mujeres en trabajos no tradicionales. ‘No solo somos madres, también somos empleadas, enfermeras, psicólogas'.

Para ellas es muy importantes conocer las funciones del Inamu, una institución con 14 centros distribuidos en todo el país. ‘Es importante que las mujeres sepan que pueden tener acompañamiento en los programas de emprendimiento'.

Dijo que la crianza de antes limitaba el desarrollo profesional. ‘No es fácil romper estos esquemas porque hay mujeres que no se atreven a estar en la palestra pública', expresó. ‘Las mujeres estudian más y ganan menos. Son brechas que debemos salvar. Las mujeres deben apoyarse más; algunas se meten zancadillas unas a otras', señaló.

DESARROLLO LIMITADO

Por su parte, María Fernández Trueba, socióloga, especialista en género del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Panamá, mostró estadísticas sobre los índices de discriminación de la mujer en diversos campos, como la economía, la política y lo social. A su juicio, muchas estadísticas ocultan otras realidades delicadas, como un marcado descenso en el desarrollo de la mujer en Panamá. ‘La desigualdad humana afecta el desarrollo del país. Panamá está perdiendo potencial de desarrollo. La mujer no tiene derechos propios, como educarse y recibir servicios de salud', subrayó.

Según Fernández Trueba, las mujeres panameñas trabajan nueve horas más semanales que los hombres. Reiteró que se necesita un cambio de mentalidad de hombres que sean diferentes, dispuestos a llevar relaciones armónicas con la mujer. Hay logros en el campo de la educación y la pobreza, pero en igualdad de género los números son desalentadores. ‘Los índices señalan que se tardaría 200 años para lograr la igualdad entre hombres y mujeres', destacó.

Al final del foro, Alfredo Juncá, magistrado del Tribunal Electoral, hizo un llamado a las mujeres a que tengan una mayor participación en política mediante la postulación a cargos de elección popular.

Todas las participantes hablaron alto y claro sobre la desigualdad existente. También coinciden en la importancia de hacer propuestas, estimular la solidaridad y mantener un seguimiento permanente de los logros y tareas pendientes. Es un maratón con la mirada al frente.